El sector inmobiliario ha sido uno de las bazas económicas tradicionales de China. No obstante, es igualmente uno de los principales emisores de gases invernadero a la atmósfera. Si a este aspecto se une la preocupante situación financiera del país asiático con la paradigmática caída del gigante imobilario Evergrande a causa de la acuciante deuda, el resultado es una creciente presión política sobre la industria inmobiliaria china que impide un avance en la agenda contra el cambio climático definido por el Acuerdo de París.

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