¿PUEDEN LAS DOS COREAS ASPIRAR A UNA REUNIFICACIÓN?

por | May 19, 2022

  Corea, península de Asia Oriental ubicada entre el mar Amarillo y el mar de Japón cuya cultura emergió a caballo entre China y el país Nipón. “Terminada” la Guerra de Corea en 1953, la península queda oficialmente dividida en dos estados, que van a estar enfrentados hasta bien entrado el siglo XXI y que […]

 

Corea, península de Asia Oriental ubicada entre el mar Amarillo y el mar de Japón cuya cultura emergió a caballo entre China y el país Nipón. “Terminada” la Guerra de Corea en 1953, la península queda oficialmente dividida en dos estados, que van a estar enfrentados hasta bien entrado el siglo XXI y que marcarán el orden geopolítico de Asia, así como el movimiento de fichas de las grandes potencias. 

¿Unificación coreana?; Posibles escenarios para dos naciones hermanas

 

Tras la primera acción bélica en el contexto de la Guerra Fría, que enfrentó a las Coreas, el conflicto llegó a su fin en 1953, dejando el panorama político tal y como lo conocemos hoy en día. El paralelo 38 marcó artificialmente la frontera entre países hermanos, y desde entonces, el asunto de la unificación siempre ha estado en primera línea de discusión. La cuestión de la unificación es un tema muy invariable, y si se produjera, a menudo se discuten los dilemas a los que se enfrentarían ambas naciones, incluidos los aspectos negativos a los que se enfrentaría el sur en cuanto a la deuda pública que tiene el norte, y las dificultades migratorias.

Teniendo en cuenta nuestro trabajo, lo que hemos aportado, y habiendo analizado y estudiado la situación coreana, procederemos a dibujar algunos escenarios en el contexto de una posible reunificación dentro de 10 años, y analizaremos los efectos que dicha unión tendría a nivel interno (migraciones, políticas internas, repercusiones económicas) y a nivel externo, viendo la relación con los países de la región y las grandes potencias. 

Tabla

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Tabla representativa con unos posibles escenarios (azul) y la prospección de acciones (naranja) que variarían en función del escenario. El impacto que tendría cada motor de cambio alteraría desde un alto impacto (++) pasando por un impacto notable (+), impacto medio (+/-) e impacto bajo ( – ), muy bajo (- -) e impacto nulo (0) (elaboración propia)

 

En el primer escenario presentamos una opción muy posible, en la que el régimen norcoreano implementaría el modelo chino de leyes de libre mercado, con el objetivo de cambiar hacia una economía fiscal contractiva. Esta implementación mantendría las políticas del régimen norcoreano en línea con sus principios, aunque algo más «abiertas» según el modelo chino, y al mismo tiempo el aumento gradual de la economía norcoreana en el país sería un paso en la dirección hacia una economía «contractiva», con una mayor cooperación económica entre las dos Coreas y una disminución de los poderes militares y las tensiones para fomentar dicha cooperación. El problema de este escenario es principalmente el complicado cambio que tendría que hacer el régimen de Kim Jong Un hacia una desmilitarización progresiva de un régimen totalmente militarizado, pero, por otro lado, la opción aquí explicada sería probablemente la más favorable y realista. Este escenario conduciría más a una relación cordial y una diplomacia sana entre las dos Coreas que a la unificación, lo que facilitaría enormemente el orden mundial y evitaría una posible crisis mayor entre China y Estados Unidos.

En segundo lugar, presentamos una situación de status quo, que se refiere a un conjunto de condiciones que prevalecen en un momento histórico determinado. Corea del Norte realizaría cambios mínimos en sus estructuras y, aunque mantendría su desarrollo nuclear, optaría por un aumento de las relaciones diplomáticas con Corea del Sur y otros países de la región. A nivel interno, el país autoritario se encontraría en una situación económica similar a la actual, con una deuda pública considerable y la posibilidad de no pagar las sanciones que se le han impuesto, pero a nivel externo, como se ha mencionado anteriormente, Corea del Sur se vería favorecida por la apertura del régimen norcoreano, ya que la autodenominada «Moonshine Policy» del anterior presidente surcoreano podría conseguir sus objetivos, y así reforzar su presidencia para ser reelegido en las próximas elecciones de 2025.

El colapso del régimen autoritario y de la dinastía Kim es otro de los escenarios que hemos estudiado que podría darse en la próxima década. El fracaso de la reforma monetaria de Corea del Norte en 2009 y la consiguiente recesión, tras un crecimiento del 3,7% hasta 2008, son factores que alteraron el supuesto «orden» interno del país. La medida golpeó duramente a las clases medias que habían surgido gracias al incipiente comercio privado que se había tolerado desde 2002. El régimen limitó la cantidad de antiguos won que podían cambiarse por nuevos wons. La medida provocó primero el pánico, luego la confusión y finalmente el empobrecimiento de aquellos norcoreanos que no podían convertir el won guardado y no depositado en los bancos estatales. El descontento social, y el de los dirigentes, ya reformados en 2010 de forma extraordinaria, llevaría a un colapso del régimen, y a la consiguiente absorción del territorio norcoreano por parte de Corea del Sur. Esta absorción sería la consecuencia de una enorme crisis interna, derivada de las directivas del país y de un ejército separado en dos facciones, que haría imposible la ley y el orden, lo que llevaría a un conflicto interno en forma de guerra civil, que en este escenario se evitaría con la intervención de Corea del Sur en respuesta a la crisis humanitaria, y absorbiendo el Norte bajo su esfera democrática.

Imagen que contiene edificio, exterior, hombre, parado

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El expresidente de Corea del Sur, Moon Jae-In y el líder norcoreano Kim Jong-un se saludan en la Zona Desmilitarizada. Se aprecia en el terreno, la separación entre ambos países. (Infobae)

En cuarto lugar, presentamos un escenario que ha sido propuesto por Corea del Norte desde hace varias décadas. Este escenario filaldefiano se vio como una posibilidad real bajo el mandato de Kim Jong Il, cuando quiso orientar su país hacia las políticas económicas chinas, y el posterior intento de acercamiento a Corea del Sur a través de la fábrica Hyundai, la construcción de ferrocarriles entre las dos Coreas o la unión de Pusan y París a través de los oleoductos transiberianos. Dentro de este espectro, lo que dificultaría internamente sería la complicada paz democrática que se vería en la nueva Corea, ya que la confederación del norte seguiría bajo un régimen y sistema comunista. Sin embargo, por otro lado, el afán de Kim Jong Il en China, sucedido por su hijo, el actual líder, serviría para capitalizar la sociedad rural norcoreana, como ocurrió en la Revolución Cultural, y la posible lenta implantación de un sistema más capitalista y también democrático en el Norte. La confederación coreana funcionaría como un solo país, pero con dos sistemas diferentes, sin control y equilibrio entre una confederación y la otra. Se abrirían las fronteras y habría plena libertad de movimiento en la península. Esta confederación se apoya internamente en la cultura que comparten ambas Coreas, el idioma, la gastronomía y las más de 120 empresas que existen y cooperan entre Corea del Norte y del Sur, como es el caso del parque industrial de Kaesong. La confederación coreana llevaría a cabo conjuntamente el desarrollo económico, la defensa nacional, los deportes y otras actividades externas, siempre y cuando no se abuse de un sistema por parte del otro.

Por último, presentamos un escenario que podría darse en cualquier momento desde que el paralelo 38 separó la península: una guerra civil que unifique Corea. Este escenario sería probablemente el más fatídico de todos, en primer lugar, por las repercusiones mundiales, el enfrentamiento de grandes potencias como EEUU y China, una crisis humanitaria, violaciones de los derechos humanos y el posible posicionamiento de los estados en dos bloques. A pesar de ser un escenario muy plausible, Corea del Norte no estaría interesada en entrar en guerra con Corea del Sur a pesar de tener cabezas nucleares, principalmente por el peso militar de EEUU a pocos kilómetros de sus fronteras. Este escenario no sería favorable para la península, y asumiendo que Kim Jong Un está más interesado en un estado de supervivencia que en un estado suicida la opción de que esto ocurra, teniendo en cuenta también lo mencionado en este párrafo, sería muy remota.

Mapa

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Total, de bases aéreas y terrestres localizadas en la región de Asia Pacífico, apreciándose la cercanía de muchas de ellas a Corea del Norte, además de las ya situadas en la península coreana (Military Balance)

Conclusiones

 

Existe una inclinación más o menos clara hacia la unificación. No obstante, con el paso de los años y las nuevas generaciones siendo la clave del mañana, sería más complicado llegar a dicho objetivo debido al desinterés existente entre las juventudes de ambas naciones. Esto se debe a la separación inevitable entre ambas comunidades, a diferencia de las veteranas, cuyos vínculos unos con los otros, son algo más relevantes. En el espectro político, observamos que los partidos surcoreanos más progresistas han logrado una mayor cooperación con el norte, a diferencia de los partidos más conservadores. La clave de esta cuestión puede encontrarse en la Moonshine Policy del expresidente Moon Jae-in. Las tendencias tanto para la desnuclearización como para la unificación entre Corea del Sur y del Norte son distantes y dependen de una multitud de factores.

En resumidas cuentas, la unificación pacífica es un hecho bastante improbable. La pasividad de los actores internacionales y la inestabilidad del régimen norcoreano no favorecen un escenario favorable. Más aún con la actual situación de Ucrania, razón la cual distancia más a Corea del Norte con el eje capitalista y democrático liderado por EEUU, y que votó en contra de la resolución de Naciones Unidas que condenaba la invasión rusa del país europeo. 


NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21

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