El programa nuclear norcoreano será un quebradero de cabeza para la nueva administración Biden, la cual está ante un dilema de difícil solución
El cambio de administración estadounidense ha supuesto un auténtico giro en cuanto a la política internacional americana pasando del “America first” al “America is back”, pero hay un asunto en el cual parece que pasa el tiempo y la política internacional hacia ese conflicto sólo ha conseguido enconarlo década tras década. Se trata de Corea del Norte y en especial de su programa de armas nucleares. Analizaremos en este artículo sus antecedentes, su capacidad real, intentos de negociación, escenarios futuros y sobre todo la probable política de Biden ante este problema, la cual está aún por determinar.
Antecedentes
Tras el final de la Segunda Guerra Mundial y como parte del inicio de la Guerra Fría la península de Corea y la propia Corea como nación quedó dividida en dos en el Paralelo 38, su parte norte tutelada por la China maoísta y la parte sur por EEUU.La Guerra de Corea (1950-1953) fue la primera gran conflagración producto de los dos bloques en los que se había dividido el mundo, dicho episodio bélico fue el más virulento y mortífero en la península coreana desde la guerra Injim (1592-1598) causando 3,5 millones de muertos y la devastación casi completa de cualquier infraestructura civil o militar, sobre todo en la parte norte.
Los resultados de la guerra fueron prácticamente nulos ya que la división de Corea continuó e incluso teniendo el Paralelo 38 y la ciudad de Kaesong como punto de referencia, es decir, sobre el terreno no hubo apenas modificaciones respecto a la situación anterior.
Debido a la enorme destrucción y golpe recibido durante la guerra el gobierno de Kim Il Sung aplicó una política denominada Songun (priorizar los asuntos militares) mediante la cual se argumenta que lo único que puede proteger la soberanía y la independencia de un país es su fortaleza militar, es decir, fortalecer la disuasión ante amenazas externas, en este caso, ante Japón, Corea del Sur y EEUU respectivamente.
Mapa de la península coreana dividida en el paralelo 38, las banderas de ambos estados y el mapa unificado que ha tenido Corea como nación desde el 668 (El Economista).
Programa nuclear norcoreano
En el escenario de la Guerra Fría y el equilibrio nuclear entre potencias el régimen norcoreano vio en un posible programa de armas nucleares la clave de bóveda para conseguir esa disuasión tan ansiada y sobre todo la posibilidad de supervivencia del régimen.
El programa nuclear comenzó oficialmente en 1965 con asistencia soviética al inaugurar el primer reactor y a la par una academia militar con vistas a instruir a los futuros efectivos de esas fuerzas armadas nuclearizadas.
En los 80 ya se fueron viendo los resultados de ese incipiente programa iniciado casi dos décadas atrás, se abrieron nuevos reactores, centrales y minas de uranio para ir ampliando la industria nuclear enfocada a manejar dicha tecnología lo antes posible.
Cabe destacar que en el plano estrictamente militar fueron apareciendo los primeros misiles balísticos de corto y medio alcance mediante modificaciones de distintos modelos Scud Soviéticos (B,C,D), a pesar de todos estos avances, claramente dirigidos a hacerse con armamento nuclear, Corea del Norte firma el TNP(Tratado de No Proliferación) en 1985 para tranquilizar a la comunidad internacional.
A partir de la década de los 90, ya bajo el liderazgo de Kim Jong Il, comenzó un tira y afloja que iba desde acuerdos puntuales como veremos en el siguiente apartado, hasta pruebas de misiles balísticos de largo alcance (Taepodong-1 en 1998) o la denegación del acceso a inspectores de la OIEA (Agencia Internacional de Energía Atómica). El punto de no retorno llegó en 2003 cuando el país se retira definitivamente del TNP.
Unos años más tarde, en 2006, Corea del Norte realiza su primera prueba nuclear subterránea a la cual seguirán otras en 2009, 2013, 2016(2) y 2017 cada una más perfeccionada y potente que la anterior; todas servirán para miniaturizar material nuclear capaz de ser introducido en un ICBM (misil balístico intercontinental) en forma de cabeza nuclear.
Desde la llegada al poder en 2011 de Kim Jong Un el programa de armas nucleares ha sufrido un avance cualitativo y cuantitativo vertiginoso con decenas de pruebas balísticas cada año hasta llegar a noviembre de 2017 cuando se prueba el ICBM Hwasong 15 capaz de llegar a cualquier parte del territorio estadounidense: el arma de disuasión que se llevaba buscando desde 1965 había sido obtenida.
ICBM Hwasong-16 presentado en la parada militar de octubre de 2020, sería el misil balístico intercontinental más grande y poderoso del mundo, aunque no hay veracidad sobre su operatividad (TheGeopolitics)
Intentos de negociación y nudo gordiano
Durante todo el proceso de desarrollo del programa norcoreano la comunidad internacional ha optado por duras sanciones y bloqueos que, sin embargo, no han detenido su avance. Cabe destacar dos intentos formales de negociación, uno realizado por Bill Clinton y el mediático encuentro con Donald Trump.
El primer gran intento de negociación entre ambas partes tiene lugar entre Kim Jong Il y Bill Clinton; respectivamente, entre 1994 y 2002 tuvieron lugar una serie de rondas de negociaciones donde si bien no se llegó a una solución integral, se dieron pasos positivos como por ejemplo, reducir la tensión militar considerablemente, cambiar reactores nucleares por otros de agua ligera y permitir inspecciones nucleares a centrales norcoreanas, pero todo esto se desmoronó con la llegada de George Bush a la casa blanca.
La cumbre más mediática e importante entre máximos mandatarios de ambos países tuvo lugar el 12 de junio de 2018 en Singapur, tras el apretón de manos tan histórico como inservible y a pesar de la buena sintonía entre ambos tan solo se consiguieron declaraciones rimbombantes que no llegaron a nada. Unos meses más tarde, en febrero de 2019 en Hanoi (Vietnam), donde se propuso empezar a aplicar los acuerdos de la cumbre anterior, todo se vino abajo y se volvió a la situación de estancamiento.
Se denomina nudo gordiano a aquella situación aparentemente irresoluble, es decir, que se tome la decisión que se tome es imposible de solucionar, el dossier norcoreano es uno de esos casos a nivel internacional.
EEUU como potencia global no puede permitir que Corea del Norte posea entre 20-50 ICBM dotados con cabezas nucleares capaces de llegar a su territorio, desde la perspectiva norcoreana su régimen nunca va a deshacerse del único elemento que le permite asegurar su supervivencia, soberanía e influencia exterior, como se aprecia claramente es una situación de intereses contrapuestos y sin solución diplomática posible.
Kim Jong Un y Donald Trump en una histórica reunión en Singapur el 12 de junio de 2018, se firmó una declaración de intenciones que en Hanoi quedó en papel mojado (Heraldo).
Biden y escenarios posibles
El cambio de administración en EEUU, como suele ser habitual, supone una revisión de su política exterior y uno de los asuntos donde más urge posicionarse para EEUU es en la península coreana y sus armas nucleares.
Tras el fallido intento negociador de Trump, Corea del Norte se ha erigido como una potencia nuclear sólida, capacidad nuclear que ningún servicio de inteligencia pone en duda, el tiempo corre en contra de Washington ya que se ha demostrado que los norcoreanos avanzan a pasos agigantados en sus mejoras de capacidades tanto cuantitativa como cualitativamente, ante esto se abren varios escenarios, algunos ya explorados.
La solución diplomática se ha intentado en dos ocasiones con un mínimo de voluntad y ambas han fracasado, topando con el mencionado nudo gordiano irresoluble: no se trata de que ninguna parte quiera ceder, sino que ninguna parte puede ceder.
La presión económica en forma de sanciones, embargos o bloqueos de diverso tipo tampoco parece efectiva ya que Corea del Norte ha convivido con ellas prácticamente desde su fundación en 1948, provocando mayores penurias a su población y demostrando que a lo máximo que se puede aspirar es a ralentizar el desarrollo de su programa de armas nucleares, aunque viendo la realidad no da los resultados esperados.
La salida militar que siempre ha estado sobre la mesa y que sería una segunda guerra de Corea es sencillamente inviable, en esa hipotética conflagración EEUU, Corea del Sur y Japón (que cuentan con el paraguas nuclear americano) se enfrentarían a Corea del Norte y China (aunque sea solo para no permitir que caiga su títere norcoreano). La primera guerra de Corea parecería un juego de niños.
Joe Biden no tiene mucho margen de maniobra, EEUU tiene que aceptar que debe convivir con un régimen dotado de armas nucleares y que esa convivencia sea lo más amena posible, lo contrario sería exacerbar de forma innecesaria un conflicto en una zona del mundo cada vez más candente con EEUU, India, China o Japón como principales actores.
*NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21.
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