En la actualidad, a nadie resulta indiferente el término COVID19, de alguna manera todos hemos sido tocados por él; hemos sido testigos a lo largo de este último año de cómo se ha difuminado un tanto lo que considerábamos nuestra vida normal. De manera que, se ha acabado imponiendo una nueva realidad que nos hace desear una vuelta a la que denominamos “normalidad”, solemos decir que queremos que nuestra vida vuelva a ser normal. Cuando surgen este tipo de pensamientos, es plausible pensar en la Paradoja de Stockdale, que parece tener correlación con lo que puede pasar los próximos meses.
Para quienes no lo sepan, James Stockdale fue un oficial de la marina de USA, específicamente piloto de aviación naval, quien ostentó el dudoso honor de ser el prisionero de guerra de más alto rango durante la guerra de Vietnam, al ser derribado en 1965 por fuego antiaéreo el avión A-4 Skyhawk que tripulaba. Esto lo llevó a pasar más de 7 años en prisión en el célebre campo de concentración llamado “Hanoi Hilton”, soportando durante ese periodo largos y sistemáticos métodos de tortura, aislamiento y denegación de servicios médicos.
La paradoja de Stockdale se vuelve conocida, al ser publicada por el consultor de negocios y conferenciante James C. Collins en un libro de su autoría titulado “Empresas que Sobresalen” publicado en el 2007, donde narra una conversación que tuvieron ambos. Al preguntarle a Stockdale cómo logro sobrevivir, este le respondió que los prisioneros más optimistas fueron los primeros en morir, pues según él no paraban de repetir la frase “tranquilos, saldremos de aquí, animo, en navidad ya estaremos en casa”, pero al pasar varias navidades sin que ello ocurriera, ese optimismo se convirtió en depresión y muerte.

Para Stockdale, no debemos confundir el optimismo de prevalecer en cualquier situación, en otras palabras, nunca debemos perder para poder seguir en pie y luchar contra las dificultades que se nos presenten, con la disciplina que nos permita enfrentar los hechos más brutales que puedan existir en ese momento en la vida, sean los que sean. Este es uno de los axiomas básicos hoy en día en materia de dirección de grandes empresas y de otras que no eran tan grandes, pero lograron dar un salto hacia ello. Esto se debe a que sus gerentes nunca dejaron de creer que tendrían éxito en su emprendimiento, planificaron, establecieron metas y si fue necesario repensaron el modelo de negocio para reestructurarlo y crear uno nuevo, llegando por supuesto a la necesidad actual para generar la capacidad de imponerse y mantenerse en este escenario mundial con la presencia del COVID19.
Ahora bien, después de esa disertación de carácter financiero, la existencia del COVID19 en el contexto internacional, comienza a dibujar una nueva configuración del mundo que amenaza seriamente con hacer desaparecer, o cuanto menos, modificar sustancialmente lo que considerábamos normal en nuestra vida hasta hace un año. El COVID19 trajo consigo problemas de orden económico que cada país ha atacado con sus propias herramientas, obteniendo diversos resultados. Así vemos los paquetes de ayuda del Banco Central Europeo o la FED en Estados Unidos, pero evidentemente la economía de occidente ha entrado en un proceso de desaceleración que algunos llamarían de recesión, mientras que como contraposición vemos que China es el único país que parece mantener la condición hegemónica mundial y presenta números positivos y de crecimiento económico.
Ya tuvimos una primera fase de ese cambio de tendencia que parece que vamos a presenciar, cuando Xi Jinping en enero de este año durante la celebración del Foro Económico Internacional, dijo que a causa del COVID19 nos encontrábamos en un mundo “que no volverá a ser lo que fue” y advirtió que “iniciar una nueva guerra fría, amenazar o intimidar a otros, imponer por la fuerza la disgregación de las economías, la cadena de suministros o sanciones y provocar el aislamiento económico solo provocara una mayor división del mundo e incluso llevará a la confrontación”.
Dando por sentado, de modo inequívoco, su posición ante la Unión Europea y los Estados Unidos queda claro por tanto la postura venidera del gigante asiático. Podemos apreciar diferentes acciones que no son hechos independientes, sino que van concatenados y con un mismo fin; empezando por la reforma parlamentaria aprobada desde Beijing para su aplicación en Hong Kong, con la que se establece que los grupos de la oposición no tendrán acceso al mismo presupuesto y en el cual el 78% de los diputados son designados directamente por el Gobierno Chino, en abierta violación a lo acordado con el Gobierno Británico para la devolución de esos territorios. En segundo lugar, empezamos a ver incursiones aéreas sobre espacio aéreo de Taiwan con aviones militares de diversa índole, finalmente nos encontramos con los movimientos de barcos de guerra chinos en el Mar del Sur de China, incluido su portaviones Liaoning; así como cientos de buques pesqueros, que viene a reavivar tensiones existentes entre China, Filipinas, Vietnam o Taiwan, por la posesión de islas dentro de este mar.

Todo ello hace entender que se va a abandonar el pensamiento de que occidente debe mantener una confrontación con Rusia como la figura contraria a las democracias occidentales debido a que este papel parece que lo va a ejercer China, con una peculiaridad que es la de permear con su política financiera a Estados de Europa, esto se evidencia a través de la Nueva Ruta de la Seda (One Belt and One Road Initiative). El gobierno chino compró la mayoría accionaria del puerto de El Pireo en Grecia en 2016, además de la firma del Memorándum de Entendimiento firmado en el 2020 con Italia que implica la colaboración de los puertos de Trieste y Génova, el acuerdo comercial suscrito con Portugal en 2018 para incorporar el puerto de Sines en dicho plan, o el tren entre Yiwu y Madrid. La mencionada ruta tuvo un crecimiento inesperado durante la crisis del COVID19, estimado en un 106,8%, del número de trenes que operan en ella cargados con material sanitario para la pandemia.
Lo anterior es solo un ejemplo de algunos de los países de Europa que se han incorporado a tal plan de un modo u otro, pero es más que evidente el interés de los países de Europa del Este y Los Balcanes interesados en este proyecto. Gracias, esencialmente, a los miles de millones que serán invertidos en infraestructura y otras actividades. Este plan de inversión al que aspiran esos países tendrá un efecto positivo en sus economías, al encontrar una fuente de financiación alternativa a la UE que contribuirá a paliar sus problemas económicos generados por la crisis del COVID19.

El uso de este softpower por parte de China, no escapa al análisis de la comunidad de inteligencia de los Estados Unidos en los escenarios previstos por el “Global Trends 2040”, ya se reconoce el papel preponderante de China como principal opositor a los valores de las democracias de occidente y que por las múltiples formas de operar por intermedio de diferentes actores en el contexto internacional. Donde el mundo estará dividido en varios bloques económicos y militares de diverso tamaño y fuerza, por lo que las próximas décadas serán proclives a la volatilidad, incertidumbre, desequilibrio y conflicto, donde se evalúa el COVID19 como elemento disruptivo.
Y volviendo a la paradoja de Stockdale para concluir, debemos prepararnos para nuevos escenarios geopolíticos que están apareciendo, cautela y análisis serán indispensables para diseñar estrategias políticas o económicas para adecuarse a esta nueva normalidad post COVID19. Posiblemente veremos fisuras en bloques como la Unión Europea o dentro de países tal como la reciente decisión del Gobierno de Australia de anular legalmente el acuerdo suscrito entre China y el Estado de Victoria con respecto a la Nueva Ruta de la Seda, por considerarlo inviable con respecto a la política exterior del país. Otra posibilidad es una acción en solitario de los Estados Unidos ante sus compromisos con Taiwan y Filipinas frente a sus disputas con China o posturas menos severas de occidente sobre las acciones de China en el Mar del Sur de China y contra los uigures por considerarlas política interna de ese país, pero lo cierto es que no volveremos a nuestra antigua “normalidad” geopolítica tan pronto como pensamos.
0 comentarios