Hace un año, miles de cubanos tomaron las calles para protestar por la difícil situación económica y social que se estaba viviendo en la isla. Fue un momento histórico en un país como Cuba, en el que las manifestaciones no tienen cabida. Un año después, la carestía continúa en un país al que las sanciones internacionales promulgadas especialmente desde Estados Unidos, han lastrado su desarrollo económico.
En dichas protestas, cientos de ciudadanos fueron encarcelados, y algunos desaparecidos. Una ola de solidaridad con el pueblo cubano se extendió a lo largo y ancho del planeta que reclamaba derechos, libertad, cambio. Muchos imaginaron que, a pesar de la violencia, las protestas del 11 de julio marcarían el principio de una nueva era, de una renovación política y social en Cuba. La realidad, un año después, hace pensar que ese sueño no era más que un
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