La intervención rusa en Siria ha despertado un gran interés y atención en los últimos. Es importante conocer y entender las razones detrás de la importancia de Moscú como un aliado estratégico de primer orden para Medio Oriente y las razones de Rusia para inmiscuirse en la conflictiva región.
Rusia intervino en la guerra de Siria en el año 2015, hasta aquel año su intervención era solo de carácter diplomático. Vladimir Putin expuso que la principal razón para intervenir en el conflicto sirio fue por temas de prevención ante el creciente fenómeno del terrorismo en el país, ya que el 25% de los combatientes del autodenominado Estado Islámico (EI en adelante) provenían de Rusia. Las redes sociales más populares en Rusia como Odnoklassniki («Compañeros de clase») o Vkontakte («En contacto») se convirtieron en el medio propicio para la captación y reclutamiento del EI. El apoyo del Kremlin va más allá de las declaraciones del primer mandatario ruso.
A partir de la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU, que se ejecutó en marzo del 2011 en Libia para derrumbar el régimen de Gadafi, por medio de la responsabilidad de proteger (R2P), práctica que establece que los Estados tienen una obligación erga omnes de tomar, cuanto antes, todas las medidas a su alcance para prevenir o poner fin a violaciones graves y masivas a los derechos humanos. Fue a partir de eventos como la primavera árabe y las revoluciones de colores que puso en sobre aviso a Rusia, ya que para la realidad rusa aquellos actos y fenómenos sociales podrían traducirse inducciones estratégicas de Occidente para derrocar regímenes con fines geopolíticos, enmascarados bajo una narrativa de promoción o defensa de la democracia y los derechos humanos.
Aquella intervención rusa en Siria ha dado como consecuencia tres escenarios diferentes: primero, mostrar a Rusia como el último y único aliado incondicional que le queda a Oriente Próximo; segundo, la intervención de Rusia como un mecanismo para forzar un reacomodo con Occidente y consecuentemente la poner a Rusia como un actor indispensable en el sistema internacional; y finalmente utilizar y como un mecanismo para legitimar el gobierno de Putin, debido a que para la población rusa, las elecciones de marzo del 2012 fueron criticadas ampliamente por la población, tildando al primer mandatario de ganar bajo un supuesto de fraude electoral.

El primer escenario que se mencionó anteriormente, hace alusión a que, Rusia al apoyar al gobierno de Bashar Al Assad está protegiendo sus propios intereses, en este caso su base naval Tartus, la única fuera del espacio postsoviético, la cual permite a Rusia la proyección estratégica en el Mediterráneo oriental, lo que a su vez se traduce en contratos importantes de armamento, y que si llegase a finalizar el conflicto implicaría una renegociación de dichos contratos para Rusia, como ocurrió con Libia. De igual manera, la relación de Siria y Rusia es más antigua de lo que parece, a partir de la guerra fría, desde el lado sirio con la invasión estadounidense a Irak en 2003, afianzó los lazos con Moscú, tanto por el suministro de armamento como por el posible respaldo diplomático en el Consejo de Seguridad. Por el lado ruso, las mismas razones, pero también para compensar el acercamiento entre Georgia e Israel y por temor a los posibles avances de la OTAN en el mar Negro tras la «revolución naranja» en Ucrania (2004) y la guerra con Georgia (2008), lo que reforzaba el valor de Tartús (Base de Rusia antes mencionada).
La crisis de refugiados provenientes de Siria, la misma que ha desbordado la capacidad de la UE en políticas de migración, logró poner al tema de Siria entre las prioridades en la agenda internacional, estableciendo una zona de exclusión aérea en el norte de Siria para proteger a los ciudadanos. Historia que se repetía tras la caída de Libia, lo que activó los temores de Rusia ante una posible caída de Bashar. Sin embargo, al igual que los rusos, los europeos temen por una ruptura institucional completa de Siria, propiciando un gobierno de corte extremista sunií o aun peor un gobierno liderado por el EI.
Rusia emprendió una campaña diplomática en 2015 que inmiscuye a líderes de Egipto, Arabia saudí, Jordania, Israel y Siria para posibles negociaciones de paz, pocos días después Rusia desplegó sus tropas (34 aviones y 2000 efectivos); la primera razón de este despliegue fue apoyar a Al Assad por el terreno perdido en el conflicto. La verdadera razón de Rusia, la segunda vertiente, considerar a Rusia como un actor indispensable en el sistema internacional con el que hay que contar para cualquier posible negociación. Al mismo tiempo que sirve de una demostración del poder duro, Rusia ante el mundo y su gente, en otras palabras, Rusia es grande y fuerte.

Otro actor que deber ser tomado en cuenta al momento de hablar de la intervención rusa en el conflicto en Siria es la relación indirecta con Turquía, relación que comenzó con un tropiezo, el derribo el 24 de noviembre de un Su-24 ruso que había violado el espacio aéreo turco durante 17 segundos en el 2015. Rusia adoptó sanciones comerciales directas a Turquía, prohibiendo la extensión de contratos, desaconsejando el turismo ruso a Turquía o restaurando el régimen de visados para los ciudadanos turcos. Sanciones que pueden hacer daño económicamente a Turquía, pero también a Rusia, ya que contribuyen al alza generalizada de los precios y al problema de abastecimiento de productos alimentarios básicos.
Esta crisis evidenció la falta de estrategia por parte de Rusia, Turquía al ser un aliado estratégico en la región se presentaba como una alternativa al tránsito por Ucrania del gas ruso exportado al mercado europeo. A pesar de esto, en marzo del 2019 Turquía y Rusia llegaron a un acuerdo de cooperación militar, donde Rusia concede permiso a Turquía de volar por el norte de Siria para controlar las fronteras. Acuerdo que buscó hacerle contrapeso a la coalición liderada por Estados Unidos al este de Siria.

Como podemos observar, la cooperación militar entre Turquía y Rusia implica más que meramente un control fronterizo, lo que nos emboca al último análisis de por qué Rusia intervino en la guerra siria, una explicación desde la óptica de la geopolítica.
Es importante tener en cuenta a Siria como una pieza en el tablero geopolítico, concepto acuñado por Halford J. Mackinder, que establece que una zona geográfica y el control de esta permitirá el control del mundo o parte de él. El entorno inmediato de Siria tiene salida marítima a cinco mares, se encuentra en el corazón de Medio Oriente, lo que lo hace aún más atractivo, sin mencionar las reservas de petróleo que yacen en su territorio. No es casualidad que diferentes países como Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Turquía, Irán y Rusia han intervenido, si consideramos a Siria como un pivote y porque su conflicto ha desestabilizado a la región. En otras palabras, los jugadores geoestratégicos en la ecuación son Estados Unidos y Rusia para controlar las rutas de los oleoductos y gaseoductos que atraviesan el territorio sirio.

Es por estas razones que se pueden ver varias razones detrás del porqué de la intervención de Rusia en el conflicto sirio. Desde el campo de las Relaciones Internacionales, donde Rusia intervino en Siria oficialmente bajo un discurso de estrategia antiterrorista para proteger a sus nacionales de la radicalización y posibles atentados por parte del Estado Islámico. Narrativa que le quedó corta ante las verdaderas intenciones de Rusia, por una parte, volver a tener importancia internacional desde un punto de vista militar y diplomático, legitimar sus acciones ante el pueblo ruso y mostrarse como el salvador de Medio Oriente. Por otro lado, desde una perspectiva de la geopolítica clásica, Rusia es un jugador geoestratégico al igual que Estados Unidos, lucha que muestra el deseo de controlar al territorio sirio por sus características geográficas y las oportunidades que estas ofrecen, sin mencionar la posibilidad de ejercer una gran influencia en Medio Oriente. Es por esta razón, que este conflicto se caracteriza por albergar guerras satélites de diferentes actores del sistema internacional.
FUENTES CONSULTADAS
- Arredondo, R. (2014). La responsabilidad de proteger: la perspectiva latinoamericana. Buenos Aires, Argentina.
- Georgina, E. (16 de Junio de 2019). La geopolítica y la geoestrategia de la guerra en Siria. InterNaciones, 08(16).
- Mackinder, H. (1904). The Geographical Pivot of History.
- Pedro, N., & M. T. (2016). Rusia en Siria: más geopolítica que antiterrorismo. Estudios de Política Exterior S. A., 30(169), 66-74.
- Teoman, E. (09 de Marzo de 2019). Institute of Studies of War . Recuperado el 17 de Mayo de 2020, de TURKEY AND RUSSIA PREPARED TO LAUNCH JOINT MILITARY PATROLS IN SYRIA’S IDLIB: http://www.understandingwar.org/backgrounder/turkey-and-russia-prepared-launch-joint-military-patrols-syria’s-idlib
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