Los iraníes acudieron a las urnas para elegir a su nuevo presidente de forma precipitada envueltos en un entorno internacional hostil, y con cada vez mayor desafección interna hacia el régimen autocrático de Teherán. En ese contexto, el reformista Masoud Pezeshkian ha resultado vencedor en unas elecciones marcadas por la baja participación. Es importante plantearnos qué impacto puede tener la elección de un perfil de este tipo en el futuro tanto interno como externo de la política del país.
El pasado 5 de julio se celebró la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Irán, disputadas entre el candidato del ala dura del régimen Saeed Jalili y el candidato reformista o moderado Masoud Pezeshkian, y de las cuales este último ha resultado vencedor obteniendo el
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