Hace unas semanas el fútbol sudamericano vivió una noticia que impactó a todos. Debido a que Colombia vive un estallido social, que impide realizar cualquier competición deportiva, y que Argentina vive sus peores días en cuanto a los casos y muertes por COVID, ambos países desistieron de ser la sede de la Copa América 2021.
De forma rápida se especuló que la sede sería Chile o Estados Unidos, debido a sus medidas sanitarias y su éxito en el proceso de vacunación. No obstante, se dio el escenario menos esperado. El 31 de mayo se anunció que la sede sería Brasil, uno de los países que más ha sido afectado por la pandemia. Brasil acumula un más de 17,6 millones de casos COVID y 494 mil muertes asociadas al coronavirus desde que inició la pandemia.

Debido a la crisis sanitaria, miles de brasileños han salido a manifestarse a la calle y pedir mayores medidas de ayudas sociales y protección. En conjunto a las manifestaciones y crisis sanitaria, el presidente del país, Jair Bolsonaro, presenta los peores niveles de aprobación y una gran crisis interna en su gobierno. Lo anterior, se asocia a su posicionamiento en la extrema derecha, el mal manejo en la economía y sus políticas asociadas a la pandemia.
Conviene explicar el por qué Brasil está viviendo una de sus peores crisis tanto en lo político como en lo sanitario y si existe una asociación entre el actuar de Jair Bolsonaro y la teoría que trata a los líderes de derecha populista radical.
Brasil, es un país que durante los últimos años ha presentado una inestabilidad política importante. Si bien la última década el Partido de los Trabajadores estuvo en el ejecutivo, su sistema electoral proporcional, que facilita la entrada de partidos pequeños al Congreso, ha transformado al sistema de partidos en un sistema atomizado – en palabras de Sartori-. Es decir, el congreso es tan plural, que ningún partido obtiene siquiera minorías para gobernar y en cada proyecto de ley se deben dar grandes negociaciones para llegar a acuerdos.
No obstante, uno de los acuerdos más importantes a los que pudo llegar el congreso brasileño fue el de realizar una acusación constitucional a la presidenta Dilma Roussef por casos de corrupción política. El día 31 de agosto de 2016, el Senado de Brasil declaró culpable a Roussef de violar leyes presupuestarias. Asumió en su cargo hasta las próximas elecciones el Vicepresidente Temer.
Con este hecho, según el politólogo Francisco Acuña, en su tesis ‘’Las causas del éxito de Jair Bolsonaro en Brasil’’, se comenzó a generar una identificación negativa hacia el Partido de los Trabajadores (PT). En conjunto de altos niveles de percepción de corrupción y de desconfianza a los políticos tradicionales. Todo esto acompañado de un mal momento económico en el país.
Lo anterior llevó a visualizar altos niveles de actitudes populistas en los ciudadanos. Lo único faltante entonces era un líder que asumiera este malestar y presentase un discurso anti establishment que representara las demandas de la ciudadanía.
En este sentido, Jair Bolsonaro ha sido la fiel representación de un líder populista radical, tanto en su campaña política como en sus políticas de gobierno. Un líder populista radical se caracteriza por tres conceptos centrales que van siempre acompañados: nativismo, autoritarismo y populismo. El populismo, en su definición ideológica, se caracteriza por ser una ideología delgada que entiende a la sociedad dividida entre un pueblo virtuoso oprimido por una élite corrupta. En este caso, se presenta un líder carismático que busca representar al pueblo virtuoso y hacer su voluntad general.

Su difusión con el autoritarismo y nativismo, genera que este líder virtuoso, en su posición anti establishment, critique de forma constante a las instituciones de la democracia liberal que oprimen al pueblo – nativo – del país. Bolsonaro, en su discurso excluye, por ejemplo, a los migrantes y a los pueblos originarios de Brasil.
En su campaña política, por ejemplo, criticó de forma constante los gobiernos del PT posicionándolos como el mayor problema de Brasil y el líder de todos los males, tanto políticos como económicos. Este discurso tuvo éxito, ya que Bolsonaro fue el candidato que pasó a segunda vuelta – ballotage – junto a Fernando Haddad (PT), y que con un 55,13% salió electo Presidente de Brasil. Investigaciones recientes descubren que una de las claves de este triunfo fue la posición anti establishment de la ciudadanía brasileña y la identificación negativa con el PT.
Ahora bien, en cuanto a la respuesta de Brasil ante la crisis sanitaria, el populismo tiene mucho que ver. Dos de los países latinoamericanos que peor han respondido a la pandemia en Latinoamérica han sido México y Brasil, pero ¿qué tienen en común un gobierno de izquierda y uno de derecha en esto? Su posición en el eje populismo – no populismo.
La desconfianza ante las organizaciones internacionales, como parte del establishment, ha hecho que Brasil tenga de las medidas menos sanitarias menos restrictivas de sudamérica. Sus fronteras recién han sido cerradas por el impacto de la Copa América, pero hasta antes de eso, Bolsonaro llamaba al turismo sin mayor autocrítica de las cifras COVID en su país.
Las medidas poco restrictivas ante la situación sanitaria, como el no cierre de centros comerciales, partidos de fútbol con públicos, eventos masivos y cuarentenas casi inexistentes, tiene que ver con su posición anti establishment ante las Organizaciones Internacionales, como la Organización Mundial de la Salud. En este sentido, su posición conservadora – evangélica – que va ligada a la no aceptación del virus desde la perspectiva religiosa tiene directa relación.
Un discurso muy parecido tuvo Andrés Manuel López Obrador cuando comenzó la pandemia en México, quien dijo que el mexicano tenía genes fuertes que resistían a cualquier virus, aludiendo también al COVID19, al momento que se escribe este artículo México cuenta con 2,46 millones de casos positivos y 231.000 muertes.

Es entonces, la posición populista del gobierno brasileño, la que puede explicar, por un lado, la elección de Bolsonaro como presidente de Brasil y, por otro lado, su cuestionable manejo de la pandemia en el país, el que se encuentra tanto en una crisis política como económica.
La pequeña comparación que se realiza con México es para demostrar que esta ideología delgada puede posicionar de forma similar a gobiernos de izquierda y de derecha, ya que su principal argumento es la posición ante lo establecido en el país y la desconfianza ante instituciones y mandatos. En el periodo actual, una desconfianza ante las medidas internacionales del COVID19 y de la Organización Mundial de la Salud.
Bibliografía:
Acuña, Francisco. 2020. Populismo de derecha radical en Brasil: Las causas del éxito de Jair Bolsonaro. Universidad Diego Portales, Santiago de Chile.
Mudde, Cass. 2007. Populist Radical Right Parties in Europe. Cambridge. Cambridge University Press. Mudde, Cass & Cristobal Rovira. 2017. ‘’Populism a very short introduction’’. Oxford, 2nd edition.
*NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21.
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