LA LLEGADA DE PETRO A LA PRESIDENCIA DE COLOMBIA Y UN PACTO DE IZQUIERDAS QUE PROMETE SER HISTÓRICO

por | Jul 1, 2022

En Colombia se suele decir que hay dos pasos obligados para ser presidente: haber sido alcalde de una de las ciudades principales del país y haber sido congresista o gobernador de su departamento. Y, como todos los caminos, la vía hacia la presidencia también tiene sus atajos: haber sido alcalde de Bogotá o congresista. Gustavo […]

En Colombia se suele decir que hay dos pasos obligados para ser presidente: haber sido alcalde de una de las ciudades principales del país y haber sido congresista o gobernador de su departamento. Y, como todos los caminos, la vía hacia la presidencia también tiene sus atajos: haber sido alcalde de Bogotá o congresista. Gustavo Petro fue ambos.


INTRODUCCIÓN

Después de acogerse al tratado de paz con el M-19, grupo guerrillero del que hacía parte, Petro llegó por primera vez al Congreso de la República en 1998 como representante a la Cámara por Cundinamarca, su departamento. A las elecciones siguientes, en 2002, fue representante por Bogotá; y en el 2006 fue elegido senador. En ese periodo legislativo se destacó por sacar a la luz el escándalo de la “parapolítica”, que puso en evidencia las relaciones de reconocidos políticos con grupos paramilitares.

Luego de un fallido primer intento por alcanzar la presidencia, Petro ganó las elecciones a la alcaldía de Bogotá en 2011. Su alcaldía fue polémica, llena de altibajos e incluyó una destitución solucionada por la CIDH. Y, tras un par de años fuera de cargos públicos, se lanzó a la presidencia por segunda vez en 2018. Pasó a segunda vuelta contra el actual presidente Iván Duque, pero le faltaron un poco más de dos millones de votos. De esta manera quedó como senador nuevamente gracias al Estatuto de Oposición, al aceptar la curul por quedar de segundo en la elección presidencial.  

Petro, desde su puesto de senador, mostró su apoyo – en algunos momentos más evidente que en otros – a las multitudinarias manifestaciones del 2019, 2020 y 2021. En las dos primeras, miles de ciudadanos se volcaron a las calles para protestar en contra del manejo de Iván Duque en temas económicos, sociales, la nula implementación del Acuerdo de Paz y los constantes asesinatos a líderes sociales. En el 2021, las motivaciones fueron encaminadas contra una reforma tributaria a raíz de la pandemia del COVID-19.

Imagen de las manifestaciones ocurridas en noviembre del año 2019 en el país colombiano, contra el gobierno del Presidente Iván Duque (El País).

En 2022, Petro se lanzó por tercera vez a la presidencia y esta sí fue la vencida. Entre el descontento y ganas de cambio de la ciudadanía, un centro político completamente desarticulado y una derecha desconectada del país, Petro pasó la segunda vuelta presidencial con un candidato independiente: Rodolfo Hernández. Ambos candidatos populistas y anti establishment, tuvieron una competencia reñida durante las tres semanas de campaña para demostrar quién significaría una patada más fuerte al tablero político colombiano. El pasado 19 de junio, Petro y Márquez, con una diferencia de 700 mil votos, ganaron las elecciones con más de 11 millones de votos. 

Francia Marquez, quien asumirá como la primera mujer vicepresidenta y afrodescendiente de la historia de Colombia, tuvo un rol clave en el triunfo de Petro en segunda vuelta. Francia, fue capaz de sumar a sectores históricamente excluidos de la política a participar y votar. Con esto, no es coincidencia que en segunda vuelta, los departamentos en los que Petro ya había ganado, aumentaran en participación, y que el sector de la costa pacífico lo hiciera también (lugar en el que vive gran parte de la población afrodescendiente). 

A su vez, Francia pudo mantener el discurso anti establishment de la campaña de Petro, quien había concentrado sus cartas en el antiuribismo y, que al pasar Rodolfo Hernández a la segunda vuelta presidencial, agotó rápidamente su discurso. 

 

EL ESCENARIO LATINOAMERICANO 

Luego de la elección de Gustavo Petro como Presidente de Colombia, distintos análisis se han apresurado a decir que se viene una nueva marea rosa de los 2000’’ en Latinoamérica, emulando a la época en que la mayoría de los países de esta zona contaban con gobiernos de izquierdas y se formó una alianza entre los distintos mandatarios de cada país.

Parte de esta afirmación es cierta, ya que, como se ve en la siguiente imagen, se está configurando un escenario de izquierdas en Latinoamérica, al que se puede sumar Brasil en octubre de este año (Reddit).

No obstante, la configuración de un proyecto de izquierdas que integre a todos los líderes que representan hoy a la izquierda en latinoamérica es más bien compleja. Inclusive, se podría decir que estos tienen más diferencias que similitudes. 

En la actualidad, se pueden definir dos izquierdas en latinoamérica, en base a criterios democráticos. Se encuentran los gobiernos de Venezuela, Cuba y Nicaragua, quienes corresponden a regímenes autoritarios o autoritarios competitivos, y las izquierdas democráticas: México, Colombia, Perú, Bolivia, Chile y Argentina. 

A su vez, las izquierdas democráticas podrían dividirse en dos, en cuanto a los tópicos que presenta cada líder en su agenda programática. Chile y Argentina presentan una agenda verde, ecologista y ambientalista. En suma, sus programas contienen un fuerte componente en temas de igualdad de género y feminismo. 

A diferencia, de estos países, México y Perú, se posicionan en una izquierda más clásica, fue el propio Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien no podía preocuparse por una agenda climática sin antes preocuparse por la pobreza y desigualdad de su país. 

Debido a lo anterior, es válido preguntarse el posicionamiento que tendrá Gustavo Petro y su gobierno ante los diferentes desafíos que presentan las izquierdas latinoamericanas.

Gustavo Petro, se posiciona como un líder progresista, que si bien viene de la antigua izquierda, ha podido tomar bandera por diferentes temáticas postmateriales, siendo ejes centrales de su campaña el ecologismo, ambientalismo y feminismo. 

En cuanto a su relación con los países que se ubican dentro de la izquierda no democrática, se observa una posición de no intervención, y dialogante para poder ayudar desde latinoamérica a superar estas crisis. Siempre, reconociendo  la situación actual de estos países. Esta posición, en términos generales, no es muy diferente a la que ha dejado ver Gabriel Boric y AMLO, quienes creen importante no excluir a estos países de encuentros como ‘’La Cumbre de las Américas’’, ya que no es el camino a seguir.

En su relación con los países democráticos, existen dos factores importantes a considerar en el futuro de Petro. Por un lado, se encuentra el Grupo de Puebla, configuración de líderes latinoamericanos progresistas, dentro de los que se encuentran AMLO, Alberto Fernández, Evo Morales, Lula, entre otros. Petro ya es cercano a este proyecto y en el corto plazo se espera que él o Francia Marquez se unan oficialmente. 

Por otro lado, se encuentra la elección clave de Brasil en septiembre. Se espera que durante estos meses que quedan para la elección, y de no ganar Lula, Petro pueda liderar el proyecto de izquierdas en Latinoamérica, ayudando a resolver las diferencias sustanciales que se mencionan anteriormente, ya sea por el Grupo de Puebla, o alguna otra nueva instancia conjunta. 

 

RELACIONES CON ESTADOS UNIDOS

El año de elecciones presidenciales en Colombia coincidió con el bicentenario de las relaciones bilaterales con Estados Unidos. En estos doscientos años, los intereses estadounidenses han sido una guía fundamental para la política exterior colombiana, en inversión y políticas de seguridad. Y, a pesar de la paranoia alrededor de los planes de Petro, difícilmente eso va a cambiar en el entrante gobierno. Incluso, el presidente Biden llamó al presidente electo Petro un par de días después de la elección, comparado con los casi seis meses que el mandatario estadounidense tardó en llamar al presidente Duque.

Aun así, la relación no seguirá igual. Algunas académicas afirman que Estados Unidos espera un cambio en la política de drogas, como dejar atrás el uso del glifosato. Además de enfocarse en horizontes relacionados con el medio ambiente, seguridad sanitaria y el Acuerdo de Paz, que expresó la Casa Blanca. El desarrollo y derechos humanos también le interesan al presidente electo: analistas dicen que Petro espera darle un matiz a la relación con Estados Unidos como garante de paz, como fue en el gobierno del expresidente Santos. Con todo, la relación de Colombia con Estados Unidos en el gobierno de Petro no excluye la posibilidad de reforzar relaciones con otros países clave a nivel mundial.

Petro y Biden inaugurarán una nueva etapa en las relaciones entre Colombia y Estados Unidos (Infobae).

 

RELACIONES CON CHINA 

Se ha observado que en los últimos años se ha avanzado en relaciones diplomáticas con la visita del Presidente Duque a la República Popular de China, y las licitaciones ganadas por empresas chinas en infraestructuras de transportes. 

China es en los últimos años, un país importante para Colombia, convirtiéndose en su segundo socio comercial, aunque muy por detrás de las cifras que se intercambian con Estados Unidos, su primer y más importante socio comercial. En estas relaciones, Colombia ha exportado, en su mayoría, productos primarios, mientras que China se caracteriza por la inversión financiera en el país.

Imagen del encuentro entre Iván Duque y Xi Jin Ping en el año 2019 (Revista Semana)

Siguiendo informes académicos, y desafíos de la política exterior de Colombia, en conjunto del programa de Petro, quien describe como zona estratégica el Asia – Pacífico, en especial las relaciones económicas con China y Japón, se observa que el próximo gobierno se puede acercar aún más a China en relaciones comerciales, aprobando, por ejemplo, tratados comerciales y diversificando las importaciones y exportaciones.

En cuanto a relaciones diplomáticas, Petro puede acercarse más a China, y concretar la propuesta de Duque el 2019, para que Colombia se reconozca como socio estratégico de Pekín. En este sentido, China podría aumentar su influencia en Colombia, en términos de soft power

Lo anterior, es sumamente importante, ya que China, si bien puede ser un aliado comercial importante, su política exterior que busca influir a través de tratados económicos y el intercambio cultural, no contempla las alianzas políticas y de seguridad, en las que Estados Unidos es un actor clave para Colombia.

 

CONCLUSIONES

Las pasadas elecciones de Colombia presentan grandes desafíos tanto en la política interna del país, como en las relaciones latinoamericanas. En el plano de la política doméstica, la izquierda tiene la responsabilidad de liderar un proyecto de 4 años. Este proyecto contempla bastantes reformas importantes en el país: desde lo tributario, que es clave en los proyectos de políticas sociales; hasta las relaciones y negociaciones de paz con los grupos armados al margen de la ley que siguen existiendo en el país. 

En el plano internacional, Latinoamérica está transicionando de gobiernos de derechas, que se habían configurado en la Alianza  PROSUR, a gobiernos de izquierdas, que presentan desafío de conversar sus diferencias y tomar un rol tanto en sus relaciones con la izquierda no democrática, como en una agenda de integración de la región. 

En cuanto a las relaciones China – Estados Unidos, Colombia puede avanzar en relaciones comerciales con China debido al multilateralismo. No obstante, sus relaciones diplomáticas con Estados Unidos y el papel que ha cumplido y sigue cumpliendo en el país, hacen ver difícil un acercamiento mayor o significativo con China. Esto, en comparación a las experiencias de sus países vecinos.


NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21.


Co autora: Sofía Carrerá Martínez, Cientista Política de la Universidad del Rosario, Colombia.

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