Dentro de la Unión Europea, una organización internacional que vela por la integración de los países miembros, la igualdad de derechos o la promoción de valores como la democracia, existe un grupo considerado como ‘no ciudadanos’ desde 1991 en el marco de la independencia de las repúblicas bálticas.
Distribución étnica de la República de Letonia. Reddit
¿CIUDADANOS DE ‘SEGUNDA’?
La República de Letonia, bañada por las aguas del mar Báltico, es demográficamente considerado uno de los países más pequeños del grupo de los 27 pues, a 1 de enero de 2021 – según datos del censo publicado por la Centrālā Statistikas Pārvalde – sus habitantes no superaban los 1,9 millones. De estos, el 63% son considerados étnicamente letones, mientras que la población ‘foránea’ más numerosa es la rusa representada por un 24% del total.
Es en relación a este último grupo, los rusos, donde la legislación letona que rige la concesión de ciudadanía y nacionalidad es considerada por diversas personalidades en la materia como discriminatoria. Sería en 1990 cuando, tras el colapso posterior a la desestabilización de la Unión Soviética, la RSS de Letonia daría inicio al proceso de restauración de su independencia al ser anexionada las fuerzas soviéticas entre 1940 y 1944, un acto considerado como ilegal desde el punto de vista del Derecho internacional por la Saeima (órgano legislativo) desde 1940 y por la Unión Europea de forma posterior al 2007.
Uno de los primeros movimientos legislativos que realizó la ya independiente República de Letonia fue restaurar, con modificaciones, la Pilsonības likums o Ley de Ciudadanía de 1919. En ella se establece explícitamente, en su artículo 11, las restricciones a la naturalización y, por ello, el otorgamiento de una nacionalidad ‘sin ciudadanía y participación política’.
En este corpus se determina que, aquellas personas que comenzaron a residir de forma permanente en suelo letón desde el momento de la ocupación soviética – 11.3 – o hayan formado parte del servicio de inteligencia y seguridad de la Unión Soviética – 11.4 – tienen automáticamente restringida, al igual que sus descendientes, la nacionalidad de la república báltica. Por el contrario, a los individuos ya naturalizados antes del 17 de junio de 1940 y sus descendientes se les restauraría automáticamente la nacionalidad del pequeño país.
La prohibición de obtener de forma inmediata la ciudadanía letona afecta sobre todo a la minoría rusa, bielorrusa, ucraniana y judía (casi medio millón de habitantes) ya que se trata de un Estado que la otorga bajo la vía ius sanguinis, es decir, al ser hijo o hija de un ciudadano de dicho país.
No obstante, si bien el Estado letón valora que los ‘no ciudadanos’ no son considerados apátridas, la Corte Constitucional del país y otras instituciones jurídicas internacionales han determinado que los nepilsoņi no estarían dentro de la categoría de ciudadanos, ni de apátridas o extranjeros, lo que refuta las aclaraciones del gobierno.
Pasaporte de un ciudadano letón (burdeos) frente a uno de nepilsoņa (púrpura). TV3.lv
DERECHOS NACIONALES E INTERNACIONALES
A pesar de haber firmado en 1995 y ratificado diez años después el Convenio Marco para la Protección de las Minorías Nacionales del Consejo de Europa, Letonia continúa restringiendo el acceso de parte de su población a ciertos cargos públicos, empleos o a la esfera política puesto que, en la Constitución, solo se recoge la posibilidad de ocupar posiciones de rango estatal a los ciudadanos.
En el primer informe del Comité Consultivo del Consejo de Europa para el tratado sobre las minorías, del 30 de marzo de 2011, el organismo hizo un llamamiento a los poderes políticos letones a no dejar fuera de la protección del convenio a los no ciudadanos, así como permitirles el libre uso de su lengua – sobre todo el ruso – en el ámbito escolar y laboral. En relación al entorno educacional, en el año 2018, el entonces presidente Raimonds Vējonis promulgó una ley que extendía a los centros superiores privados la restricción de impartir docencia en lengua no oficial en lo que se denomina una ‘Letonización de las minorías’ a pesar del desacuerdo de universidades y ONGs.
Manifestación en Riga de la minoría rusoparlante en contra de la entrada en vigor de la reforma educativa. Latvian Russian Union
A nivel laboral y político, los ‘no ciudadanos’ de Letonia poseen ciertas restricciones: a la hora de ejercer su derecho de sufragio activo y pasivo tanto dentro del país – procesos electorales locales, nacionales y referéndums – como en las instituciones comunitarias, así como un impedimento para poder acceder a la abogacía, notaría o rangos específicos en las cortes judiciales, cargos reservados únicamente a aquellos que posean la nacionalidad.
Junto a esto, al carecer de un pasaporte de la Unión, los derechos electorales, de libre residencia, empleo y movimiento a lo largo y ancho de la Unión Europea no les están permitidos, pues estos no se consideran poseedores de la ciudadanía comunitaria. Es más, al ser Letonia un país miembro, un ciudadano de cualquiera de los 27 países podría votar en las elecciones locales de la república báltica a diferencia de los no ciudadanos. El singular elemento que favorece a estos – y que no posee otro habitante de la Unión – es el acceso a territorio de la Federación Rusa sin necesidad de aportar una visa.
La única forma que tienen los nepilsoņi de acceder a la nacionalidad es mediante la ya analizada Pilsonības likums. Para ello es necesario cumplir los requisitos de la disposición 12: residencia permanente en suelo letón durante 5 años, haber cumplido los 15 años, aprobar un complejo examen de idioma letón y nociones básicas de la Constitución, saber recitar el himno nacional o jurar lealtad a la República. En 2019, un total de 808 personas pudieron acceder a estos trámites, una cifra que se redujo en 2020 a apenas poco más de 500.
Juramento de lealtad a la República de Letonia con el que se accede a la nacionalidad. Latvijas Radio 4
EL FUTURO DE LOS NO CIUDADANOS Y CONCLUSIÓN
Es difícil pensar que dentro de la Unión Europea continúen existiendo personas que no estén amparadas al 100% por las instituciones nacionales y comunitarias. Según información del Saeimas a 2019, todos los nacidos en Letonia desde el 1 de enero de 2020 serán automáticamente ciudadanos siempre y cuando los progenitores no tengan pensado otorgar a los recién nacidos la nacionalidad de otro país. Esta acción permitirá integrar a los casi 50 niños y niñas que nacen cada año como no ciudadanos, otorgándoles desde el inicio los mismos derechos y deberes que el resto de sus compatriotas.
Si bien cada año, según datos del gobierno, el número de habitantes sin ciudadanía disminuye en unos 8000 de media, lo cierto es que aún son más del 10% los que continúan a 2022 con sus libertades coartadas, unas 182.375 personas.
El cometido del ejecutivo letón es que para 2035, el problema de estos ciudadanos esté solventado tal y como relata la Oficina para la Ciudadanía y Asuntos Migratorios (Pilsonības un migrācijas lietu pārvalde) del Ministerio del Interior. De forma más ambiciosa, ACNUR/UNHCR tiene en marcha desde 2014 la campaña #IBelong – #YoPertenezco – cuyo objetivo es terminar con el concepto de apátrida y no ciudadano en 2024, once años antes que la meta de la República de Letonia.
NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21.
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