A LA CAZA DE LA UNIVERSIDAD EN HUNGRÍA
Hungría y su gobierno han ocupado numerosos titulares de la sección internacional de muchos medios de comunicación en los últimos años, todo por una cascada de medidas autocráticas de un pasado que se creía superado. Budapest es una gran ciudad de contrastes históricos, su Plaza de la Libertad tiene tres monumentos que sorprenden a cualquiera; uno que recuerda la ocupación soviética, otro que recuerda la ocupación nazi e incluso una estatua de Ronald Reagan. Pero esta aparente muestra de diversidad y libertad que representa la plaza, no se extrapola al resto de la sociedad húngara y mucho menos a la Central European University (CEU), cuya sede está a unos pasos de esa simbólica plaza.
Viktor Orbán es uno de los líderes de los países de la Unión Europea que levanta más polémicas. Sus controvertidas decisiones contra la inmigración, su ensalzamiento del nacionalismo húngaro y su euroescepticismo, no son plato de bueno gusto en Bruselas que ha llegado a penalizar a Hungría por poner en riesgo el Estado de Derecho. El Parlamento Europeo sancionó así en 2018 a Hungría con la pérdida del derecho de voto en el Consejo de la UE. Suponiendo, la primera vez que la Eurocámara pone en marcha este proceso.
La asertiva postura adoptada por el gobierno de Budapest respecto a la negativa a acoger refugiados y los ataques a la libertad de prensa, fueron factores importantes. Pero uno que llama la atención y que vino a sumar a este monto de irregularidades, fue la aprobación de las leyes contra determinadas universidades, en concreto la Universidad Centroeuropea (CEU en inglés).

Diferentes protestas frente al Parlamento Húngaro en Budapest contra las medidas adoptadas por el Gobierno contra la Central European University.
La Unión Europea, a través de su Tribunal de Justicia, criticó duramente la ley promulgada por el gobierno de Orbán que prohibía el funcionamiento de la Central European University. Esta ley húngara contra la CEU se ha denominado una «restricción desproporcionada» y un ejercicio de discriminación arbitraria injustificable.
«Una institución europea ha sido expulsada sumariamente de una nación miembro de la Unión Europea.»

Manifestación de la juventud húngara y la comunidad educativa contra las medidas autocráticas del gobierno de Orbán. (EurActiv)
LA CENTRAL EUROPEAN UNIVERSITY EN EL PUNTO DE MIRA
Al mismo tiempo que caía el telón de acero con el desmoronamiento de la URSS en 1991, se creaba la Central European University. Uno de los impulsores y principales patronos de esta aventura educativa fue George Soros, nacido en Hungría aunque su trayectoria empresarial siempre ha estado asociada a Estados Unidos.
Soros está en el punto de mira del gobierno nacionalista de Orban, a quien este último acusa de estar a favor de la inmigración masiva y de un globalista que socavará la cultura y la identidad del país. Pero la Central European University es mucho más que Soros, es una comunidad académica diversa, multinacional, libre y líder a nivel continental en varias disciplinas.

Edificio histórico de la Central European University ubicado en pleno centro de Budapest, a unos pasos de la Plaza de la Libertad. (CEU Hungary)
Pese a ser una institución de origen norteamericano, su única sede a nivel mundial se encuentra en Budapest, o al menos así era hasta la ya mencionada ofensiva del gobierno de Orbán. La CEU es una institución académica de referencia para todo centro Europa, con una especial atención en Europa del Este, aunque recibe estudiantes de todo el mundo. Es una institución de posgrado y su oferta formativa se realiza íntegramente en inglés.
La universidad centroeuropea tiene como valores guía fundamentales la promoción del buen gobierno, y de sociedad abiertas en medio de una educación liberal y crítica. En definitiva, la institución busca fomentar la democracia y revivir la libertad intelectual en aquellas partes de una Europa que había sufrido “las horribles ideologías” totalitarias del comunismo y del fascismo. Esta defensa de la libertad y de los valores democráticos, es lo que ha convertido a la CEU en el perfecto enemigo del gobierno de Orbán.
El historiador canadiense Michael Ignatieff es el presidente y rector de la institución que cuenta con 1.500 estudiantes procedentes de 117 países.

Michael Ignatieff, presidente y rector de la Central European University. (AquíEuropa)
Orbán y su partido radical partido Fidesz-Unión Cívica Húngara han puesto el punto de mira en la CEU, ya que muchos de los sectores liberales del país críticos con el gobierno han estudiado o están relacionados con la institución. Desde que Orbán llegó al poder en 2010 con una mayoría absoluta ha reformado la Constitución para mantenerse en el poder y ha desarrollado políticas muy criticadas en la Unión Europea. Las medidas más polémicas van dirigidas contra los inmigrantes, refugiados, el aborto y el matrimonio homosexual, todo ello envuelto en un nacionalismo euroescéptico.
Según el criterio del gobierno de Budapest, la CEU no cumple los requisitos para operar académicamente en Hungría ya que incumple dos características estipuladas en la ley que parece estar promulgada ad hoc contra la propia CEU: no cuenta con una sede en su país de origen (en este caso, Estados Unidos) y tiene un nombre en inglés y no en húngaro. Estas condiciones fueron inaceptables para la institución y se forzó así su salida de territorio húngaro, recalando río arriba en la capital austriaca, Viena.
«violación trágica y grave de la libertad académica en el corazón de Europa».
Con estas palabras se refería Michael Ignatieff a la imposibilidad de seguir impartiendo clases y por lo tanto operando en Hungría, «el país que llamamos hogar». Se trata del primer cierre forzado de universidades en una democracia europea desde la Segunda Guerra Mundial.
La CEU seguirá manteniendo su edificio histórico en Budapest, y los estudiantes que ya están en Hungría podrán seguir estudiando allí hasta que terminen sus cursos, siendo el 2020 el último año académico.
Sin embargo, el gobierno de Orbán insiste en que la CEU no está obligada a irse de Budapest si se adapta a la ley, pudiendo seguir impartiendo clases si se alcanza un acuerdo educativo entre Hungría y EEUU. Esto es verdaderamente complicado bajo un modelo descentralizado como el norteamericano donde la educación depende de cada Estado federal y no del gobierno central.

La deriva autocrática de Viktor Orban, cuya víctima más sonada ha sido la CEU, ha despertado miedos y protestas en una gran parte de la población húngara, especialmente entre la juventud.
En Hungría la ciudadanía no se ha quedado impasible ante esta deriva autocrática del gobierno de Budapest y se ha manifestado en repetidas ocasiones contra este tipo de medidas. Así mismo, organizaciones internacionales han denunciado estos planes que buscan cercenar libertades que encaminan a Hungría a una autocracia inaceptable en el seno de la Unión Europea.
La realidad es que la CEU ya ha hecho las maletas y se ha mudado a su nueva casa, Viena, ciudad que se convertirá ahora con más razón en el centro cultural y académico de Europa con la incorporación de la CEU a la oferta académica de la ciudad imperial. Austria sale ganando y el único perjudicado es Orbán, Budapest y Hungría, cuya imagen queda dañada por un cúmulo de decisiones autocráticas que habrá que ver hasta dónde llegan.

Intervención de Michael Ludwig, alcalde de Viena, durante la inauguración del campus de la CEU en la ciudad el pasado noviembre de 2019. (CEU/Daniel Vegel)
A Magyarok többsége, elégedett a kormány intézkedéseivel, és nem kér a CEU ideológiai agymosásából! A CEU tele van külföldi hívőkkel, demagóg liberál-bolsevik oktatókkal, még a vezetőség is külföldi bukott Kanadai politikusból, és talpnyalóiból áll! Tűnjenek el az országunkból, ha nem hajlandók betartani a Magyar törvényeket, előírásokat működésükkel kapcsolatban. Unalmas már a külföldi Soros alattvalók tüntetgetése, randalírozása a fővárosban! Elegünk van belőlük nagyon!