Un pequeño país montañoso de Asia Central se ha convertido en una pieza clave para la seguridad de China. El gigante asiático ve a Tayikistán como un componente imprescindible para su estabilidad interna, algo que la actual situación en Afganistán no ha sino exacerbado.
La ubicación de Tayikistán juega un importante papel en su importancia geopolítica. La nación centroasiática comparte frontera tanto con Afganistán (1.357 km), al sur, como con la provincia china de Xinjiang (477 km), al este. En ambos casos, las líneas fronterizas adolecen de porosidad debido a la orografía accidentada de la cordillera del Pamir, que dificulta su vigilancia. La posibilidad de que grupos militantes estacionados en Afganistán puedan entrar en China a través de Tayikistán es una preocupación real para las autoridades chinas.
La estabilidad en Xinjiang, donde las autoridades están llevando a cabo una campaña de represión contra uigures y otras minorías túrquicas que podría ser tildada de “genocidio cultural”, es la prioridad para Pekín. La presencia de militantes uigures en Afganistán, aunque sus números y capacidad operativa son más que discutibles, es lo que inquieta al gobierno chino. No sorprende por lo tanto que, al poco de tomar el poder y con el objetivo de congraciarse con China, los talibanes decidiesen trasladar a militantes del Partido Islámico del Turkestán (PIT) desde Badajshán, en la frontera con China y Tayikistán, a la provincia oriental de Nangarjar, frente a Pakistán. Pero eso no es suficiente para calmar los ánimos en Pekín.
BASES CHINAS EN EL PALMIR
La estrategia china con respecto a Tayikistán no responde a los acontecimientos de este verano en Afganistán, sino que viene de lejos. En el 2019 el Washington Post ya destapó la existencia desde el 2016 de una base china en el extremo suroriental de Tayikistán, cerca de la frontera entre China y Afganistán, en el corredor de Waján. Desde entonces, han ido emergiendo más detalles sobre el despliegue chino, aunque es algo que tanto Dusambé como Pekín niegan oficialmente.

La base originalmente se remonta a la época soviética, y aunque ha sido acondicionada por los chinos en estos últimos años sigue perteneciendo al estado tayiko. Sin embargo, este verano el presidente tayiko habría ofrecido la propiedad del terreno a los chinos a cambio de asistencia militar. Según fuentes consultadas por RFE/RL, las instalaciones acogen a algo más de un centenar de efectivos chinos, tayikos y afganos. Las tropas chinas no pertenecerían al Ejército de Liberación Nacional (ELN), sino a la Policía Armada Popular (PAP), un cuerpo paramilitar que juega un papel destacable en la represión en Xinjiang.
A esta base, hay que añadir otra actualmente en construcción. A diferencia de lo sucedido con el primer complejo, en noviembre de este año las autoridades tayikas hicieron público que China iba financiar el establecimiento de una base en el distrito de Ishkashim. Según el anuncio, pese a que China financia la construcción, cuyo coste asciende a unos 10$ millones, la base será operada por fuerzas especiales tayikas pertenecientes al Ministerio del Interior. Al menos oficialmente.
El emplazamiento escogido para esta segunda base no es ninguna coincidencia. Ishkhashim se encuentra en el extremo occidental del Waján, por lo que de esta manera las bases cubrirían tanto la entrada como la salida del valle desde el sector tayiko.

La cooperación militar entre China y Tayikistán no se limita a las bases. En los últimos años, Pekín ha ayudado a Tayikistán a construir tres comisarías militares, cuatro cuarteles y un campo de entrenamiento. Todo ello en la región del Pamir. Mientras tanto, entre 2015 y 2016 Dusambé cedió a Pekín los derechos para reformar o construir hasta 40 puestos fronterizos en la frontera con Afganistán. Estos acuerdos también habrían supuesto el reemplazo de guardias fronterizos tayikos por sus homólogos chinos en algunos tramos. Además, a esto hay que añadir el suministro de armamento chino a las fuerzas de seguridad tayikas, incluyendo vehículos blindados. Aunque en este caso el papel de China es testimonial si lo comparamos con Rusia, que sigue proveyendo a Tayikistán del 97% de su equipamiento militar.
ÁREA DE INFLUENCIA RUSA
En un primer momento, el creciente rol de China en la seguridad tayika podría hacer pensar sobre un posible conflicto de intereses entre Pekín y Moscú. Existe una analogía que ilustra, aunque de manera simplista, los papeles de ambas potencias en la región: Rusia es el soldado de Asia Central mientras que China es el banquero.
La presencia militar rusa en Tayikistán es significativamente superior, tanto en términos cuantitativos como cualitativos, a la china. La nación centroasiática alberga la mayor base rusa en el extranjero, situada en la capital Dusambé, donde se encuentra acantonada la 201 división motorizada que suma unos 7.000 efectivos. Esta división es una de las grandes bazas rusas en la región y fue mencionada explícitamente por las autoridades rusas como su herramienta en la frontera afgana durante el cambio de régimen en Kabul este verano.

Dada la influencia rusa en Tayikistán, no solamente militar sino a todos los niveles, es de suponer que Dusambé habrá consultado con Moscú las decisiones respecto a la apertura de bases chinas. El analista político Paviz Mullojonov va más allá y argumenta que se produjeron contactos entre Rusia y China acerca de la segunda base. Moscú habría dado el visto bueno después de que Pekín argumentase que su presencia sería temporal y que se debía a los últimos acontecimientos en Afganistán.
Lejos de ser un problema, de momento, el papel chino en Tayikistán también beneficia a Moscú. Asegurar la frontera con Afganistán y la estabilidad en la nación centroasiática es al fin y al cabo lo que también busca Rusia. Los países limítrofes con Afganistán son un área hasta cierto punto vulnerable en lo que el Kremlin considera su zona de influencia en la región.
El objetivo de Pekín en Tayikistán es principalmente blindar su frontera occidental, no su expansión militar. No es coincidencia que las tropas desplegadas en Afganistán sean de la PAP, ni que las diferentes maniobras militares que China lleva a cabo con los países de la región tengan un marcado enfoque antiterrorista. Pese a ello, a buen seguro que Moscú seguirá atento a los movimientos chinos en Tayikistán.
EL PAPEL DE TAYIKISTÁN
Dusambé es el principal beneficiado a corto plazo por el interés chino en su seguridad. La llegada al poder de los talibanes convirtió al régimen tayiko en su principal opositor en la región, con todo lo que ello conlleva. Aparte de la amenaza genérica que pueden suponer los talibanes, las autoridades tayikas hacen frente a un peligro más real en la forma de otros grupos militantes. El principal de ellos es Jamaat Ansarulá, un movimiento de etnia tayika que fue puesto por los talibanes a vigilar parte de la frontera afgano-tayika. Tener a China de su parte es una importante herramienta disuasoria. A esto hay que añadirle el apoyo técnico y material.

A más largo plazo, sin embargo, el rol militar de China en Tayikistán puede ser preocupante para Dusambé. El país ya tiene una importante dependencia económica de su vecino. Pekín posee cerca del 36% de la deuda externa tayika, una cifra que ha ido en aumento estos últimos años. Una trampa de deuda a la que también tiene que hacer frente el vecino Kirguistán.
Otro aspecto a tener en cuenta es el creciente tono irredentista chino en lo referente a Tayikistán. Pekín reclama para sí parte del territorio tayiko, remontándose a los tratados entre la Rusia zarista y el Imperio Qing firmados en la segunda mitad del siglo XIX. Para poner fin a estas aspiraciones, las autoridades tayikas ya han transferido a China un total de 1.322 kilómetros cuadrados tras sendos acuerdos ratificados en 1999 y 2011, lo que supone algo más del 0,8% de la extensión de Tayikistán. Pero podría no ser suficiente.
Un artículo publicado en el 2020 en varios medios oficiales chino causó revuelo en Tayikistán. En el mismo, su autor defendía que todo el Pamir había formado parte de China en el pasado y que, por lo tanto, debería volver a estar bajo el control de Pekín. Aunque esta no sea la posición oficial del gobierno chino, no se hubiese publicado sin el consentimiento de las autoridades. Esta narrativa irredenta china no se centra exclusivamente en Tayikistán, pero Dusambé es el eslabón más débil en la región.
CONCLUSIÓN
Tayikistán seguirá un jugando un papel importante en la política exterior china en los próximos años. Sería un error interpretar la creciente presencia china en la nación centroasiática como una estrategia expansionista. La prioridad para Pekín es la defensa de sus fronteras de las amenazas que puedan surgir de Afganistán, y Tayikistán, debido a su localización, juega un papel clave en dichas aspiraciones.
Los movimientos de China no suponen un desafío para la hegemonía rusa, en términos militares, en la región. Hasta el momento, ambas potencias han colaborado en Asia Central, cada una centrada en su esfera de influencia. Las autoridades tayikas por su parte no sólo aceptan el rol de China dentro de sus fronteras, sino que siguen explorando fórmulas para beneficiarse de él. El ofrecimiento del presidente tayiko en lo referente a la propiedad de la primera base es un ejemplo de ello. Dusambé puede seguir explotando el interés de Pekín para su propio beneficio, teniendo la certeza que da tener a Moscú detrás. Pero no debe perder de vista su creciente dependencia económica en el gigante asiático.
NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21.
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