TAIWAN, ENTRE CHINA Y LA PARED

por | Mar 18, 2021

La República de China, también conocida como Taiwan, se encuentra cada vez en una situación internacional más comprometida. El crecimiento exponencial de su mayor amenaza existencial, la llamada China continental, hace que el reconocimiento internacional de Taiwan vaya retirándose conforme crece la influencia global de Pekín.

Durante el siglo XVII, la isla de Formosa fue colonizada por los holandeses, a lo que le siguió una afluencia de población china Han, Fujian y Guangdong, que cruzaron el estrecho de Taiwán y se establecieron en la isla. Ya en 1662, Zhèng Chénggōng (conocido en occidente como Koxinga), un leal a la dinastía Ming que había perdido el control de la China continental, derrotó a los holandeses y estableció una base de operaciones en la isla en 1664. Sus fuerzas fueron derrotadas por la dinastía Qing en 1683, y algunas partes de Taiwán se integraron cada vez más en el Imperio Chino.

Con la firma del Tratado de Shimonoseki que puso fin la primera guerra chino-japonesa en 1895, los Qing cedieron la isla, junto con las islas Penghu al Imperio de Japón. Durante la ocupación japonesa de la isla en la China continental estalla la Revolución de Xinhai de 1911 acabando definitivamente con la Dinastía Qing y dando paso a un gobierno provisional de coalición. Durante la Segunda Guerra Mundial la isla sirvió de base para la invasión japonesa del sudeste asiático y el Pacífico. Incluso muchos taiwaneses que habían recibido educación imperial japonesa lucharon del lado de Japón durante la guerra. 

Taiwan es hoy una pieza clave de la pugna geopolítica en Asia entre China y Estados Unidos.

En 1945, tras el final de la Segunda Guerra Mundial, China gobernada por el Kuomintang, volvió a tomar el control de Taiwán. Pero en 1949, tras perder el control de la China continental en la guerra civil china y la proclamación de la República Popular de China, el gobierno dirigido por Chiang Kai-shek y el resto de su ejército se retiró a Taiwán. 

El envío de “voluntarios” a la Guerra de Corea por parte de la República Popular para ayudar al frente comunista fue uno de los motivos por los que EE.UU. puso en marcha su política de “contención” al expansionismo comunista en la región, la principal medida disuasoria fue el envío de la Séptima Flota al mar de la China para defender Corea y establecer un centro de operaciones en Taiwán, el Ejército de Liberación Popular desnutrido y desanimado desistió de recuperar el control de la isla y enfrentarse a una posible nueva guerra esta vez con EE.UU..

Así dió comienzo a la situación de las “dos Chinas” y al gobierno de partido único del Kuomintang en Taiwán, que mantuvo la ley marcial y dirigió al país con mano de hierro durante cuarenta años, hasta la llegada de las reformas democráticas en la década de 1980, que condujeron a las primeras elecciones presidenciales directas en 1996. 

Aunque parezca sorprendente a día de hoy el nombre oficial de Taiwán sigue siendo República de China y hasta mediados de los 80 aspiraba a ser el único gobierno legítimo de la China continental (incluso de Mongolia, Mao Tse Tung tuvo que renunciar a la soberanía china por presiones de Stalin) y sucesor de los principios republicanos surgidos de la Revolución de Xinhai

Evolución del reconocimiento internacional de la República Popular China desde 1949 hasta hoy.

Desde el final de la Guerra Civil China la mayoría de los países occidentales reconocían al gobierno de Taipei como legítimo interlocutor de China pero todo esto cambió en 1971 cuando tuvo que ceder su asiento en la Asamblea General de ONU al gobierno de Pekín (el gobierno comunista consideraba a los organismos internacionales como herramientas capitalistas impuestas desde occidente) y posteriormente cuando en 1979 EE.UU. cambió el reconocimiento en favor de la República Popular de China (pero manteniendo las relaciones internacionales „de facto“ con Taiwán). Estos hechos no supusieron el final de las relaciones con uno de su más acérrimo aliado y el resto de países del mundo que también siguieron los pasos de la Administración Carter, pero sí una caída devastadora de su influencia y desarrollo internacional. 

El auge económico de la República Popular de China que se había convertido en la fábrica del mundo propició este cambio en la política internacional. Por su parte, la República Popular de China siempre ha mantenido Taiwán como una región más y sus reivindicaciones de soberanía de la isla son por todos países conocidas. Por su parte EE.UU. ni acepta ni niega la soberanía de Pekín sobre la isla, siempre y cuando se llegue a un acuerdo dialogado sobre la reincorporación de Taiwán a China como una región más. 

A partir de los acontecimientos de la decada los 70 Taiwán optó por la vía de la democratización, siendo a día de hoy el país mas democrático del sudeste asiático y el único país que ha reconocido el matrimonio homosexual en toda Asia. A día de hoy Taiwán sigue manteniendo oficinas en gran parte de los países occidentales que ejercen funciones diplomáticas y consulares, como por ejemplo la expedición de pasaportes taiwaneses en el extranjero.

Taiwan está dentro de las áreas de fricción y reivindicación territorial de Pekín en su entorno inmediato.

EL TAIWAN DE HOY, UNA PIEZA EN EL TABLERO GEOPOLÍTICO

Existen en la actualidad muchas diferencias sociales, económicas, políticas y también demográficas entre “las dos Chinas” a lo que se añade la deriva autoritaria del Partido Comunista de China. El sentimiento de pertenencia a China ha decaído radicalmente en los últimos años y un alto porcentaje de población taiwanesa ha dejado de sentirse también china. Está por ver si estas diferencias llegan algún día a ser tan insalvables que imposibiliten una reunificación pactada y dialogada.

A mediados de 2019 comienzan las protestas en Hong Kong, el motivo principal fue la nueva ley de seguridad auspiciada desde Pekín, esta reforma suponía un importante retroceso en cuanto derechos civiles y libertades en la antigua colonia. Un auténtico desafío al sistema de un estado dos sistemas acordado con Gran Bretaña. Estos actuales desvaríos autoritarios han puesto en evidencia dos cosas, la primera es la necesidad de control absoluto tanto político y social por parte de Xi Jinping y del Partido Comunista y la segunda y más relevante para Taiwán es la de un posible futuro de Taiwán siendo parte de China.

Como respuesta a las protestas de Hong Kong los ciudadanos votaron  en las elecciones de enero 2020 mayoritariamente al Partido Democrático Progresista liderado por Tsai Ing-wen, derrotando al Kuomintang que, contrariamente a sus antecedentes históricos proponía un acercamiento a Pekín. 

Rango de alcance de los misiles balísticos y de crucero de Taiwán. (CSIS)

La estrategia del Gobierno de Taipei supone una resistencia a las políticas autoritarias chinas sobre Hong Kong y un auténtico desafío a las pretensiones del gobierno de Xi Jimping de reunificar China antes de 2049 cuando se cumplan 100 años de la Revolución de Mao Tse Tung.

Taiwán se encuentra cada día más aislada, cada vez son menos los países que lo reconocen como país y generalmente muy pequeños, además muchos no están geográficamente en el área Asia-Pacifico, con lo que su posición en la región se ha ido debilitando con el paso del tiempo, lo cual no sólo es debido a la pugna que mantiene con Pekín sino también a la dejadez de EE.UU. en la región que ha mantenido en los últimos años una política aislacionista, ahí es donde China ha pasado a ocupar su lugar en uno de los lugares más importantes estratégicos del planeta. 

Una formación de la armada china, incluido el portaaviones Liaoning, durante simulacros militares el 2 de enero de 2017 en el Mar de China Meridional. (Stratfor)

Aún cuando EE.UU. haya cambiado su política internacional a día de hoy sigue vigente el Tratado de Defensa Mutua con Taiwán firmado el 1 de enero de 1980, por el que se asegura su abastecimiento de armamento en todo momento y una respuesta conjunta en defensa de la integridad de la isla ante un eventual ataque de China. Pero no queda claro la velocidad a la que los servicios militares estadounidenses puedan reaccionar y puede que ya sea demasiado tarde cuando lleguen. Además muchos funcionarios de Washington han criticado este Tratado por su ambigüedad a la hora de hacer frente a un posible ataque del gigante asiatico.

Sea cual sea el siguiente paso de la estrategia de China con respecto a Taiwán y el futuro de la democracia en la isla solo el tiempo nos lo dirá, pero lo que está claro es que Pekín nunca dejará en su empeño hasta conseguir su dominio absoluto.


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