Turkmenistán es junto a Corea del Norte, uno de los países menos democráticos del mundo. Esto se debe principalmente a que, desde su independencia, este país sólo ha tenido dos presidentes, a cada cuál más totalitario y excéntrico, que han impuesto cultos y leyes que lo han convertido en lo que es hoy. Un país sumido en una dictadura extraña y caótica donde sus habitantes están aislados del exterior y no disponen de alimentos básicos.
Aparentemente Turkmenistán puede parecer el prototipo de dictadura de un país de Asia Central, cómo Tayikistán o Kirguistán, países sin apenas recursos que quedan silenciados de cara a la comunidad internacional, pero lo cierto es que no. Turkmenistán cobra importancia en el panorama mundial ya que posee la cuarta reserva de gas más grande del mundo, un recurso natural indispensable para cualquier país por su funcionalidad.
UN NUEVO PAÍS CON UN LIDERAZGO ANTIGUO
Igual que el resto de las ex repúblicas soviéticas, el país se convierte en una nación independiente en 1991, tras el colapso de la Unión Soviética. El máximo poder pasó a manos de Saparmyrat Niyazov, que ya llevaba en el poder desde 1985 de la mano del Partido Comunista de Turkmenistán. Hubo elecciones democráticas en 1992 después de la disolución de la URSS. De cara a la comunidad internacional era idóneo celebrar unas elecciones, pero la realidad es que las ganó él siendo el único candidato presentado. Años más tarde convocaría otras elecciones (silenciadas al mundo por el régimen) y se autoproclamaría presidente vitalicio en 1999 con el 99,8% de los votos.
Niyazov es recordado por las organizaciones humanitarias como uno de los dictadores más totalitarios y represivos del mundo moderno. Se autoproclamó “Türkmenbaşy”, que traducido del turcomano es algo así como “El líder de todos los Turcomanos”. Instauró unos de los regímenes dictatoriales más implacables de la historia, basado en el culto a su personalidad e impuso sus excentricidades personales sobre el país. Cambió todos los nombres de los meses y días de la semana, cambió el nombre para el pan de mesa por el de su madre, y así hasta reemplazar el nombre a más de 500 palabras por sucesos vinculados con el dictador. Prohibió cosas como las óperas y los circos, ya que “no transmitían los valores tradicionales turcomanos”, construyó una enorme pista de patinaje en medio del desierto, alzó estatuas de oro inmensas que veneraban su gran figura y su rostro se encontraba en todos los billetes de manat turcomano (moneda del país), en las autopistas y en todas las botellas de bebidas alcohólicas.
Por si no era suficiente martirio para los habitantes turcomanos, escribió el Ruhnama, que traducido vendría a ser el Libro del Alma. Este libro escrito por él narraba las épicas del pueblo turcomano y las gestas biográficas del propio dictador. Hizo que fuera obligatorio su estudio como requisito para garantizar la admisión de trámites administrativos mínimos o la aprobación de exámenes (graduado escolar, oposiciones, permiso de conducir, entrevistas de trabajo…). Tanta importancia tuvo, que el propio Niyazov ordenó construir una estatua del Ruhnama en Asjabad (la capital del país), que se abría por la mañana con la salida del sol y se cerraba por la noche. En 1991, la ciudad de Krasnovosk, en la costa del mar Caspio, pasó a llamarse Turkmenbashi en su honor.
Monumento al Ruhnama en Asjabad.
Otra de las medidas excéntricas fueron el cierre de todos los hospitales del país fuera de Asjabad, algo extremadamente delirante, ya que más del 85% del país lo cubre un desierto, el desierto de Karakum. Esta medida dejó a Turkmenistán como el país con la esperanza de vida más baja de Asia Central. Además, Niyazov instauró una política social conocida como “turkmenización”, que buscó prohibir aspectos culturales que percibía como “antiturcomanos” y que a su vez fue denunciada como una represión religiosa y étnica contra las minorías rusa y uzbeka. Finalmente, el régimen acabó por derrumbarse tras la muerte de Niyazov, que, aunque pretendía retirarse en 2009, falleció en diciembre de 2006 a causa de un infarto de miocardio.
TURKMENISTÁN, DE MAL EN PEOR
Tras la muerte del dictador, el país se sumió en la incertidumbre más profunda sin saber que pasaría. Se convocaron las primeras elecciones con más de un candidato, y aquí es dónde entra el siguiente personaje. El ganador de las elecciones presidenciales fue Gurbanguly Berdimuhamedow, dentista personal de Niyazov, que había sido Ministro de Sanidad de la mano del anterior gobierno. Ganó con un 90% de los votos y 6 años después fue reelegido con un 98% de los votos.
Al principio, parecía que iba a haber un cambio democrático en el país. Gurbanguly destruyó las estatuas de Niyazov, quitó la obligación de memorizar el Ruhnama y volvieron a llamarse los meses y los días por su nombre original. Pero esto no lo hizo precisamente movido por un afán democratizador, lo hizo para eclipsar al anterior dictador. Gurbanguly implantó una dictadura todavía más insólita que la de Niyazov, algo que la comunidad internacional no esperaba debido a la excentricidad de esta última.
Levantó estatuas todavía más grandes con su figura por todo el país e hizo cosas como prohibir que los vehículos fueran de color negro, cambiar de nombre a tu caballo o que la gente pueda teñirse el pelo de negro, ya que hace poco Gurbanguly decidió no ocultar su pelo con canas y, sería una falta de respeto no llevarlo igual a él. Además de estas medidas, el presidente de Turkmenistán tiene caprichos, y no son pocos, especialmente los animales. Turkmenistán es el único país que cuenta con un Ministerio únicamente para sus caballos, el Ministerio Equino, en honor a la raza de caballos autóctona turcomana llamada Akhal-Teke.
Además, Gurbanguly también adora los perros, tanto es así que la raza de perro turcomana llamada “alabai” es considerada sagrada y Patrimonio Nacional. Esta raza de perro aglutina numerosos campeonatos caninos organizados por el presidente Berdimuhamedow a lo largo del país para encontrar al mejor criador de perros alabai, que es galardonado con un sueldo vitalicio que cuadriplica el salario mínimo del país. Es tan grande la devoción del dictador por este animal, que le tiene dedicada una estatua de oro en Asjabad.
Estatua de oro en Asjabad dedicada al perro pastor alabai. Foto: Vyacheslav Sarkisyan/Reuters.
Otra de las aficiones del autócrata turcomano son la música y la escritura. Gurbanguly ha escrito más de 50 libros que tienen como temática principal a él mismo y a las personas que le rodean. En el país sólo se puede escuchar música compuesta por él, temas como “Karakum”, canción dedicada al desierto que cubre casi todo el país. Además, batió el récord Guinness de personas cantando a la misma vez en un auditorio, obviamente una canción compuesta por él. Aunque su mayor escándalo relacionado con la música, fue la contratación de Jennifer Lopez para la celebración de su 56º cumpleaños en Asjabad, un concierto multitudinario del cual aún hoy no se sabe el coste total.
El hermetismo y la corrupción es tal en el país que no se sabe ciertamente ni cuánta gente vive, se estima que unos 6 millones, pero los movimientos migratorios con el deseo de abandonar el país están disminuyendo poco a poco la población. Tampoco se sabe la gente que está en el paro o ni siquiera cuánta gente tiene acceso a agua potable. Sólo tiene acceso a Internet el 14% de la población, estando todo muy controlado por el régimen, al igual que los medios de comunicación. Turkmenistán está en el puesto 178º de 180 en el Índice de Libertad de Prensa, siendo superando solamente por Corea del Norte y Eritrea. La libertad de expresión se encontró ante un nuevo límite en 2020, ya que Gurbanguly prohibió la palabra “coronavirus”. Gracias a ello, no hay datos oficiales acerca de la pandemia en el país, por lo que es el único país del mundo con cero casos registrados, aunque la realidad es muy distinta, ya que los hospitales de Asjabad se encuentran al límite de ocupación debido a los casos que hay en el país.
La única atracción turística es el Pozo de Darvaza, conocido popularmente como “Las Puertas del Infierno”, una antigua prospección de gas natural ubicada en medio del desierto turcomano descubierta en 1971 por unos geólogos soviéticos, que le prendieron fuego al cráter para así evitar el temor de escapes peligrosos de gas. La realidad es que lleva más de medio siglo incendiado, ofreciendo un espectáculo visual bastante notable.
LOS RECURSOS COMO HERRAMIENTA DIPLOMÁTICA
Si hablamos de recursos naturales en Asia Central, lo primero que se nos viene a la mente es el algodón y su industria soviética. Bien, pues en Turkmenistán el algodón no cobra mucha importancia (pese a ser el 9º productor mundial). Turkmenistán es una verdadera potencia en recursos tan importantes como el gas o el petróleo.
La política exterior de Turkmenistán es algo único en el mundo, ya que es absolutamente neutral, como se reconoció en 1995, en la Asamblea General de las ONU. Turkmenistán, bajo el mandato de Niyazov se adhirió al Movimiento de Estados No Alineados, creado en 1961 para países que repudiaban vincularse con uno de los dos bandos de la Guerra Fría. De acuerdo con esto, Turkmenistán se compromete totalmente a no participar en ninguna alianza militar y ningún bando bélico con el fin de evitar la guerra y posicionamientos en esta. Tanto es así que la neutralidad perpetua está recogida en la constitución turcomana como la base de su política exterior. Además, también aparece en las primeras estrofas del himno e incluso se celebra “El Día de la Neutralidad”, día festivo en el país.
Esta neutralidad reside principalmente en un interés geopolítico, ya que Turkmenistán posee las cuartas reservas de gas más grandes del mundo. Tras la disolución de la Unión Soviética, el único gaseoducto del país iba destinado a Rusia, pero el gobierno turcomano se quiso desvincular de Rusia al ver su magnífico potencial en cuanto a recursos naturales se refiere. De hecho, fue el único país de la esfera soviética que no firmó la alianza militar entre países que pertenecían a la URSS. A esto hay sumarle que comparte frontera con Afganistán, antiguo rival de la Unión Soviética en la Guerra Fría, por lo que se encontró encerrada entre dos países que no simpatizaban con él. Tras su desvinculación de Rusia, Afganistán aceptó establecer relaciones diplomáticas con el gobierno talibán afgano, y a día de hoy, sigue siendo de los pocos países que lo ha hecho.
Inauguración del gaseoducto que une Turkmenistán con China. Fotografía: EPG.
Pese a su posición neutral perpetua, Turkmenistán ha encontrado el socio económico perfecto, China. Actualmente, el 82% del gas natural de Turkmenistán se exporta hacia territorio chino, un país que no suele hacer preguntas a ningún país sobre la situación en materia de derechos humanos, y mucho menos a un régimen tan represivo como el turcomano.
Pese al deterioro de las relaciones con Rusia en el pasado, en los últimos años Turkmenistán y Rusia han acercado posturas, sobre todo en materia de exportación de gas y petróleo, con una amistad bastante férrea entre Vladimir Putin y Gurbanguly Berdimuhamedow.
¿Pero de que sirve tener una gran cantidad de recursos naturales si no tienes socios comerciales? Lo cierto es que Turkmenistán ya ha conectado gaseoductos con Rusia, China, Irán, Uzbekistán y Kazajistán. Además, se encuentra en construcción el gaseoducto que conectará el país con la zona de Afganistán, Pakistán y India, una zona con una proyección demográfica elevadísima, lo que dará a Turkmenistán garantías de futuro. La ambición del país no acaba aquí, ya que actualmente se negocia la construcción de un gaseoducto que conecte Turkmenistán con la Unión Europea a través del Mar Caspio.
LA SUCESIÓN PUEDE ESTAR CERCA
La realidad es que Gurbanguly ya tiene 63 años, en un país en el cual la esperanza de vida se sitúa en los 67 años. Es por eso que la sucesión al Arkadag (apodo de Gurbanguly, que en turcomano sería traducido como “El Protector”) es una de las incógnitas en las que está sumida el país. Lo cierto es que en Asia Central la democracia es una asignatura pendiente, y que, además, va para largo.
Al ser un país tan hermético, las fuentes son mínimas, pero todo apunta que Turkmenistán no se convertirá en una democracia cuando Gurbanguly ya no esté. Probablemente el sucesor sea su hijo mayor Serdar Berdimuhamedow (39 años). La preparación del líder a su hijo ya ha sido mostrada públicamente por el propio Gurbanguly, ya que le ha otorgado cargos importantes (como ser el Ministro de Industria y el Gobernador de la región de Ahal, entre muchos otros) y le está sustituyendo habitualmente en actos de importancia relevante. Además, su padre le regaló la construcción de una nueva ciudad, algo que muestra la preparación a la que le está sometiendo el líder.
Serdar Berdimuhamedow junto a su padre Gurbanguly Berdimuhamedow, siendo ascendido a viceprimer ministro. Fotografía: AKI Press.
Asimismo, en las últimas semanas el presidente Berdimuhamedow ha entablado conversaciones telefónicas con los líderes de Uzbekistán, Tayikistán, Kazajistán, Rusia y Turquía. Unas llamadas que aparentemente se entienden como pésame por la reciente muerte del padre del dictador, pero que son algo sospechosas debido a su duración, lo que ha hecho encender las alarmas ante una supuesta transición. Es por eso que el futuro de Turkmenistán y sus habitantes parece que no pasará ni por una democracia, ni por la elección de su nuevo líder.