En un mundo globalizado e interdependiente, la Unión Europea afronta dilemas de enorme calado: la seguridad energética, la autosuficiencia alimentaria, las dinámicas migratorias y la necesidad de fortalecer sus capacidades de defensa. Todo ello mientras intenta mantener un delicado equilibrio entre la competitividad económica y los valores sociales que dice defender. En este contexto, la voz de Aragón resuena con fuerza, recordando que las regiones no son meros apéndices del Estado, sino nodos estratégicos capaces de influir en el proyecto común europeo.
El papel histórico y estratégico de Aragón
Alberto Izquierdo, presidente y diputado del Partido Aragonés, subraya desde su despacho en las Cortes de Aragón en Zaragoza la obligación histórica de Aragón de desempeñar un papel relevante en la construcción de España y en su relación con Europa. No se trata únicamente de una evocación al pasado, sino de una apuesta estratégica: Aragón debe ser el territorio clave de conexión entre la península y el continente.
La centralidad geográfica, unida a su enorme disponibilidad de espacio y a una infraestructura logística consolidada, coloca a la comunidad como un puente natural entre el Atlántico, el Mediterráneo y Europa continental. En un momento en que las cadenas de suministro se redefinen y los nodos intermedios ganan importancia, Aragón reclama protagonismo.
Energía y reindustrialización: el eje del futuro
Si la logística ha sido motor de desarrollo en las últimas décadas, el nuevo paradigma pasa por la energía. Aragón se ha consolidado como uno de los grandes productores de renovables de Europa, pero el verdadero reto —como subraya Izquierdo— es consumir esa energía en origen para atraer industria, centros de datos y proyectos tecnológicos.
En este sentido, se plantea un modelo de autogobierno energético, no como expresión de separatismo, sino como reivindicación de un papel leal y vertebrador dentro de España. La capacidad de decidir sobre el destino de la energía producida sería, en esta lógica, un pilar de reindustrialización no solo regional, sino nacional.
Seguridad alimentaria y soberanía europea
La reflexión se extiende a otro frente crucial: la autosuficiencia alimentaria. En un contexto de crisis de suministros y tensiones comerciales, Europa sigue dependiendo de importaciones de países con estándares de calidad distintos a los de la UE. Aragón, con su potencial agrícola y ganadero, podría ser un actor relevante para garantizar la soberanía alimentaria europea.
Izquierdo alerta del riesgo de acuerdos internacionales como el Tratado Mercosur, que, en su opinión, comprometen a agricultores y ganaderos españoles frente a la competencia de productos de menor calidad. Frente a ello, defiende que Europa debe avanzar hacia un modelo de robustez productiva, capaz de abastecerse en alimentos y energía con criterios de sostenibilidad.
Despoblación y migraciones: el gran desafío demográfico
Uno de los temas más sensibles es la despoblación, fenómeno que Aragón comparte con amplias zonas del continente. La baja natalidad y el envejecimiento de la población amenazan la sostenibilidad económica y social de Europa.
Izquierdo es claro: la inmigración no es un problema en sí misma, lo es la inmigración desordenada. Europa necesita millones de trabajadores cada año y debe gestionar la llegada de mano de obra de manera organizada, mediante tratados claros con países de origen y sistemas que faciliten la integración. Sin esta visión, el riesgo es una doble crisis: despoblación interna y desindustrialización por falta de mano de obra.
Defensa y seguridad: un rearmarse con inteligencia
Finalmente, el presidente y diputado del PAR aborda un tema de creciente relevancia: la defensa europea. La guerra en Ucrania ha recordado la vulnerabilidad del continente y la necesidad de una política común. Pero Izquierdo advierte que las guerras del futuro no se librarán solo con tanques o balas, sino con tecnología, energía y ciberseguridad.
Aragón, con su tradición militar y su industria vinculada a la defensa, podría tener un papel relevante en este proceso. No obstante, el reto pasa por lograr que la región reciba tanto como aporta, evitando repetir el histórico desequilibrio entre contribución y retorno.

El Presidente del Partido Aragonés, Alberto Izquierdo, conversando en su despacho con el Director de GEOPOL 21, Luis Valer del Portillo.
Europa atraviesa una encrucijada decisiva. El debate no es únicamente sobre infraestructuras o políticas sectoriales, sino sobre el proyecto común europeo y su capacidad de garantizar prosperidad, seguridad y cohesión social en un mundo cada vez más competitivo.
Desde Aragón, Alberto Izquierdo recuerda que las regiones tienen mucho que decir en este camino. Conectar, producir, alimentar, poblar y defender no son solo verbos que definen a una comunidad autónoma, sino ejes estratégicos que marcarán el futuro de Europa.
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