En las últimas semanas, la escalada de tensión entre Rusia y Ucrania ha dado paso a que el 24 de febrero de 2022, las tropas del Kremlin hayan penetrado completamente en territorio ucraniano, considerándose así por iniciada una guerra que Europa no recordaba desde la desintegración yugoslava.
2014: EL ORIGEN DE LA ACTUAL SITUACIÓN
En noviembre de 2013, los ucranianos salieron en masa a las calles como señal de protesta contra la decisión de rechazar – por parte del ejecutivo del entonces presidente Viktor Yanukovich – el Acuerdo de Asociación con la UE, dando por iniciada la conocida como ‘Euromaidán’ o Revolución de la Dignidad, siendo el punto más caliente Kyiv y su Plaza de la Independencia, donde se vivieron momentos violentos al ser los manifestantes atacados por las fuerzas estatales entre finales de 2013 y el año 2014 en un momento en el que las encuestas arrojaban, según el Instituto Internacional de Sociología de Kyiv, un 54% de apoyos de la población ucraniana a la membresía del país dentro de la Unión Europea.
Como consecuencia de ello, se fue fomentando un ambiente belicista, alentado en parte por grupos de extrema-derecha y paramilitar como el C14, que dieron lugar a la destitución de Yanukovich en febrero de 2014 y la implementación de un gobierno de transición (el cual decidió volver a la Constitución de 2004, surgida tras la Revolución Naranja, convirtiendo a Ucrania en una república parlamentaria).
A partir de este momento, distintas manifestaciones prorrusas se suceden en las regiones de Crimea y la cuenca del Donbass, al este del país, en las que se realizan referéndums de anexión a Rusia y de independencia respectivamente. La primera de los territorios mencionado se adheriría a la Federación – junto con Sebastopol – como sujeto federal, mientras que las ciudades de Lugansk y Donetsk se proclamaron repúblicas independientes dentro un escenario bélico (en un primer momento bajo el nombre de Nueva Rusia, una confederación de ambas), auto denominándose República Popular de Donetsk (DNR) y República Popular de Lugansk (LNR).
Como medida de contención, y ante la posibilidad de que se llegase a desarrollar un conflicto a mayor escala, se firmaron los denominados Protocolos de Minsk y Minsk II por parte de la OSCE, Rusia y Ucrania, así como también por Alemania y Francia.
Aquí, en el Este, es donde desde la primavera de 2021 se volvió a concentrar la escalada de tensión surgida ocho años antes al comenzar a movilizar, por parte del Kremlin, tropas a lo largo de la frontera con Ucrania, dinamitando los protocolos firmados en la capital bielorrusa pocos años antes. En un primer momento, el ejecutivo ruso aseguró que se trataba de meros ejercicios y entrenamientos de carácter militar. No obstante, con el paso de los meses, la cantidad de efectivos se fue incrementando y se daba por iniciada una respuesta por parte de la OTAN al reforzar sus dispositivos del flanco este europeo a nivel terrestre, aéreo y marítimo.
Mapa de Ucrania tras la anexión de Crimea a la Federación Rusa e independencia de Lugansk y Donetsk como repúblicas (The Economist)
2022: DEL RECONOCIMIENTO DE DONETSK Y LUGANSK A LA GUERRA
Iniciado febrero de 2022, el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, reconoció formalmente a las repúblicas de Donetsk y Lugansk y se dió inicio, tras la ratificación por parte de la Duma rusa, al acuerdo de amistad, ayuda y cooperación entre Moscú y las repúblicas autoproclamadas, lo que le permitiría el envío de tropas al territorio del Donbass reclamado por Ucrania.
Concretamente, el 24 de febrero de 2022, en un discurso televisado, Putin ordenó la entrada de tropas en territorio ucraniano bajo una “operación especial” con el objetivo de “desnazificar y proteger a los rusos que son objeto de maltrato y genocidio” por parte de Kyiv – una acusación sin fundamentos al carecer de informes que coincidan con asesinatos masivos o el exterminio de la población por razones de etnia o religión, tal y como establece el Convenio de Roma de la CPI para definir este tipo de actos – así como el aumento de tropas en zonas como Rumanía, Bulgaria y el Mar Negro por parte de la OTAN.
Las tropas del Kremlin accedieron a territorio ucraniano desde diversos flancos: por el sur, desde Crimea hacia la ciudad de Jersón/Kherson, así como desde Lugansk y Donetsk y Mariúpol desde el este. En el norte, donde Ucrania comparte frontera con Bielorrusia y la Federación Rusa, el ejército de estos dos últimos Estados en alianza realizaron sus avances con el objetivo de tomar la ciudad de Sumy y Járkov/Kharkov, la segunda ciudad del país por número de habitantes.
Es especialmente relevante la penetración a Ucrania desde la frontera bielorrusa, pues a muy pocos kilómetros de esta se sitúa la central nuclear de Chernóbil (tomada por las tropas rusas desde el inicio de la invasión) y donde se ha reportado un aumento en los niveles de radiación según fuentes del Ejecutivo ucraniano, aunque lo más probable es que se deba al paso de vehículos militares sobre suelo contaminado, provocando este incremento que debería disminuir con el paso de los días. Así, la entrada de los soldados por la zona de exclusión tiene un objetivo claro: hacerse con Kyiv, centro del poder, a poco más de 100 km de la frontera.
En rojo, los avances de las tropas rusas en territorio ucraniano hasta el día 3 de marzo de 2022, donde se observa un claro avance hacia la capital y la toma de ciudades como Kharkiv (GEOPOL21)
Es necesario mencionar que, además de estos avances en territorio ucraniano, se han reportado desde el inicio de la contienda distintos ataques con artillería y misiles aire-tierra tanto en zonas urbanas (desde Odessa a Kyiv y desde Lugansk a Lviv) como en áreas militares, pues la finalidad es inutilizar las infraestructuras terrestres y aéreas ucranianas. Si bien es cierto que se habla de víctimas civiles asesinadas – al igual que soldados de ambos bandos -, las cifras varían según la fuente consultada, aunque se estima que más de 2000 civiles civiles han perdido la vida desde el inicio de la contienda, entre ellos, varias docenas de menores, según el reportero Illia Ponomarenko.
Zonas atacadas desde el inicio de la contienda (The Washington Post)
EL FUTURO, COMPLETAMENTE INCIERTO
Ante esta situación, el porvenir de Ucrania y la guerra es completamente imprevisible, pues son múltiples los escenarios que se pueden abrir aunque, sin duda, la finalidad actual de la Federación Rusa es hacerse – como en cualquier contienda similar – con la capitalidad al situarse ahí los poderes ejecutivo y legislativo del país empleando, en muchas ocasiones, las denominadas ‘bombas de vacío o termobáricas’, prohibidas por los Convenios de Ginebra.
A día 3 de marzo, las tropas rusas si bien se encuentran en la periferia de Kyiv, (una ciudad fantasma con un toque de queda implantado de 17.00h a 08.00h, al igual que en Járkov, hasta el lunes 28 de febrero y con sus ciudadanos refugiándose en búnkers o de forma improvisada en las estaciones de metro) al encontrar cierta resistencia ya que se trataría de una contienda urbana, han bombardeado un edificio residencial en las inmediaciones del aeropuerto de la ciudad (aunque sin víctimas reportadas por parte de alguno de los dos bandos), así como la torre de televisión de la capital ucraniana, de más de 300 metros de altura, donde han perecido 5 personas.
De esta forma, es solamente posible hablar de conjeturas al ser un conflicto todavía en curso. Uno de los posibles marcos que podrían resultar de la contienda puede ser el fin de las hostilidades, dando paso a un nuevo tratado diplomático que deje congelada la situación y que continúen las relaciones entre Rusia y las Repúblicas de Donetsk y Lugansk siguiendo la estela de Osetia del Sur, Abjasia o Transnistria.
Otro de los escenarios resultantes iría mucho más allá, pues una vez tomada Kyiv y por ende, el poder del Estado, sería sencillo anexionar Ucrania como parte de la Federación Rusa siguiendo el ejemplo de Crimea, convirtiéndose en el 86º sujeto federal de Moscú. No obstante, todo parece apuntar a que las acciones llevadas por el Kremlin tienen el objetivo de tumbar el gobierno del actual presidente, Volodimir Zelenski, y establecer en el poder a un ejecutivo filorruso similar al de Yanukovich con la intención de frenar el avance de la Unión Europea y la OTAN hacia el Este. No obstante, existe la posibilidad de que en caso de ser tomada la capital, el ejecutivo ucraniano se desplace hacia Lviv, al oeste del país y colindante con la frontera polaca.
Natali Sevriukova, residente en Kyiv, ante los escombros de su edificio alcanzado por misiles rusos. (Emilio Morenatti. The Associated Press)
Lo único verídico hasta el momento son las sanciones que se irán desarrollando a lo largo de los meses y que sufrirán, en mayor medida, los ciudadanos de a pie. Entre ellas destacan las sanciones impuestas por la UE, Canadá, EE.UU., Japón o Australia entre otros (bloqueo de cuentas y de activos del Banco Central Ruso, fin de las inversiones a empresas rusófilas y mismo sanciones a personas vinculadas al poder ruso, entre ellas, al propio Vladimir Putin y S. Lavrov, Ministro de Asuntos Exteriores, así como el cierre del espacio aéreo y marítimo para aeronaves y buques rusos), que ya han provocado la caída del valor del rublo un 30% y la no apertura de la Bolsa de Moscú o mismo la quiebra de la empresa constructora del gasoducto NordStream 2.
Como respuesta a estos castigos a Rusia, se espera que la Federación Rusa contraataque, según el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, con medidas recíprocas y simétricas o incluso asimétricas.
*Es necesario destacar que los acontecimientos reflejados en este artículo, considerados ahora actuales, pueden llegar a provocar la obsolescencia de gran parte del mismo en un corto período de tiempo, para lo cual se ampliará información de forma paulatina con datos renovados*
NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21
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