Desde finales del siglo XX, el país heredero del antiguo Imperio otomano tiene un objetivo claro, redefinir la identidad internacional de Turquía y pasar del estatuto de aliado de Occidente al rol activo y constructivo de actor global
Desde finales del siglo XX, el país heredero del antiguo Imperio otomano tiene un objetivo claro, redefinir la identidad internacional de Turquía y pasar del estatuto de aliado de Occidente al rol activo y constructivo de actor global
Sin embargo, las repercusiones internacionales son mínimas, teniendo como principales actores los países de Estados Unidos, Francia y Reino Unido, por parte de Occidente; y de Arabia Saudita e Irán, por parte de Oriente. El conflicto armado se ha extendido durante los últimos seis años, dejando tras de sí pobreza, hambruna y enfermedades, un cóctel que ha resultado explosivo, dejando un país sin esperanza ni aspiraciones de futuro.
El conjunto de movimientos sociales conocidos como “Primavera Árabe” tuvo su origen en Túnez, a finales del año 2010, extendiéndose rápidamente por todos los países que componen el mundo árabe, desde Marruecos a Omán. Se inició como un clamor popular en virtud de la democracia y derechos sociales, teniendo a Túnez como el único país que avanzó verdaderamente hacia un régimen democrático.
La lucha por la democracia en toda la región es una constante, donde el choque de culturas entre Oriente y Occidente deja patentes las claras diferencias en aspectos como la sociedad, la economía, las formas de gobierno o la influencia de la religión en el curso habitual de un Estado.