EL NEO-OTOMANISMO Y SU EXPANSIÓN AFRICANA

por | Oct 23, 2021

Desde finales del siglo XX, el país heredero del antiguo Imperio otomano tiene un objetivo claro, redefinir la identidad internacional de Turquía y pasar del estatuto de aliado de Occidente al rol activo y constructivo de actor global

La situación geográfica de Turquía hace de este un territorio de contrastes entre las tan diferentes culturas de Europa y Asia. Este hecho provoca que la política y economía del país conformen un híbrido de diferentes intereses, con la mirada siempre puesta en Occidente, con una relación de altibajos ante las instituciones europeas, pero también en otros continentes, como es el caso de África.

Desde finales del siglo XX, el país heredero del antiguo Imperio otomano tiene un objetivo claro, redefinir la identidad internacional de Turquía y pasar del estatuto de aliado de Occidente al rol activo y constructivo de actor global, tal y como afirmó el entonces ministro de Relaciones Exteriores, Ismael Cen, apuntalando la política exterior neo-otomana del siguiente siglo.

Antecedentes 

El inicio de relaciones entre Turquía y el continente africano se remonta a siglos atrás. Su presencia durante el Imperio Otomano (siglos XVI y XVII) se extendió principalmente por los territorios de Argelia, Túnez, Egipto, Libia y Sudán, llegando incluso a estar presente en parte de la península arábiga. Sin embargo, y tras la salida del Imperio de territorio africano, no fue hasta finales del siglo XX cuando desde Estambul se decidió intensificar las relaciones con el continente africano, más aún, tras el rechazo a su candidatura para ingresar en la Unión Europea, durante la Cumbre de Luxemburgo en el año 1997, con ciertas ideas “encubiertas” de retomar la influencia que en su momento tuvo el Imperio Otomano.

Las numerosas visitas y «giras africanas» de Erdogan por más de 27 países del continente desde 2003 cuando accedió al cargo de primer ministro, han sido un elemento clave en el impulso y afianzamiento de las relaciones turco-africanas. (African Business)

Desde entonces, la apuesta por el continente ha sido decidida y clara. Durante el año 2005, el declarado “Año de África”, el presidente Erdogan viajó a Sudáfrica y Etiopía, comenzando así su agenda de contactos por el continente, afianzando los vínculos políticos y económicos entre ambas regiones. En 2006 Turquía ya había firmado acuerdos de libre comercio con Marruecos y Túnez, así como un Acuerdo de Cooperación y Amistad con Argelia, dando inicio así a lo que sería un fructífero inicio de siglo en las relaciones Turquía-África.

 

Expansionismo turco

La política turca de expansión por el continente africano ha pasado, en pocos años, de ser un planteamiento teórico a ser una abrumadora realidad. Tiene sus inicios en el Cuerno de África, concretamente en Somalia, donde se realizaron diferentes programas de inversión y cooperación, todos ellos gestionados a través de la Turkish Cooperation and Coordination Agency (TIKA), agencia creada en 1992, cuyos objetivos son la cooperación y el desarrollo de los países más desfavorecidos. 

Para facilitar dicha expansión, el número de embajadas turcas ha aumentado progresivamente durante el inicio del siglo XXI, pasando de 12 en el año 2009 a las 44 existentes actualmente, estando presente en más del 80% de los Estados que conforman el continente. Paralelamente, la aerolínea Turkish Airlines ha experimentado un crecimiento sin precedentes, con presencia en 44 países africanos, habiendo llegado incluso a estar presente en 53, casi la totalidad del continente.  

El número de embajadas turcas en el continente africano ha aumentado enormemente en los últimos años. (African Business)

Según datos del Ministerio de Comercio, Turquía tiene firmados Tratados de Libre Comercio con Túnez, Marruecos y Egipto; así como negociaciones para establecer Tratados con Sudan, Somalia, República Democrática del Congo, Yibuti, Camerún, Chad, Argelia, Libia y Sudáfrica. Sin embargo, no solo existen tratados de comercio, sino también de Defensa. En el año 2017 se terminó de establecer la base militar TURKSOM  en la ciudad de Mogadiscio (Somalia), junto con una Universidad de Defensa, estando ambas instituciones encargadas de la formación de Oficiales y Suboficiales del Ejército de Somalia. Además, diferentes acuerdos han permitido el despliegue de tropas turcas en el Sahel, desarrollando operaciones militares encaminadas a la lucha antiterrorista.

 

El islam como elemento unificador

Desde la llegada al poder del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), liderado por Erdogan, Turquía se ha erigido como líder de los musulmanes en África, territorio en el que esta religión es mayoritaria, principalmente en el norte del continente. Es miembro de la Organización para la Cooperación Islámica desde 2004 (ejerciendo como Secretario General desde 2004 hasta 2013), siendo un actor muy activo en la defensa de los derechos de la población musulmana.

Azerbaiyán es uno de los compradores del dron turco de última generación Bayraktar TB2 junto con Ucrania.

La Fundación Aziz Mahmûd Hüdâyi, creada en 1985, es la encargada de proporcionar el nexo entre Turquía y el resto de los creyentes musulmanes del mundo, en especial, en África, con presencia en 16 países, siendo el continente con más proyectos y expansión. Su lema es “luchar contra la pobreza y la ignorancia” y centra sus esfuerzos en todo lo relativo a ayuda humanitaria, educación y cultura islámica. Su papel como regenerador de la imagen institucional turca ha sido muy relevante, mostrando la cara más amable del gobierno otomano.

 

La industria de defensa turca

Si hay un sector en el que Turquía está ganando terreno es en defensa. Su industria de defensa destaca por la fabricación de drones, un sector que está sabiendo aprovechar al máximo, haciendo un importante hueco en el mercado internacional y siendo proveedor de diferentes países como Marruecos, Polonia o Azerbaiyán.  

Erdogan firmando uno de los drones Bayraktar TB2.

En el reciente conflicto armado entre Armenia y Azerbaiyán en Nagorno-Karabaj el uso de drones armados (UCAV) ha tenido un papel fundamental, brindando a las fuerzas azerbaiyanas una superioridad decisiva. El modelo utilizado ha sido el Bayraktar TB2, el cual está operativo en las Fuerzas Armadas turcas desde 2014 y que es fabricado íntegramente por la empresa turca Baykar. Fue concebido para realizar misiones de reconocimiento y vigilancia, así como realizar ataques, teniendo una autonomía superior a las 24 horas. Según estudios realizados por analistas de defensa, gran parte de los objetivos militares conseguidos por el ejército azerbaiyano fueron consecuencia del uso de estos drones.

Sin embargo, es importante apuntar que la industria turca no solo destaca por la producción y exportación de drones, sino que el abanico de productos de defensa es realmente amplio, llegando tales exportaciones a diferentes países del continente africano, principalmente a los situados alrededor del mar Mediterráneo. Los helicópteros T129 ATAK ha sido otro de sus grandes éxitos, con Marruecos a la cabeza de la lista de compradores.  Otros de sus éxitos más destacables son los diferentes vehículos blindados dotados de tecnología made in Turkey, donde se pueden destacar los modelos Vuran y Kirpi, producidos por la empresa BMC; el modelo Ejder, producido por la empresa Nurol y el modelo Hizir, producido por la empresa Katmerciler. Algunos de los compradores de estos son países como Túnez o Kenia, con contratos que alcanzan decenas de millones de euros.

 

Perspectivas de futuro

La política exterior neo-otomana es un hecho que el ejecutivo liderado por Erdogan ha colocado en sus prioridades. La gran industria de defensa, con una producción y tecnología aplicada nunca vista anteriormente; el liderazgo dentro del grupo de países musulmanes, impulsado a través de las diferentes organizaciones y fundaciones que propugnan la posición de Turquía como líder religioso; y su creciente presencia política y militar, han provocado que el país otomano deba ser visto como un actor a tener en cuenta, no solo por Europa, sino también por la OTAN y por Oriente Medio. Todo ello, unido a la inestabilidad que caracteriza al continente africano y a los múltiples intereses de los diferentes actores globales en este.

Mapa que ayuda a hacerse una idea del alcance de la presencia turca en el continente africano donde despliega diversas líneas de acción para ganar influencia. (Atalayar)

Sin duda, en el futuro próximo del continente africano, Turquía puede desempeñar un papel clave como potencia regional y esta nueva agenda exterior “neo-otomanista” va encaminada a afianzar esta mentalidad, la cual, no cabe duda que Erdogan y quien le suceda llevará hasta el final. 


NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21. 

1 Comentario

  1. Xavier Varela Mato

    Buenas tardes.

    Un documento muy interesante sobre Turquía. en estos momentos estoy realizando mi trabajo Final de grado para la universidad de Santiago de Compostela sobre el Neo-otomanismo y me has abierto un punto muy interesante en la implicación Turquía en África que apenas había contemplado. Si me pudiera recomendar algún documento sobre el tema estaría muy agradecido. Un saludo

    Responder

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