YEMEN, REQUIEM POR UN CONFLICTO SIN FINAL

por | Jun 14, 2021

La situación del país árabe es dramática, con un territorio asolado por los continuos y destructivos ataques aéreos, un bloqueo económico sin precedentes y una crisis humanitaria que la ONU califica como el peor desastre humanitario causado por el hombre. Una guerra enquistada sin final aparente, con la población civil en el centro de los combates.

La situación del país árabe con capital en Saná es dramática, con un territorio asolado por los continuos y destructivos ataques aéreos, un bloqueo económico sin precedentes y una crisis humanitaria que la ONU califica como el peor desastre humanitario causado por el hombre.

Sin embargo, las repercusiones internacionales son mínimas, teniendo como principales actores los países de Estados Unidos, Francia y Reino Unido, por parte de Occidente; y de Arabia Saudita e Irán, por parte de Oriente. El conflicto armado se ha extendido durante los últimos seis años, dejando tras de sí pobreza, hambruna y enfermedades, un cóctel que ha resultado explosivo, dejando un país sin esperanza ni aspiraciones de futuro.

Nacimiento de Yemen

La situación actual del país no es un hecho aislado consecuencia única del conflicto armado actual, sino más bien la fase más reciente de las muchas por las que ha pasado en las últimas décadas.

Territorios de Yemen del Norte y Yemen del Sur (Wikipedia)

La unificación yemení tuvo lugar en 1990, cuando los territorios de la República Democrática Popular de Yemen (Yemen del Sur) y la República Árabe del Yemen (Yemen del Norte) se unificaron, componiendo el país que hoy se conoce. El sur había pasado por dos fases diferenciadas: la primera de ellas, como colonia británica, desde 1937 hasta 1967; y la segunda, como un Estado comunista, siendo este el único declarado oficialmente en Oriente Medio. En el caso del norte, su estatus de país independiente lo obtuvo en 1918, momento en el que el Imperio otomano se acercaba a su fin, tras más de seis siglos de historia.

Durante el siglo XIX tuvieron lugar una serie de conflictos armados entre ambos territorios, hechos que evidencian la inestabilidad que ha sufrido y sufre todo el territorio yemení. En 1972 se iniciaron los primeros combates, con Arabia Saudí y la URSS como principales potencias aliadas de cada uno de los bandos, durando apenas unos días. El segundo enfrentamiento, en 1979, tampoco se dilató en el tiempo, con una duración de dos meses. Ambos conflictos no cambiaron la situación política, social o geográfica previa de la zona, sino que agravaron aún más las diferencias y la tensión entre ambos territorios.

Principales actores

Los bandos que han tomado parte en el conflicto resultan de la suma de diferentes actores, tanto internos como externos al país. El papel de las potencias del mundo árabe ha definido el devenir del conflicto, con Irán y Arabia Saudita a la cabeza de cada uno de los bandos, separados por sus convicciones y diferencias religiosas, grosso modo, en sunitas y chiitas.

Actores y su zona de actividad (Diario ABC)

Por un lado, se sitúa la coalición formada por Arabia Saudita y otros ocho países árabes más (países miembros del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo, a excepción de Omán, junto a Egipto, Jordania, Marruecos y Sudán) con el apoyo de Estados Unidos, Francia y Reino Unido. El apoyo de occidente a los intereses de la monarquía saudí se incrementó, como consecuencia de la exportación de petróleo desde el golfo y la posición estratégica de Yemen, compartiendo frontera con Arabia Saudí.

Por otro lado, Irán ha apoyado y apoya las operaciones militares llevadas a cabo por los hutíes, teniendo a este grupo armado, con origen en los años 90, como su principal aliado para hacer frente a la expansión de Arabia Saudita en la zona. Además, fuerzas de Al-Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) y del Estado Islámico aprovecharon la situación del conflicto para expandir sus dominios y ocupar territorios del sur del país.

Las múltiples tribus existentes también han tenido un papel relevante en el conflicto, con las rivalidades ya existentes entre ellas, acrecentando la tensión del conflicto.

El conflicto

La Primavera Árabe de 2011 trajo consigo cambios, políticos y sociales. Sin embargo, en el caso de Yemen, lo que trajo consigo fue una inestabilidad perpetuada hasta la actualidad. Las revueltas sociales iniciadas hace ya una década provocaron la salida del gobierno del entonces presidente Ali Abdullah Saleh, en el poder desde 1978, siendo relevado por su adjunto, el vicepresidente Abd Rabbuh Mansur al-Hadi. A pesar de que el cambio en el poder prometía ser un motivo de esperanza, y más aún, tras la promesa de convocar elecciones presidenciales pocos meses después, la interminable crisis social y política han hecho de Yemen un proyecto fallido.

Cambio de poder entre Ali Abdullah Saleh y Abd Rabbuh Mansur al-Hadi (The Christian Science Monitor)

La debilidad del nuevo presidente, unida a la inestabilidad generalizada, propició que entre los años 2014 y 2015 los hutíes ganaran adeptos, llegando a tomar Saná, la capital, obligando a Hadi a salir del país y exiliarse. En respuesta, una coalición de países árabes, liderada por Arabia Saudí, inició la Operación “Tormenta Decisiva”, con el único propósito de evitar el avance de las fuerzas hutíes, apoyadas supuestamente por Irán. Desde entonces, el respaldo de Estados Unidos y de las monarquías del Golfo Pérsico al gobierno yemení ha sido pleno, tanto en Defensa como en financiación directa.

Desde el comienzo de la campaña militar, los avances en el conflicto no ayudan a la comunidad internacional a creer que el fin del mismo esté cerca, más bien, todo lo contrario. Arabia Saudí no da muestras de querer abandonar el conflicto, lo que implica que Irán siga en este. La retirada de la coalición árabe crearía una situación desfavorable para el Reino saudita, puesto que supondría un auténtico fracaso político y militar, además de no tener garantías de que sus intereses sean respetados en la zona, ni de garantizar una estabilidad en Yemen. Por ello, a corto y medio plazo resulta inverosímil pensar en un final que dé paso a la estabilidad.


0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

¿TE HA GUSTADO EL ARTÍCULO?

 

 Apoya nuestro trabajo investigador haciendo una donación a GEOPOL 21 para que sigamos poniendo contexto a lo que pasa en el mundo

You have Successfully Subscribed!