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EL NEO-OTOMANISMO Y SU EXPANSIÓN AFRICANA

EL NEO-OTOMANISMO Y SU EXPANSIÓN AFRICANA

La situación geográfica de Turquía hace de este un territorio de contrastes entre las tan diferentes culturas de Europa y Asia. Este hecho provoca que la política y economía del país conformen un híbrido de diferentes intereses, con la mirada siempre puesta en Occidente, con una relación de altibajos ante las instituciones europeas, pero también en otros continentes, como es el caso de África.

Desde finales del siglo XX, el país heredero del antiguo Imperio otomano tiene un objetivo claro, redefinir la identidad internacional de Turquía y pasar del estatuto de aliado de Occidente al rol activo y constructivo de actor global, tal y como afirmó el entonces ministro de Relaciones Exteriores, Ismael Cen, apuntalando la política exterior neo-otomana del siguiente siglo.

La cuestión del Ártico copa cada vez más espacio en las agendas geoestratégicas mundiales. El deshielo de los casquetes polares, fruto del cambio climático, es una amenaza para el planeta, pero también una ocasión de fotalecerse para muchos países en su carrera geopolítica.


 

El efecto del calentamiento global en el Ártico proyecta un escenario geopolítico de una magnitud difícil de medir aún ahora. La región ha perdido entre el 30-40% de su capa de hielo en las últimas décadas. En clave geoeconómica representa una ocasión para muchas naciones, sin embargo, desde la perspectiva medioambiental significa una amenaza sin precedentes. Su deshielo abre la posibilidad de nuevas rutas comerciales

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