Para una gran parte de la población, la partición de Chipre y la existencia de dos entidades en la isla desde los años 70 (una étnicamente griega y otra turca) es desconocida. Ante esta situación de división, la UE pretende jugar, junto a Naciones Unidas, un papel destacado para poner fin a la ‘cuestión chipriota’
Atila: la operación que cambió el rumbo de Chipre
Entre Grecia y Chipre siempre ha existido un nexo común y es la defensa de la población étnicamente griega de la isla mediterránea, concentrada en la actualidad dentro de la mitad sur del territorio. Así, para comprender la actualidad chipriota, es necesario remontarse hasta la creación, en los años 50, de la EOKA (Ethniki Organosis Kyprion Agoniston), una organización paramilitar grecochipriota cuyo objetivo era tanto la unificación de la República Helena y Chipre, así como la expulsión de las tropas británicas asentadas en el territorio a través de explosiones y enfrentamientos en diversas ciudades isleñas organizadas tanto por el Arzobispo de la Iglesia Ortodoxa Chipriota, Makarios III, como por el coronel Y. Grivas-Diyenís.
Una vez expulsados los británicos en los años 60 (pero manteniendo dos bases soberanas hasta la actualidad al sur del territorio, Akrotiri y Dhekelia), Makarios III es alzado como presidente de la nueva República de Chipre, representando simplemente a la mayoría grechocipriota (el 80% de la población frente a la minoría turca que corresponde al 20%), siendo esto considerado una amenaza para la facción turca al no sentirse representados – a pesar de las relaciones de cordialidad entre Chipre y Turquía bajo el gobierno de Makarios -. Como consecuencia del inicio de las tensiones paulatinas entre ambas comunidades, la ONU puso en marcha en 1964 una misión de paz – UNICYP, que continúa activa hoy en día -, insuficiente para mantener a raya los conflictos.
Dotación de la UNICYP (ONU) en territorio chipriota a noviembre de 2021 (UNICYP website).
A partir de este momento, el ejecutivo de Makarios III – partidario de la independencia ahora de la isla mediterránea – vivió dos tensos escenarios: Uno, los intentos por parte de la Dictadura de los Coroneles helena (1967-1974) de llevar a cabo un golpe de Estado en Chipre con la finalidad de unificar este país a Grecia. El otro acontecimiento, el cual puso punto y final a su gobierno, fue la invasión turca de 1974 de la isla so pretexto de defender a la minoría turca bajo el nombre de Operación Atila.
Sería esta última fecha la que supondría un punto de no retorno en la isla: el exilio de Makarios, la división del territorio en dos mediante la denominada Línea verde – zona de amortiguamiento, la cual separa la capital, Nicosia (Lefkosia o Lefkoşa) en dos repúblicas: La República de Chipre y la República Turca del Norte de Chipre (RTNC), sólo reconocida esta última por Turquía – y el desplazamiento y reubicación de las comunidades turca y griega a las respectivas entidades, por lo que se puede deducir que estas son étnicamente casi homogéneas.
Izquierda: División de la ciudad vieja de Nicosia entre las dos repúblicas (BBC)// Derecha: División de la isla entre la República de Chipre (sur) y la República Turca del Norte de Chipre (norte), donde se observan las bases soberanas británicas (rojo) y la zona desmilitarizada (verde) (AFP)
Será en este momento cuando el Consejo de Seguridad (órgano político de la ONU) emite la resolución S/11400 con el objetivo de exigir el reconocimiento de soberanía, independencia e integridad de la isla mediterránea, además de producirse también el retorno de Makarios III para llevar a cabo negociaciones (infructuosas) con el líder turcochipriota – Rauf Denktaş – a través de cuatro líneas base que continúan, en la actualidad, siendo punto de referencia en las conversaciones: 1. República bicomunal; 2. Una división que tuviese en cuenta elementos de viabilidad económica y de las tierras; 3. Libertad de asentamiento, propiedad privada y movimiento, 4. Así como la salvaguarda del país a través de unos poderes centrales.
De esta forma, en la actualidad, la división de la isla de Chipre influye en el día a día de los habitantes en su conjunto – pues si bien las fronteras no fueron abiertas hasta 2003, cada vez más las nuevas generaciones buscan la pacificación y unificación bajo los lemas de “somos chipriotas”, sin distinciones étnicas – y también a nivel económico, sobre todo reflejado en las disputas con Turquía sobre la Zona Económica Exclusiva marítima.
Izquierda: Interior de la zona de amortiguamiento o desmilitarización, donde se puede observar un ‘1974 permanente’ (BBC) // Derecha: Frontera entre las dos repúblicas en el centro de Nicosia (BBC)
UE-ONU, ¿Solución al conflicto?
Actualmente, y a pesar de haber sufrido una crisis financiera entre los años 2012-2013 (la cual llevó a un ‘corralito’ y al cierre de las entidades bancarias durante días), Chipre se sitúa como una de las economías más prósperas de la Unión, así como el nivel de vida en su capital se postula como de las mejores del grupo comunitario.
No obstante, no sería hasta el año 2004 cuando, tras 14 años de negociaciones formales, la parte sur de la isla se adhiriese como miembro de la Unión Europea – y cuatro años más tarde a la Eurozona – pero, ¿por qué incorporar un Estado con un conflicto estancado?. Sin duda alguna, esta adhesión se dió por varias razones: Una de ellas es la cultural, pues a pesar de situarse en el continente asiático a nivel geográfico, la cultura e historia chipriota está vinculada a la griega.
Además, la membresía de Chipre hacía creer a las instituciones europeas que supondría una solución al conflicto tal y como reflejan los diversos consejos celebrados en ciudades europeas a lo largo de los años de candidatura. No obstante, la reconciliación entre las partes del conflicto chipriota nunca llegaron, por lo que una vez la parte sur del país cumplimentó con los capítulos de miembro, accedió como tal pero con la suspensión del acervo comunitario en aquellas zonas de la isla que no estaban bajo control de la República de Chipre.
Durante los últimos años, la Unión ha considerado, en palabras del Alto representante de la UE, Josep Borrell, el problema chipriota como una cuestión propia del grupo de los actuales 27, teniendo que basar la reunificación y conversaciones según lo establecido en la Resolución 2561 del Consejo de Seguridad a enero de 2021. A pesar de esto, la UE se mantiene en las diversas reuniones sucedidas como miembro observador, tal y como aconteció en la última conversación en abril de 2021 entre las comunidades turca y griega en Ginebra con la presencia de Turquía, Grecia, Reino Unido y el Secretario General de NN.UU., António Guterres.
De esta última cumbre, ambas partes han vuelto a convertir las negociaciones en un “callejón sin salida”, pues mientras que la parte grecochipriota abogaba por un acuerdo de república federativa, bicomunal y con igualdad política, los representantes turcochipriotas hacían hincapié en que la única solución, tras más de 47 años de división, era la construcción de dos repúblicas independientes y con soberanía. Dentro de esta situación, son varios países de la UE, entre ellos Letonia y España, los que han dado su apoyo a la República de Chipre pero siempre con el objetivo de buscar la estabilidad en el seno de la Unión y una solución dentro de los parámetros establecidos por Naciones Unidas.
A la izquierda en primer plano, Nikos Anastasiades (presidente de la República de Chipre) seguido del Secretario General de NN.UU., António Guterres y, finalmente, Ersin Tatar (presidente de la República Turca del Norte de Chipre) en Ginebra (Anadolu)
Conclusiones
Como colofón, es necesario destacar que al igual que ocurre en los Balcanes Occidentales, la etnicidad se convierte en un elemento complejo y primordial a la hora de analizar diversas regiones del globo pues, en caso de conflicto o tensiones, los enfrentamientos tendrán como base esta particularidad.
El caso de Chipre es, sin duda, uno de los más desconocidos para las personas de a pie, pues muchas veces incluso las instituciones comunitarias obvian el hecho de que la isla mediterránea está dividida desde los años 70 y que la República de Chipre, miembro de pleno derecho del grupo comunitario, solo es soberana en tres cuartas partes del territorio, a pesar de que la RTNC se conforma como ente con reconocimiento limitado.
Si bien llegar a un punto en común dista de ser una realidad a corto plazo (tal y como refleja la sesión nº 76 de la Asamblea de Naciones Unidas, donde el presidente chipriota Nikos Anastasiades cargó contra Turquía, acusándola de dinamitar cualquier solución en la isla y de convertir a Chipre en un ‘protectorado’, lo que le podría costar, todavía más, continuar con las conversaciones de membresía al grupo comunitario), son cada vez más las generaciones jóvenes que se manifiestan en las calles chipriotas con el objetivo de que ambas partes busquen una solución que permita unir a la isla, dejando la cuestión étnica a un lado y buscando el nexo común: el sentimiento como chipriotas.
NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21
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