EL “DO, RE, MI” DE LA GUERRA

por | Jul 16, 2023

Desde tiempos inmemorables, la música ha sido un compañero vital para el ser humano en todos los aspectos su vida cotidiana. Sin embargo, con el paso del tiempo esta rama del arte se ha convertido en un instrumento importante que ha servido tanto para intimidar a los enemigos como para difundir diversas ideas políticas de […]

Desde tiempos inmemorables, la música ha sido un compañero vital para el ser humano en todos los aspectos su vida cotidiana. Sin embargo, con el paso del tiempo esta rama del arte se ha convertido en un instrumento importante que ha servido tanto para intimidar a los enemigos como para difundir diversas ideas políticas de forma práctica y casi imperceptible. Lo cual, la ha convertido en un arma poderosa.


DE MÚSICA LIGERA NADA LOS LIBRA

Un fragmento del artículo ¿Desde cuándo existe la música…? Publicado en el 2016 por Música en México menciona que “la música fue entregada a los seres humanos por Apolo y las musas; el mensajero de los dioses, Hermes, trajo consigo al mundo la lira; la diosa de la guerra, Atenea, trompetas y chirimías; y el dios pastor Pan, la flauta”. A lo largo de la historia, se han desarrollado diversos mitos en torno a cómo el humano logró hacer composiciones musicales. La mitología india dice que fue la diosa Sarasvati quien inventó lo que conocemos como “escala musical” y los chinos afirmaban que en realidad un pájaro le dio el conocimiento al humano.

Pintura El Parnaso’, de Anton Raphael Mengs (1761) dónde se aprecian al dios Apolo y las musas. (El Templo de la Historia)

VIENTOS DE CAMBIO

Cuando hay paz, la música denota sentimientos que permiten que quienes la escuchen se sientan felices, bailen, etc. Sin embargo, cuando estalla la guerra, esta se convierte en un arma que puede ser utilizada como instrumento de tortura, medio propagandístico e incluso, como un instrumento para alentar a las tropas.

Los romanos, los aztecas y en donde hubiere guerra, se utilizaban los tambores y las trompetas para generar miedo en los adversarios. A nivel social, las canciones pueden generar movimientos sociales, por lo que ha habido épocas en los que estas han sido controladas, por ejemplo, en el periodo de la Inquisición.

De 1900 a 1950, todas las ramas del arte se vieron fuertemente influidas por los sucesos ocurridos durante las guerras mundiales debido al poder que estas tuvieron para difundir ideologías y legitimar sistemas políticos. Según al artículo de Alicia G. Rodríguez-Marín titulado “La batalla por la música clásica en la Segunda Guerra Mundial, menciona que “durante el periodo de entreguerras y la Segunda Guerra Mundial (IIGM) los compositores de música clásica adquirieron una relevancia política clave para entender el curso de la historia”. De hecho, en las décadas de 1920 y 1930, las democracias liberales, la Unión Soviética y los fascismos desarrollaron sus posturas mediante la creación de estilos musicales vanguardistas, o en el caso de estos últimos, a través de la censura.

Es importante entender que dicho periodo no solo se vio influenciado por las agendas políticas, sino por el ambiente sociocultural de la época. Un ejemplo claro, se dio en la República de Weimar, donde el debilitado sistema político de la Primera Guerra Mundial, así como la creciente tensión entre socialdemócratas, marxistas y nacionalistas, derivó en una mezcla de jazz y cabarets que denotaban los problemas del momento.

A la par, Leo Kestenberg quien era el entonces ministro de Cultura y Educación, implemento políticas mediante las que se pretendía hacer más accesible la música para todas las personas, por lo que, por primera vez, se podía encontrar boletos de ópera asequibles hasta para un trabajador manual.

En contraposición, los bolcheviques crearon óperas a las que los obreros no solo podían asistir, sino con las que podían encontrar similitudes respecto a sus vidas cotidianas. De esta forma, se quejaban del poderío que habían adquirido los burgueses. En Estados Unidos, por otro lado, el New Deal del presidente Franklin D. Roosevelt contenía un programa para las artes y la música titulado “el Proyecto Federal Musical. El objetivo de esto era que la cultura permeara a todas las capas sociales, lo que permitió que se crearan conservatorios y orquestas. Una peculiaridad es que algunos compositores estadounidenses como Aaron Copland y Marc Blitzein eventualmente apoyaron causas socialistas que no se apegaban a los valores de Roosevelt, por lo que se intentó que fueran censuradas para evitar revueltas populares.

Cartelera del Proyecto Federal Musical

 Ha habido momentos en los que la música ha funcionado casi tan bien como la diplomacia. En Nochebuena de 1914 en las diversas zonas del Frente Occidental, los alemanes decoraron las trincheras con árboles iluminados, lo cual, fue acompañado de un alto al fuego de todos los bandos. La repentina y momentánea tregua surgió después de que se escuchara un grito de “tú no disparas, nosotros no disparamos”. Tras este acto y aún en sus trincheras, miles de soldados de diversas partes del mundo fraternizaron cantando en sus respectivos idiomas Noche de Paz en lo que se conoce como “milagro de hermandad”. Tras este acto, algunos soldados salieron de sus puestos para intercambiar saludos y se acordó que también el día de Navidad ese trato seguiría en pie para que pudieran apoyarse a enterrar a sus muertos.

Durante la Segunda Guerra Mundial, la radio y el cine ya eran medios de comunicación vitales en la vida cotidiana, por lo que el ejército podía disponer de su apoyo. En el ámbito musical, “los ejércitos Aliados tomaron una ventaja al adoptar como marca registrada las notas iniciales de la Sinfonía No. 5 de Ludwig van Beethoven – tres Gs y un E-bemol. Correspondientes a tres puntos y un guion en código Morse, que tenían como significado la V de Victoria”. Estados Unidos, por su parte, contaba con artistas como Frank Sinatra, Jimmy McPartland y Leopold Stokowski que apoyaban dando conciertos exclusivos para las fuerzas armadas.

Eventualmente, los estadounidenses complejizaron su arma musical creando grupos como las Andrew Sisters, quienes se convirtieron en parte del sentido patriótico estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial. Estas hermanas además de cantar en bases militares y hospitales, así como apoyar en la recaudación de bonos de guerra, llegaron a ser consideradas los “Amores del Servicio de Radio de las Fuerzas Armadas” Cabe destacar que una de sus características durante la guerra fue el uso de uniformes y saludos militares. Su presencia fue tal que incluso en 1945 en un concierto de la Organización de Servicios Unidos en Italia, ellas fueron quienes les notificaron a 5,000 soldados que la guerra había terminado.

Foto de las Andrew Sisters (Maxene, Patty y Laverne). (The current)

Por otro lado, el Tercer Reich comenzó a modificar la música que se escuchaba, debido a que se consideraba que los estilos musicales popularizados tras la Primera Guerra Mundial estaban ligados al degenere y que era promocionada desde la superficialidad y la carencia de originalidad, por lo que era vital impulsar políticas propagandísticas con respecto a la radio y la cultura que denotaran los nuevos valores alemanes. De ahí que se establecieran estrategias que retomaban a músicos clásicos como Sebastian Bach, Beethoven, Robert Schumann, Johannes Brahms y Richard Wagner. Siendo este último el favorito de Josef Goebbels para promocionar y validar el régimen nazi.

Durante la Guerra Fría en un contexto donde existía el riesgo de una guerra nuclear, con la carrera armamentística y espacial, el desarrollo de los derechos sociales, la división del panorama internacional entre capitalismo y comunismo, la música continuó siendo un arma indispensable tanto para el apoyo ideológico como para la resistencia. En efecto, el rock fue uno de los géneros musicales más importantes, ya que permitió que varias generaciones de jóvenes pudieran expresar su perspectiva sobre lo que estaba pasando. Hecho que fue visto por las autoridades como un acto de rebeldía. En 1965, Pete Townshend, miembro del grupo The Who escribió “My generation”, canción que fue una crítica acerca del rechazo que se llevaba en contra de los jóvenes que alzaban la voz

Festival de Woodstock, (foto de Daniel Wolf/The Boston Globe via Getty Images)

A lo largo de la Guerra de Vietnam, se realizaron protestas importantes como las llevadas a cabo en 1967 durante el “Verano del Amor” en San Francisco, gestando así el auge del movimiento contracultural hippie. Así mismo, en 1969 durante el Festival de Woodstock, diversos artistas como Jimi Hendrix realizaron protestas musicales en contra de la violencia que había generado ese conflicto bélico. Ya en 1983 con el debilitamiento de la Guerra Fría, la cantante alemana Nena lanzó la canción 99 luftballoons donde se narra cómo globos rojos cruzaron el Muro de Berlín hacia el lado comunista y son erróneamente vistos como una amenaza y que deriva en un ataque nuclear y, por tanto, en el fin del mundo. Incluso con el cambio de siglo, las canciones continúan siendo una herramienta poderosa para expresar el descontento social en todas las partes del mundo.

“A ESTOS HOMBRES TRISTES” DALES MÚSICA

Es cierto que la música despierta emociones y recuerdos, que activan diversas áreas del cerebro. En efecto, un estudio realizado por la Universidad de la Florida apunta a que los ritmos musicales activan el cerebro más que cualquier otro tipo de estímulo. Esto se ve reflejado en la mejora de la memoria, la regulación del estrés e incluso, en la modulación de la velocidad de las ondas cerebrales. Encima, su estudio menciona cómo las vacas incrementan la cantidad de leche que dan cuando se les pone sonatas de Mozart.

En tiempos de guerra, la música con letras positivas sirve para que las personas puedan alejarse por unos momentos de lo que está sucediendo en su entorno, incluso si esta está sonando en el lado del enemigo. De hecho, cuando una persona escucha su música preferida, se le activan los lóbulos frontal y parietal, lo que ayuda a provocar emociones positivas. Usar esta herramienta como una válvula de escape, permite que el hipocampo ayude a recordar vivencias y personas con las que se quisiera estar y si se procesa la letra de esta en el área de Wernicke y de broca, el impacto es mayor, pues permite que la mente se despeje y que se centre en otras cosas. Así que escucharla en momentos difíciles resulta terapéutico.

ES UNA TORTURA… ESCUCHARLA

Si bien, la música puede ser un medio propagandístico y una forma para aprovechar la libertad de expresión, también puede ser un instrumento de castigo y tortura capaz de deshumanizar a los individuos. Los campos de concentración supieron explotar esa cualidad, debido a que la música fue utilizada en actos terroríficos: “su uso por los perpetradores para torturar a sus víctimas y para celebrar sus actos revela no sólo su lado oscuro, sino que también ofrece una mirada hacia la mentalidad festiva de los asesinos que participaron en el genocidio”.

En Auschwitz y Belzec, miembros de la Schutzstaffel (SS) crearon orquestas de prisioneros para su disfrute. Aunado a esto, hay testimonios que indican que las orquestas tocaban cuando se mandaba a gente a las cámaras de gas y cuando se violaba a las mujeres. También se sabe que desde el 2002, el ejército estadounidense utilizó la música para torturar a presos en las cárceles de Afganistán, Guantánamo e Iraq. Su estrategia consistía en poner música en repeat durante 24 horas lo suficientemente alto para molestar, pero no para romper los tímpanos. Así mismo, el estilo musical utilizado a menudo tiene un propósito específico, por ejemplo, en Guantánamo se utilizó el Heavy Metal para la privación del sueño y, canciones como Born in the USA o Fuck your God sirvieron para atormentar musulmanes por el contenido ideológico y el ritmo.

Banda de música de prisioneros en el Campo de Concentración de Mauthausen, (foto de la Fédération Nationale des Déportés et Internés, Résistants et Patriotes)

En el Newsweek del 19 de mayo de 2003, el sargento Hadsell, mencionó que “si utilizas [la música] durante 24 horas, las funciones cerebrales y corporales empiezan a desmoronarse, piensas más lentamente y se te quiebra la voluntad. Es ahí cuando aparecemos nosotros y hablamos con ellos”. El problema es que tanto el volumen como la constante repetición pueden provocar graves efectos psicológicos en la persona que está sufriendo la tortura. En consecuencia, se impulsaron iniciativas anti-tortura para prohibir el uso específico de la música para generar sufrimiento.

KILLER QUEEN

A lo largo de la historia, la música ha acompañado a las diversas sociedades en actividades importantes, lo cual, contempla la promoción y la crítica a la guerra. Sin embargo, es interesante analizar el contexto en el que esta se relaciona para conocer el trasfondo sociopolítico que esta tiene durante los conflictos bélicos. El siglo XX está lleno de ejemplos en los que la música ha sido utilizada para fines propagandísticos, como forma de resistencia a las adversidades y como válvula de escape de una realidad a menudo exhaustiva.

Se reconoce también que esta puede ser un arma de doble filo que puede aminorar el estrés de la adversidad, tanto como puede deshumanizar y enloquecer a una persona que está siendo torturada. Así que al final, queda en nosotros darle un buen uso y continuar permitiendo que sea una herramienta para expresar ideas y sentimientos sin dañar al prójimo.


NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21.

4 Comentarios

  1. Itgariboldi

    Muy buen artículo.

    Responder
  2. Dabriacirce

    Me parece muy interesante la dualidad, el valor simbólico y estratégico que le otorgamos a creaciones como lo es la música. ¡Gracias por este gran artículo!

    Responder
  3. Dabria circe

    Me parece muy interesante la dualidad, el valor simbólico y estratégico que le otorgamos a creaciones como lo es la música. ¡Gracias por este gran artículo!

    Responder
  4. Nicolas Martinez

    Es increíble saber acerca de lo influyente que ha sido un elemento de nuestro día a día en el arte de la guerra.

    Responder

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

¿TE HA GUSTADO EL ARTÍCULO?

 

 Apoya nuestro trabajo investigador haciendo una donación a GEOPOL 21 para que sigamos poniendo contexto a lo que pasa en el mundo

You have Successfully Subscribed!