El supuesto envío de una nota no diplomática por parte de Eslovenia donde se indica la descomposición de Bosnia y Herzegovina ha causado un gran revuelo desde Sarajevo hasta Bruselas
Si juntamos en un tubo de ensayo un non paper -documento diplomático sin membrete, sello ni firma oficial- de dos folios donde se indica la disolución de un Estado y añadimos reconfiguraciones claves en un país como son las cuestiones fronterizas, el resultado puede ser algo caótico. Esto ha ocurrido a principios de abril cuando, según afirman medios eslovenos, el primer ministro de Eslovenia, Janez Jansa, enviaba un documento no oficial a la Unión Europea en el que plantea «redibujar» las fronteras de la antigua Yugoslavia y la “disolución” de Bosnia y Herzegovina. Algo que, por motivos históricos más que obvios, ha causado gran revuelo dentro y fuera de la región de los Balcanes.
Las soluciones que indica la nota no oficial se proponen para mejorar la situación social y étnica provocada por la guerra y los consiguientes acuerdos de Dayton. El documento de dos páginas recoge la unión de la entidad serbia de Bosnia (República Srpska) a Serbia, la fusión de los cantones de mayoría croata con Croacia y la creación de un nuevo Estado musulmán para los territorios bosniacos. Lo más llamativo en este último punto se manifiesta en que el Estado bosniaco podría tener la influencia de la Unión Europea o de fuera de la Unión (Turquía), provocando posibles situaciones dramáticas tras el afianzamiento en la zona de un islam radical promovido por Ankara.
Este plan equivale a la descomposición total de la actual Bosnia y Herzegovina, organización territorial que se originó después de los polémicos Acuerdos de Dayton. La firma de dicho acuerdo en 1995 escenificó la creación de una federación dividida en dos entidades con considerable independencia: la Federación de Bosnia y Herzegovina y la República Srpska. Cada uno tiene su propio gobierno, legislatura y fuerza policial, pero ambas se unen en un gobierno central y una presidencia rotatoria de tres personas ocupadas por igual por un bosnio, un croata y un serbio.

El non-paper continúa indicando la unificación de Kosovo y Albania. Este plan ha sido algo que históricamente diversos líderes políticos albaneses y kosovares (entre ellos Albin Kurti el actual primer ministro de Kosovo) apoyan en diferentes grados, ya que más del 90% de los 1,8 millones de habitantes de Kosovo son de etnia albanesa. La nota también recoge que las fronteras entre ambos países no existen de facto. A continuación, indica que la parte serbia de Kosovo quedará con un estatus especial como sucede con la región italiana de Tirol del Sur. En las dos páginas que conforman el ambicioso documento no hacen mención a Montenegro y Macedonia del Norte, también con discrepancias étnicas.
Los tres miembros de la Presidencia de Bosnia y Herzegovina advirtieron de la peligrosidad del documento, ya que, según afirman, cualquier cambio en los Estados puede originar una guerra. Diferentes funcionarios y expertos del resto de la región, incluidos Kosovo, Macedonia del Norte y Montenegro, advierten que cualquier intento también podría desencadenar nuevos conflictos.
DESTINO DEL DOCUMENTO
Tras semejante revuelo en la zona balcánica, inmediatamente Jansa ha desmentido la información, pero la polémica ya estaba servida. La Presidencia de Bosnia convocó de inmediato a la embajadora de Eslovenia en Sarajevo para mostrarle la preocupación y el rechazo por dicho documento. Días después desde Liubliana, en un intento de calmar los ánimos, el presidente de Eslovenia, Borut Pahor, recomendaba a la Unión Europea que implementasen el plan para la adhesión a la Unión de los Balcanes Occidentales (Bosnia, Serbia, Montenegro, Albania, Macedonia del Norte y Kosovo) para eliminar «ideas peligrosas» sobre un nuevo planteamiento fronterizo en la zona.

El documento habría sido remitido a Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, como propuesta de cara a la próxima presidencia de la Unión Europea que Eslovenia asumirá el próximo julio hasta diciembre de este año. Desde Bruselas, el Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y Vicepresidente de la Comisión Europea, Josep Borrell, zanja la cuestión afirmando el apoyo inequívoco de la Unión a la integridad territorial y soberanía de Bosnia y Herzegovina. Bruselas vive, y vivirá, semanas donde la cuestión de los Balcanes ha predominado en las agendas con la visita de los líderes de Serbia, Kosovo y Macedonia del Norte.
La ampliación de los 27 se encuentra actualmente estancada. Albania, Montenegro, Macedonia del Norte y Serbia se sitúan como países candidatos, mientras que Bosnia y Herzegovina y Kosovo como candidatos potenciales. La delegación de la Unión Europea en Bosnia subrayó a través de un comunicado que “la Unión se encuentra comprometida con la soberanía de Bosnia”. Bruselas posee la misión militar EUFOR Althea BiH donde soldados europeos asesoran al ejército de Bosnia para lograr que tengan cualidades equiparables a un ejército de la OTAN. El culebrón diplomático continúa y desde la Unión no conocen la existencia del documento. Edi Rama, primer ministro de Albania, asegura que lo vio y Aleksandar Vučić, presidente de Serbia, asegura que nunca lo ha visto.
REPERCUSIÓN GLOBAL
Saliendo de los Balcanes, Alemania, con un importante papel político en la región, también se ha pronunciado. El ministro de asuntos de Europa, Michael Roth, publicó en Twitter que «Los países de los #BalcanesOccidentales tienen un futuro solo como sociedades multiétnicas y multireligiosas. La reconciliación y la cooperación regionales son las claves para la paz, la democracia y la prosperidad. Trazar nuevas fronteras es un camino peligroso».
La acusación de islamismo radical a Turquía en el documento no ha sentado nada bien en Ankara. Desde el imperio Otomano, la presencia turca ha sido un factor clave en la región. El gobierno de Recep Tayyib Erdogan ha declarado, a través del nuevo embajador de Turquía en Sarajevo, que apoya la soberanía de Bosnia. Estados Unidos, otro actor importante en la zona balcánica, indica mediante su portavoz del departamento de estado que apoyan la soberanía de Bosnia y Herzegovina.
La junta directiva del Consejo de Implementación de la Paz para Bosnia y Herzegovina (donde forman parte países como Canadá, Japón, Rusia o Turquía) no apoyó y criticó duramente a través de un comunicado los discursos actuales para la disolución de Bosnia y Herzegovina. El representante ruso no firmó la declaración en una clara intención de desestabilizar la adhesión al bloque comunitario y seguir con su decisiva presencia en países como Serbia.
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