De Surinam y Haití hasta la Polinesia Francesa o de las tierras samis hasta la República de Abjasia – que cuenta con reconocimiento internacional limitado -, son varias las lenguas que se han escuchado a lo largo de la historia del Festival de la Canción de Eurovisión pero, sin duda, existe una predominante: el inglés.
La lengua germánica siempre ha tenido una presencia importante en este certamen musical que se lleva realizando, de forma ininterrumpida – excepto la edición de 2020, suspendida por la pandemia de la COVID-19 – desde 1956. Si bien en sus inicios uno de los requisitos para participar era que cada país llevase al concurso una canción en la lengua propia, esta regla ha quedado suprimida, por lo que a partir de los años 90 la utilización del idioma comunicativo por excelencia se ha incrementado.
Tal y como se refleja en el gráfico, no sería hasta 1998 (Birmingham) cuando el inglés (que era utilizado hasta la fecha solo por Reino Unido, Irlanda y Malta) vive una explosión y presencia en el Festival de la Canción. Lo cierto es que si bien a partir de 2008 (Belgrado), los idiomas de cada Estado vuelven a resurgir como lengua predominante en la letra de las melodías – pues es una oportunidad para mostrar al globo uno de los símbolos de identidad de cada nación presente en las ediciones -, la lengua inglesa continúa considerándose la lengua sobresaliente del espectáculo y cuyo punto álgido se vivió en 2016 (Estocolmo), cuando casi el 100% de las candidaturas llevaban en su totalidad o parcialmente contenido en este idioma.
Algunos países, en cambio, han sabido explotar la riqueza cultural que reina en sus territorios. La República francesa, a pesar de ser un estado centralizado donde la lengua francesa es plenamente predominante, haciendo que las lenguas ‘regionales’ queden relegadas muchas veces al olvido, ha sido el Estado que más veces ha llevado canciones en otros idiomas (bretón, corso y criollo haitiano).
Sin duda, es imprescindible destacar los casos de Letonia y Bélgica, quienes han participado en el certamen con la lengua de signos e idiomas artificiales creados ex profeso respectivamente. Ucrania, por su parte, (en la edición de 2016) con la cantante Jamala, ha mostrado a los espectadores el tártaro de Crimea en la canción titulada 1944 y donde se hacía referencia, de forma indirecta, a la expulsión sufrida por este pueblo en la década de 1940 hacia territorios de Asia Central. Finalmente, República Checa (romaní), Noruega (suajili y suomi), Países Bajos (sranan tongo) o Georgia (abjasio) han sabido reflejar, al utilizar estas lenguas, la realidad multiétnica que existe dentro de sus fronteras.

Por su parte, el español también ha estado presente en el festival de Eurovisión. Si bien el Estado español es el que suele llevar toda la letra, normalmente, en esta lengua románica, lo cierto es que en las ediciones de 2004 (Estambul), 2021 (Rotterdam) y 2022 (Turín), esta ha estado más presente al ser incluida dentro de los versos de otras delegaciones:

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