Las historias de amor se suelen entender como unión, mientras que las historias de desamor suelen entenderse como enemistad y aborrecimiento. Sin importar cuál, ambas historias sólo existen si como mínimo encontramos a dos partes. Y, en ocasiones dichas emociones coexisten en una misma relación retroalimentándose la una con la otra. Por eso mismo, aunque puede parecer sorprendente, en geopolítica también encontramos este tipo de relaciones y una de ellas la protagoniza Francia con la OTAN desde 1960.
INTRODUCCIÓN
Desde febrero de 2022 no hemos parado de leer titulares como “La UE y la OTAN expresan firme apoyo a Ucrania en el día de su independencia” o “La OTAN se muestra en Madrid más grande y unida contra Putin”.
Y, como es normal, cualquier lector puede pensar que dichos titulares nos indican que la Alianza emana operatividad y unidad en pro de salvaguardar los intereses políticos-militares de sus miembros.
No obstante ¿Podrías creerte que hace menos de 5 años un líder político europeo afirmó que la OTAN se encontraba en “muerte cerebral”? Y, como ya estás intuyendo dicho líder político era francés, y es más conocido como Emmanuel Macron.
Aquí mismo empieza nuestra historia, que permite entender cómo podemos pasar de “Muerte Cerebral” a la “Resurrección” entre nuestros protagonistas.
TODO EMPEZÓ CON LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
Para ello, es necesario conocer la posición francesa en su conjunto que surge a raíz de la II Guerra Mundial. Además, dicha posición se entiende en gran medida debido al propio carácter y carisma del General Charles de Gaulle que en ocasiones sigue condicionando la vida política francesa a través del Gaullismo.
Las consecuencias de la II Guerra Mundial fueron devastadoras para Francia en todos los ámbitos posibles. Sin embargo, su posición de Aliada del bando victorioso le permitió formar parte del centro de mando de la reconstrucción europea.
Por un lado, la reconstrucción europea se enfoca en el ámbito económico occidental con el Plan Marshall o European Recovery Program y la creación de la OECE posteriormente la OCDE (cuya sede se encuentra en París). Por otro lado, en el ámbito militar occidental nace en 1949 la OTAN como estructura militar (Francia fue un país fundador) que permite contener la expansión de la URSS en Europa.
No obstante, es necesario destacar que los EE. UU condicionaron dichas ayudas para con ello defender sus intereses (militares, culturales, económicos y políticos), que en ese momento confluían con los intereses de los Estados de Europa Occidental.
Aunque, antes de seguir con esta bella historia de amor entre Francia y la OTAN, que en breves se empezara a convertir en desamor, es importante preguntarse:
¿La OTAN es una institución militar creada para la defensa de la democracia?
La respuesta simple es no, pero con matices ya que es cierto que en el preámbulo se defiende la premisa de “Decididos a salvaguardar (…) los principios de la democracia”. No obstante, como ya podéis intuir la existencia de la OTAN se entiende desde premisas geopolíticas militares para preservar los intereses de Europa Occidental alienados con los Estados Unidos frente al Telón de Acero, en vez de salvaguardar la propia esencia de la democracia (véase como Grecia siguió formando parte de la OTAN a pesar de la dictadura de los Coroneles 1967-1974 o la adhesión de Portugal bajo el Régimen de Salazar en 1949).
LA TECNOLOGÍA Y LA DEMOCRACIA CONDICIONAN LA GEOPOLÍTICA
Y, una vez aclarado ese punto, volvemos a nuestra historia de amor en plena Guerra Fría, ya que a partir de 1950 se empieza a introducir el desamor a través de dos hechos.
Por un lado, el primer hecho se concretiza en el momento que los estadounidenses empezaron a defender la necesidad de la creación de un ejército europeo formado por el ejército francés y alemán. Para ello, era necesario la reconstrucción del ejército alemán en la República Federal Alemana (véase el vídeo y el Traité instituant la Communauté européenne de défense (Paris, 27 mai 1952). No obstante, a pesar del acuerdo bilateral entre los gobiernos de RFA y Francia, los diputados de la Asamblea Nacional francesa se negaron en rotundo a dicha posibilidad por el miedo al renacimiento de un ejército alemán.
Por otro lado, el segundo hecho es la situación de proliferación nuclear durante la Guerra Fría que fue uno de los elementos más conflictivos entre los aliados (respecto a la fabricación y posesión de bombas atómicas como son las uranio, plutonio, hidrógeno y neutrones).
Acerca de la proliferación nuclear entre los aliados, por un lado, tenemos a la parte británica, que decidieron ceder para no fabricar más bombas atómicas a cambio de conseguirlas de los EE.UU. Por otro lado, tenemos a la parte francesa que debido al conjunto de experiencias de escarmiento junto con el vilipendio de Charles de Gaulle por parte de Roosevelt respecto a su figura y posición política. Desde Francia se autorizó e incentivó la posibilidad de llevar a cabo la creación de armamento nuclear propio, que se materializó en 1960 a través de la exitosa prueba atómica en el Sáhara (zona de Argel).
En otras palabras, dicho éxito atómico, fue el hecho final para la autonomía militar de autodefensa que ya fue defendida desde 1945 durante la IV República por Pierre Mendes-France.
A raíz de aquí, se produjo un conjunto de sucesos que volvieron imparable el agravamiento del desamor de Francia hacía las posiciones estadounidenses a través de la OTAN.
La cuestión atómica supuso que el 9 de septiembre de 1965 el presidente Charles de Gaulle decidió retirarse del Comando Integrado de la OTAN o dispositivo militar (Comités de Planes de Defensa y el Grupo de Planes Nucleares). Para ello, se llevó a cabo la expulsión del conjunto de tropas estaodunidenses estacionadas en territorio francés (metropolitano y de ultramar) junto con la imposibilidad del estacionamiento de armas extranjeras incluyendo el armamento nuclear.
A partir de este momento, nuestra historia de amor parece que se ha convertido en una historia de desamor, pero como ya hemos avisado, en ocasiones coexisten ambos estados emocionales. En otras palabras, la decisión de Francia no implicó la ruptura, ya que Francia nunca dejó de formar parte de la OTAN. De la misma manera, siempre estuvo planamente operativa en las estructuras políticas de la Organización e incluso existieron acuerdos técnicos en caso de agresión soviética.
FUERZA DE DISUASIÓN NUCLEAR FRANCESA
Esta situación de desamor se vio agravada por el rechazo del presidente De Gaulle a la política exterior norteamericana en Vietnam (discurso de Phnom Penh). Y, sobre todo a raíz de la crisis de los mísiles de Cuba.
¿Por qué la crisis de los mísiles de Cuba agravó las relaciones de Francia con la OTAN?
En primer lugar, dicha crisis supuso un impasse para los Gobiernos franceses debido al temor que la política exterior de EE.UU pudiese arrastrar a Francia a un nuevo conflicto militar. Y, en segundo lugar, está crisis se produjo a raíz de la instalación de misiles balísticos con ojivas nucleares PGM-19A Júpiter en Turquía por parte de los americanos sin acuerdo de los socios de la OTAN.
Por todo ello, desde Francia se consideraba no confiable la defensa de Europa Occidental a los ejércitos norteamericanos. Y se llevó a cabo la creación de la fuerza de disuasión nuclear francesa (véase aquí).

Le Triomphant, Goulet de Brest – 13/09/2022. Fuente : Ministère des Armées/ Sarah Lacarrere/Marine Nationale
Además, esta apasionante historia de amor y desamor entre Francia y la OTAN también se vio reflejada en la crisis de los euromisiles, las Guerras de Yugoslavia y la intervención aliada en Afganistán, pero no en Irak. Aunque, para ilustrar dicha historia, podemos recordar la crisis de los euromisiles.
Debido a las innovaciones tecnológicas de los SS-20, la URSS llevo a cabo la instalación de balizas nucleares soviéticas en Europa Oriental, para con ello intentar romper la alianza militar europea occidental con los EE.UU. En este punto, es posible que como lector te parezca un déjà vu con la situación de Ucrania. Aunque, volviendo a la explicación, la instalación de los SS-20 implicó la nuclearización militar de Europa Occidental. Y, esta situación llegó a su apogeo en 1983 cuando el presidente francés François Mitterrand se comprometió a garantizar las fronteras de la RFA como si fuesen las fronteras de Francia utilizando las fuerzas de disuasión.
A partir de entonces, la historia de amor y desamor se vio estabilizada hasta que el Presidente Nicolas Sarkozy decidió volver a reintroducir a Francia en los operativos militares de la OTAN. Dicha decisión se implementó a través de un método de excepción (que en los siguientes mandatos dejaría de ser tan excepcional) como es el artículo 49.3. Desde el Gobierno Sarkozy se defendió que «Tenemos que estar ahí donde se elaboran las decisiones y las normas, en vez de esperar a que nos las notifiquen». Sin embargo, nunca es posible olvidar el desamor, y se decidió no formar parte del Grupo de Planes Nucleares con una clara inspiración gaullista de seguir manteniendo la autonomía operativa nuclear.
CONCLUSIONES
En geopolítica no existen sólo posiciones absolutas, y la posición de Francia respecto a la OTAN es un ejemplo de ello. De la misma manera, la política (con todas sus vertientes) se entiende en muchas ocasiones como momentos y hechos cuyos efectos son visibles a medio-largo plazo. Aunque, en otras ocasiones hay situaciones que precipitan una celeridad en los tiempos que es vertiginosa por ser “aparentemente” imparable. A pesar de que, como está historia de amor y desamor nos demuestra, algo que parecía irreconciliable, puede metamorfosearse.
Por otro lado, es posible afirmar que la figura de Charles de Gaulle ha sido decisiva a la hora de determinar las políticas interiores y exteriores de Francia respecto a la OTAN y a la UE. Sin embargo, teniendo en cuenta la posición francesa expresada en esté artículo, el conflicto de Ucrania, el desplazamiento americano en el Pacífico por la situación de Taiwán, junto con la catastrófica situación de Afganistán. Es posible plantearse si ¿La UE debería inspirarse en las reflexiones de Charles de Gaulle para llevar a cabo la creación del Ejercito Común Europeo?
Un conjunto de incógnitas que solo el tiempo podrá resolver a través del devenir inevitable e inexorable de los acontecimientos.
NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21.
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