En apenas 24 horas Azerbiyán dio carpetazo unilateralmente a uno de los conflictos del espacio post-soviético que ha durado tres décadas, través de una operación militar relámpago que desembocó en la rendición política y militar de las autoridades separatistas de Karabaj. Ahora se abre un nuevo e incierto escenario en el Cáucaso Sur con muchos interrogantes.
KARABAJ ¿PUNTO Y FINAL?
La operación militar de 24 horas de Azerbaiyán en Karabaj finalizó el 20 de septiembre con la total rendición de las fuerzas separatistas armenias. La lucha fue feroz, dejando unas 200 bajas entre ambos bandos. Según las condiciones del alto al fuego, el lado armenio acordó retirar las tropas y el equipamiento militar de la región. Al siguiente día, las partes se reunieron en la ciudad azerbaiyana de Yevlax, donde los representantes armenios formalmente confirmaron la victoria de Bakú.

Un militar del Ejército de Defensa de Karabaj dispara una pieza de artillería hacia posiciones azeríes durante los combates en la región separatista de Karabaj el 28 de septiembre de 2020. (Al-Marjalla)
Las razones por las que el conflicto que se convirtió en una guerra dejando cientos de vidas en el otoño de 2020, ha tenido que ser resuelto otra vez de forma violenta mediante las armas, son multiples. Aunque la mayoría de éstas derivaron de la actitud intransigente de los armenios del Karabaj los cuales, a pesar de la derrota del 2020 y un gran número de acontecimientos, como el inequívoco reconocimiento de la integridad territorial azerbaiyana por el líder armenio en la Cumbre de Praga en octubre del 2022, rechazaron aceptar la realidad y continuaron insistiendo en conseguir la independencia de la región.

Evolución del control territorial sobre la región de Karabaj desde la época soviética hasta el final de la Segunda Guerra del Karabaj. (AFP)
La instalación en abril del 2023 de los controles de aduanas en la carretera de Lachín, el único gran camino que conecta Karabaj con Armenia, debería haber servido como clara señal de que la plena integración de la región en Azerbaiyán era inevitable. Sin embargo, la posición del “gobierno” separatista tan solo se endureció: en agosto lanzó una notoria campaña acusando a Bakú de orquestar un “genocidio mediante la hambruna” contra los armenios del Karabaj, mientras rechazaban abrir las carreteras para que los vehículos pudieran acceder a la región desde Azerbaiyán. Además, desde febrero de 2023, varias reuniones entre los representantes azerbaiyanos y armenios de Karabaj fueron canceladas por iniciativa de estos últimos.
Algunas figuras importantes del Karabaj, las cuales eran líderes militares durante la primera guerra, como Samvel Babayan y Vitaly Balasanyan, declararon abiertamente la necesidad de aceptar la soberanía de Bakú y llevar a cabo negociaciones honestas, pero no fueron escuchados; en lugar de ello, a principios de Septiembre, el autoproclamado Presidente Harutyunyan fue forzado a dimitir, y el nuevo líder inmediatamente hizo una serie de declaraciones contra Azerbaiyán.
Por supuesto, las apresuradas reuniones en Yevlax no tenían la capacidad de dar lugar a un plan completo sobre el futuro de Karabaj. Hasta ahora, las partes han llegado a acuerdos sobre el abastecimiento de alimentos y la ayuda para infraestructuras para los armenios que experimentaron dificultades durante e inmediatamente después de la operación. El lado armenio también ha abierto, de forma completa e incondicional, todos las rutas que conectan con el resto del país. Además, la retirada de las fuerzas armenias ha sido prácticamente completada, mientras que Azerbaiyán gradualmente ha establecido el control sobre la mayoría de las grandes localidades, como Agdara, Hojavend o Jóyali.
Habiendo obtenido finalmente la victoria definitiva, Bakú ahora se enfrenta a nuevos retos y responsabilidades. La primera tarea realizada ha sido prevenir un desastre humanitario. Mientras que Azerbaiyán, ha llevado a cabo la operación de la forma más precisa y contenida posible, consiguiendo minimizar las bajas civiles, una tragica explosión en una gasolinera el 25 de septiembre causó la pérdida de docenas de personas, además de dejar más de 200 heridos. Para asegurar el mejor tratamiento posible, Bakú no tan solo ha hecho uso de sus instalaciones médicas, sino que rapidamente ha coordinado la llegada de médicos armenios con Ereván.
Sea como sea, el mayor reto para Bakú ahora consiste en difundir su visión sobre el futuro de Karabaj y las condiciones ofrecidas a los armenios de la región, persuadiendo a tantos armenios como sea posible para que se queden, asegurando una salida segura y pacifica a todos aquellos que quieran dejar la región. Desafortunadamente, el hecho de que la mayoría de armenios del Karabaj hayan preferido trasladarse a Armenia, está siendo tratado salvajemente desde el exterior, tildandolo de “limpieza étnica”, a pesar del hecho de que no hay ningún tipo de uso de la fuerza o de discriminación etnica contra ellos por parte de Azerbaiyan. A pesar de las acusaciones, la mayoría de comunicados hechos por parte de actores internacionales también refutan dichas acusaciones: la Comisión Europea en su comunicado (aunque después ha sido actualizado bajo presión) usaba la formulación “decidieron huir”, mientras que Samantha Power, Administradora de la USAID , la cual es conocida por su ferviente campaña a favor del reconocimiento del genocidio armenio, durante su visita a Armenia rechazó calificar de limpieza étnica la situación que actualmente se vive en Karabaj.
Ciertamente, después de 35 años de hostilidades y de las limpiezas etnicas masivas que tuvieron lugar a principios de los años 90, el temor existente en las dos naciones es entendible, y habría sido extremadamente ingenuo creer que esta profunda desconfianza no suscitaría escepticismo entre la población local en cuanto a las perspectivas de una coexistencia pacífica.
Bakú ha aclarado en varias ocasiones que, aunque no se prevé ningún estatuto territorial especial para Karabaj, se ha preparado un programa de reintegración para los armenios dispuestos a aceptar la ciudadanía azerbaiyana. Algunos oficiales y expertos vinculados al gobierno azerbaiyano han aludido al uso del llamado “Modelo croata”, el cual fue implementado por Zagreb después de la reintegración de la separatista Srpska Krajina a finales de los años 90. Este modelo concibe un importante rol por parte de las municipalidades, las cuales ejercen de puente entre el gobierno central y la población local, y además garantiza los derechos culturales de la minoría serbia, incluyendo la educación en su propia lengua. El 28 de septiembre, fue creada una página web donde los armenios interesados en adquirir la ciudadania azerbaiyana pueden registrarse para obtener más información sobre su futuro estatus jurídico.
Por supuesto, aún quedan muchas cosas por hacer: organizar el funcionamiento de los órganos policiales y administrativos de Azerbaiyán en los distritos poblados por armenios, luchar contra la incitación al odio, adoptar un plan de estudios de historia que represente el conflicto de Karabaj en términos de reconciliación, trabajar para establecer una relación de confianza entre las partes, etc. Estas tareas van a ser arduas y requerirán un esfuerzo considerable tanto como por parte tanto del Estado como de la sociedad. Aún así, Azerbaiyán, junto con el proceso de reintegración de los armenio de Karabaj, se enfrentará a la necesidad de impulsar un diálogo con el pueblo de Armenia, ya que el conflicto, al ser entnopolítico en su esencia, ha implicado a toda la nación armenia.
Esta tarea no será exclusivamente diplomatica, ya que las organizaciones internacionales pueden jugar un papel crucial ayudando a las comunidades a curar sus heridas y construir un futuro nuevo y pacífico. Sin embargo, para llevar a cabo un contribución eficaz, deben recuperar la confianza de la población, ya que décadas de inacción y falta de resultados positivos han hecho que tanto los azerbaiyanos como los armenios se muestren escépticos ante dichas organizaciones. En lugar de perseguir una agenda política, las organizaciones humanitarias internacionales pueden dar lo mejor de sí mismas simplemente trabajando en el marco del mandato estatal, aportando su experiencia y creando un espacio seguro para que las comunidades conversen y discutan extensamante sobre su futuro tras el conflicto.
NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que representen las ideas de GEOPOL 21.
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