El África subsahariana ha sido asociado con pobreza, hambrunas, enfermedades, golpes de Estado y riqueza de recursos minerales. No obstante, hay un Estado que escapa de esta disyuntiva Botsuana.
Tras su independencia del Reino Unido en 1966, Botsuana contaba con tan sólo 20 km de carreteras pavimentadas, 22 ciudadanos con títulos universitarios y 100 con estudios secundarios. Asimismo, era el tercer país más pobre del mundo con un PIB per cápita inferior a los 100 dólares estadounidenses y sin salida al mar.
En 50 años y pese a todas estas adversidades, Botsuana se ha convertido en uno de los países africanos con mayor índice de desarrollo humano (IDH), una de las economías de mayor crecimiento económico a nivel mundial y evitando conflictos internos con respecto a los recursos minerales.
Es importante conocer las claves de cómo Botsuana ha evitado conflictos armados e internos, cómo ha presenciado uno de los mayores progresos económicos que se han visto en la historia de la humanidad y cómo se ha convertido en todo un ejemplo a nivel regional.

La historia moderna de este estado data del siglo XIX, cuando llegaron los primeros buscadores de oro europeos. Al mismo tiempo, el rey Khama II inició algunos cambios para modernizar las instituciones políticas y económicas, por ejemplo, la construcción de colegios o la fundación de una compañía de intercambio comercial.
En 1885, este monarca consideró que Bechuanalandia «tierra de los bausanas» fuera declarada un protectorado de Gran Bretaña para definir sus fronteras con las actuales Zimbabue y Sudáfrica y prevenir el desastre una política colonizadora basada en la extracción de los recursos naturales. Este hecho permitiría que la colonización en este territorio fuera distinta a la de la mayoría de los estados de la región.
Londres no consideraba que la colonización a gran escala valiera la pena y mantuvo en el país líderes con cierta autoridad y legitimidad entre sus ciudadanos. Durante la época colonial, los líderes bausanas bloquearon la prospección de minerales y esto permitió que el país fuera ignorado y fuera una zona de tránsito para misioneros, comerciantes y aventureros.
A partir de 1960, Gran Bretaña aprueba una nueva constitución para Bechuanalandia. Se crea el Consejo Ejecutivo, Legislativo y el Consejo Africano y se funda el Partido Democrático de Bechuanalandia y, finalmente en 1966, Botsuana obtuvo su independencia.
Ruth Williams y Seretse Khama. (Telegraph)
En 1966, el primer presidente, Seretse Khama se encontró con un estado dependía de la ayuda extranjera, su PIB per capita no llegaba a los cien dólares estadounidenses y rodeado por los regímenes blancos de Sudáfrica, Namibia y Rodesia hostiles a países africanos independientes dirigidos por negros. No obstante, la suerte de este país cambiaría rápidamente.
Después de la independencia se creó un aparato estatal central eficiente y relativamente fuerte con la Ley de Jefatura. Esta ley otorgaba el poder al Estado y al presidente electo y retiraba a los jefes tribales el derecho a asignar tierras. Al mismo tiempo, Gaborone se centró en mantener una política fiscal y económica conservadora manteniendo buenas relaciones con las agencias internacionales de financiamiento y priorizando acuerdos comerciales.
En 1967, se descubre la primera mina de diamantes en Orapa y el propio Seretse Khama promovió un cambio legislativo por el que los derechos minerales del subsuelo se concedían a la nación y no a la tribus. En 1969, se fundó la compañía del diamante de Debswana. Esta compañía es una sociedad 50 / 50 entre el gobierno de Botswana y De Beers.

En política exterior, Gaborone siempre ha adoptado una postura neutral, marcada por la amenaza de incursiones guerrilleras y ataques ocasionales de comandos sudafricanos. Este evento también empujó a este Estado a crear su ejército en 1977 y solicitar ayuda militar a Estados Unidos y el Reino Unido en 1986. Por ello, Botsuana da prioridad a la integración económica y política en África Austral. Pretende que la SADC sea un vehículo de trabajo para el desarrollo económico.
Asimismo, se ha mantenido con el tiempo la kgotla. La Kgotla es una asamblea tribal donde se discuten y se toman decisiones condensadas sobre aspectos políticos y legislativos que afectan a la comunidad de forma colectiva. La jefatura no es hereditaria, sino que está abierta a cualquier persona que demuestre una capacidad significativa y sería clave para evitar que este Estado tras su independencia cayera en el autoritarismo, como el caso de Zimbabue y evitar que potencias extranjeras sedujeron a alguna de las tribus, como el caso del Congo.
La industria de los diamantes se convertiría en pocas décadas el principal motor del país. Al contrario que en otros países, los ingresos generados se destinaron a: la construcción de infraestructuras, sobre todo la inversión en educación y sanidad y la creación de un aparato administrativo sofisticado. Cabría mencionar que, la tasa de alfabetización pasaría del 34% en 1981 hasta 86,5% en 2014.
Tras la muerte de su primer presidente, Seretse Khama en 1980, sus sucesores han seguido manteniendo las mismas políticas económicas y se ha priorizado el pragmatismo frente a la ideología.
Esto se tradujo en un incremento del PIB nominal de los 3,79 mil millones de dólares estadounidenses en 1990 a los 18,62 mil millones de 2018. En su momento, Botsuana fue una de las economías que, en promedio, más creció en todo el mundo: entre 1996 y 2006 la tasa de crecimiento anual fue del 7.22 %, superando a la de China (6.99 %) y el índice de pobreza entre 1985 y 2009 se redujo del 59 % al 19,3 %.
Con el paso del tiempo y la buena gestión de los ingresos de la minería de diamantes, Botsuana presenció el desarrollo de otras industrias como los servicios financieros, la agricultura y el turismo, especialmente los safaris. El mercado botsuano es abierto y competitivo, solamente comparable con algunos países asiáticos como China y Corea del sur, lo que ha propiciado el auge del sector privado y la creación de empresas.

Este crecimiento económico fue de la mano de una mayor apertura del sistema político del país. Gaborone no ha presenciado ningún golpe de estado y cada una de las elecciones desde la independencia de este país, celebradas cada 5 años se han disputado libre y equitativamente.
Según el Índice de Percepción de la Corrupción 2016 de Transparencia Internacional, Botsuana fue el país africano con mejores resultados, en el puesto 35 a nivel global.
Por otra parte, en septiembre de 2020, el presidente, Mokgweetsi Masisi modificó la política agraria de 2015 para otorgar a las mujeres casadas de Botsuana el derecho a poseer tierras. Anteriormente, las mujeres casadas sólo podían podían poseer tierras si sus maridos no lo hacían.

En Botsuana todavía un 20,3% de la población adulta padece VIH. Al mismo tiempo, según la reciente encuesta multitemática de Botsuana: Informe del Módulo de la Fuerza de Trabajo indica que la tasa de desempleo ha subido al 24,5%, con un desempleo juvenil de 32,4% y el impacto económico acarecido por el SARS-CoV-2 son uno de los principales retos a los que se enfrentará Gaborone.
No obstante, la visión a largo plazo de Seretse Khama y Ketumile Masire (los dos primeros presidentes del país), la estabilidad política y económica, gobiernos prudentes que han sabido gestionar los recursos naturales obtenidos de la minería han hecho que Botsuana se haya convertido en todo un éxito en términos de desarrollo económico y humano, logrando que la riqueza per cápita del país haya aumentado más de 100 veces.
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