NUEVA CITA ELECTORAL EN SIRIA QUE REVALIDARÁ EL MANDATO DE AL ASSAD

por | May 13, 2021

Unas nuevas elecciones presidenciales se van a producir en una Siria completamente destruida por diez años de extenuante guerra civil. Como es de esperar, Bashar Al Assad revalidará una vez más un mandato de siete años, existiendo voces discrepantes en una comunidad internacional que acusa al líder sirio de celebrar unos comicios no democráticos para controlar con mayor exactitud el censo del país

El pasado 18 de abril el actual presidente de Siria, Bashar Al Assad anunció la convocatoria de elecciones presidenciales que se celebrarán el 26 de mayo de 2021 en un país devastado por el conflicto civil e internacional en que lleva inmerso desde, hace ya, 10 años y al que se le suma la pandemia del COVID19 pues no cuenta con las infraestructuras ni con los medios para combatir efectivamente la enfermedad.

Así, casi un mes antes de las elecciones parece claro el resultado de las mismas, que no será otro que la revalidación de un nuevo mandato, de siete años, del actual presidente. Sin embargo, cabe preguntarse ¿Cómo son estas elecciones? ¿Son realmente democráticas? ¿Qué situación atraviesa realmente Siria en la actualidad? ¿Cuál ha sido la reacción de las potencias internacionales de la convocatoria? A lo largo del artículo trataremos de resolver estas cuestiones. 

Siria: 10 años de guerra sin paz en el horizonte

El año 2011 fue el comienzo de una década conflictiva y convulsa para la región MENA y, especialmente, para el caso de Siria donde las reivindicaciones económicas y sociales que estallaron en el último trimestre de 2010 y principios de 2011 como consecuencia de la crisis económica que afectaba al país, dieron paso a una revuelta armada por parte de una escisión de la sociedad. No obstante, esta revuelta no obtuvo, como se esperaba, una victoria rápida ante el régimen, sino que fue el comienzo de un enfrentamiento armado que aún perdura. 

Así, escasamente unos meses después de las revueltas, la guerra civil siria se internacionalizó con la participación de nuevos actores en la misma como es el caso del ISIS (DAESH por sus siglas en árabe) en la frontera con Irak, Estados Unidos apoyando a los kurdos sirios a combatir las milicias yihadistas, Rusia del lado del presidente Al Assad, Turquía, Irán y China (aunque esta última ha tenido una participación indirecta en el mismo).

Ahora, 10 años después, la guerra no parece estar cerca de terminar, ni siquiera con Estados Unidos replegando sus tropas parece que esto pueda significar el fin de la guerra en Siria donde, especialmente en las últimas semanas, las tensiones con Israel se han incrementado en la zona de los Altos de Golán.

Grupo de personas alrededor de una mesa

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Elecciones presidenciales en Siria en 2014 (El País)

Los segundos comicios presidenciales en guerra

Pese a la década de conflicto, estas elecciones no van a ser las primeras que se celebran en tal situación, sino que siete años atrás, en 2014, se celebraron las primeras elecciones presenciales en guerra en las que, como probablemente vuelva a ocurrir Al Assad salió victorioso del encuentro electoral con el 92% de los votos.

Si bien, en esta ocasión las elecciones contienen importantes novedades, pues la guerra ha causado ya más de 400.000 fallecidos a los que hay que sumarles, al menos, otros 5 millones de personas refugiadas en terceros países, especialmente en Egipto, Jordania, Líbano y Turquía. Estos datos son fundamentales ya que gran parte de la oposición al régimen se encuentra exiliada como consecuencia de la persecución a la que se han visto sometidos.

Sin embargo, los comicios cuentan con una nueva legislación electoral que establece que solo podrán presentarse como candidatos a las elecciones aquellas personas que hayan vivido en el país de forma continuada por los últimos 10 años. De tal manera que esta nueva normativa imposibilita, por lo tanto, la concurrencia de un candidato de la oposición en las elecciones.

Junto a esta novedad, a través de la cual se puede cuestionar la democratización del proceso electoral, aparece otro elemento y es que, por vez primera, los sirios refugiados en terceros países podrán acudir a votar el próximo 26 de mayo a través de sus embajadas.  

Pero, sin lugar a dudas, la gran novedad de esas elecciones y de la que muchos medios de comunicación se han hecho eco es que, por vez primera en la historia de Siria, una mujer, Faten Ali Nahar, se presentará como candidata a las mismas. Sin embargo, poco se conoce de la candidata a la que, por sus redes sociales, se le asocia al régimen de Al Assad. 

Decir cabe que, al contrario de la imagen mental y que muchos medios de comunicación parecen haber difundido de ella, como una mujer musulmana, que viste el hiyab, y de rasgos árabes, la realidad parece bien distinta. Pues medios sirios le han presentado como una mujer rubia, de corte occidental dando con ello una imagen de occidentalización del país que, probablemente, sea lo que el presidente busca en estos comicios. 

Imagen que contiene interior, tabla, grande, cuarto

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Parlamento de la República Árabe de Siria (Atalayar)

¿Elecciones democráticas o perpetuación del régimen?

La respuesta a esta pregunta puede parecer sencilla, sin embargo, detrás de los comicios se esconde mucho más que la intención de limpiar la imagen del gobernante sirio de cara al exterior, especialmente, la existencia de los 10 años de permanencia en el país para poder ser candidato, en un país en que casi la mitad de la población se encuentra fuera de él, demuestra la escasa democratización del proceso. A ello hay que sumarle que las elecciones se celebran tras el agotamiento de los 7 años de mandato establecido en la Constitución, pero con un escaso mes de margen desde la convocatoria a la celebración de estas. 

Pero, sin lugar a duda, el ejemplo más claro de la no democratización del país es el censo electoral del mismo. Pues, si bien, los sirios en terceros países sí que podrán acudir a las urnas, los del interior no podrán hacerlo, o al menos no todos ellos, ya que, de acuerdo con lo establecido por el gobierno, solo podrán votar las poblaciones que se encuentren en las zonas actualmente controladas por el gobierno, imposibilitando, con ello, una oposición real al régimen.

No obstante, estas elecciones no son una mera renovación del poder, sino que también actúan como un mecanismo de control por parte del país y del gobierno a la población que se encuentra refugiada fuera de él, ya que, al acudir a votar en las Embajadas, se podrá realizar también un censo y control de estos. 

Imagen que contiene Gráfico

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Censo electoral de las elecciones presidenciales sirias (DW)

La respuesta internacional no se ha hecho esperar

Ante la convocatoria de las elecciones la respuesta internacional no se ha hecho esperar: de forma unánime y de manera generalizada todos los países y organizaciones internacionales han rechazado la celebración de las elecciones por partir de un punto de partida claro, como es la reelección del presidente, sin ninguna posibilidad para la oposición de presentarse a las mismas.

Así, Naciones Unidas recordó que estas elecciones no cumplen con los parámetros de la resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en los cuales se busca, en primer lugar, finalizar el conflicto y que, tras ello, se celebre un proceso electoral público y transparente bajo la supervisión de las Naciones Unidas. 

En esta misma línea se han pronunciado otras potencias como Estados Unidos y la Unión Europea quien hace escasamente un mes celebraba la V Conferencia de Bruselas para la Siria y los países de la región acordando incrementar el volumen de Ayuda Humanitaria y la colaboración con la sociedad civil siria, con el objetivo de encontrar una solución al conflicto. 

La voz discordante a esta respuesta internacional ha sido, como no podía ser de otra manera por los propios devenires del conflicto, la de Rusia quien ha afirmado que las elecciones sirias se celebrarán de manera democrática y que las afirmaciones vertidas sobre la irregularidad de las mismas tienen un objetivo claro como es interferir en los asuntos internos sirios e incrementar la inestabilidad en el país.

Con todo ello se puede concluir que parece que Siria continuará siete años más bajo el mandato de Bashar Al Assad siendo estas elecciones un mero trámite con dos objetivos claros: mejorar la imagen internacional mediante una supuesta competencia electoral capitaneada por una mujer de corte occidental, e iniciar un censo y control sobre la población siria en terceros países.

Sin embargo, parece que ninguno de los dos objetivos del presidente, a excepción de su renovación, tendrá éxito ya que la trascendencia de Fathen Alli Nahar en la prensa internacional ha sido escasa. Y, al mismo tiempo, la oposición siria junto a los kurdos ya ha llamado a la no movilización de los votantes.


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