¿Qué es la Ayuda Oficial al Desarrollo? Evolución de la AOD y surgimiento de un debate que enfrenta a dos posturas polarizadas en torno a su eficacia

por | Jun 23, 2021

En los últimos años, ha surgido un debate en torno a la eficacia de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) que enfrenta a dos posturas polarizadas: por un lado, aquellas voces que defienden férreamente la AOD y que argumentan que ha servido para promover el desarrollo en aquellos países con menos recursos; por otro, aquellas posiciones que consideran que la financiación al desarrollo no ha hecho sino agravar la situación de los países receptores. ¿Cómo debería replantearse el futuro de estos flujos financieros? 

En los últimos años, ha surgido un debate en torno a la eficacia de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) que enfrenta a dos posturas polarizadas: por un lado, aquellas voces que defienden férreamente la AOD y que argumentan que ha servido para promover el desarrollo en aquellos países con menos recursos; por otro, aquellas posiciones que consideran que la financiación al desarrollo no ha hecho sino agravar la situación de los países receptores. ¿Cómo debería replantearse el futuro de estos flujos financieros? 

La Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) se define como la asistencia o ayuda que los países más desarrollados (donantes) destinan a países con menos recursos (receptores) con el fin de promover su desarrollo, luchar contra la pobreza y mejorar su contexto económico y social. Estos flujos de AOD pueden adoptar diversas formas: pueden transferirse a través de donaciones (que pueden ser financieras o técnicas), o a través de préstamos con bajo interés.

La relación existente entre donantes y receptores puede definirse atendiendo a diferentes modalidades: esta puede ser de carácter multilateral (cuando la AOD se realiza a través de un organismo internacional, como el Banco Mundial); bilateral (existe una relación directa entre donante y receptor); o cooperación Sur-Sur (donde se produce una transferencia de conocimientos, tecnología o recursos entre dos países receptores), entre otras.

Ayuda Oficial al Desarrollo (ODA) neta recibida (% del INB) en 2019 en el mundo. Fuente: Banco Mundial

La existencia de estos flujos financieros se remonta ya al siglo pasado. Sin embargo, su origen tiene mucho que ver con las circunstancias de aquel momento, que bien difieren de la situación actual. Ante este cambio coyuntural, han surgido varias voces que plantean repensar el modelo sobre el que se construyó la AOD para que sus resultados sean más eficaces o incluso abogan por la erradicación de la AOD, defendiendo que esta ayuda no ha hecho sino agravar todavía más la situación de los países más desfavorecidos.

Ayuda Oficial al Desarrollo (ODA) neta recibida (% del INB) en la región de África Subsahariana de 1960 a 2019. Fuente: Banco Mundial

Ayuda Oficial al Desarrollo: Origen y Contexto Internacional

La AOD surge en los años setenta, en el seno de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Dicho organismo se creó en 1960 para suceder a la Organización Europa de Cooperación Económica (OECE), la cual nació con el objetivo principal de implementar el Plan Marshall y reconducir al continente europeo en el camino de la reconstrucción y el desarrollo en un contexto desolador tras la Segunda Guerra Mundial.

Países miembros de la OCDE e ingreso por años. Fuente: Statista

La OCDE, un organismo de carácter oficial que coordina políticas de cooperación internacional, cuenta con un actor normativo y supervisor, el Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD). El CAD es el encargado de, entre otras cosas, evaluar la implementación de las políticas de desarrollo, de establecer una guía sobre las políticas de cooperación o de fijar los principios en los que se debe basar dicha cooperación. Entre estos, este actor fue el encargado de fijar la cuantía mínima que los países donantes debían destinar en forma de AOD: el 0.7% de su Producto Nacional Bruto (PNB). Sin embargo, dicho límite no siempre se ha cumplido, y en muchos casos se ha quedado muy lejos de ser alcanzado.

Porcentaje del PIB destinado a la Ayuda al Desarrollo en 2018 entre los países de la OCDE. Fuente: EOM

Si analizamos el contexto internacional en el que se inserta la evolución de la AOD, podemos encontrarnos con varios encuentros protagonizados por actores internacionales donde se ha abordado dicho asunto. En los albores del siglo XXI se celebró la llamada Cumbre del Milenio (2000), donde se definió la hoja de ruta a nivel mundial para luchar contra la pobreza y promover mejores condiciones de vida en países con menos recursos. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030 dan continuidad a los ODM, y establecen la hoja de ruta a seguir para conseguir las metas propuestas en el marco temporal comprendido entre 2015 y 2030.

Los 17 ODS tienen como objetivo aumentar la convergencia económica y social entre los países mundiales. Fuente: CEPAL

En 2005, con la Declaración de París, nace un nuevo acuerdo internacional en el que países receptores y donantes se comprometen a la mejora de la entrega e implementación de la ayuda. A este acuerdo y compromiso subyace el objetivo de que la AOD y su implementación sean más eficaces y transparentes. El contexto internacional ha sido también testigo de otros encuentros como la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, de la cual nace el Consenso de Monterrey (2002), o el Programa de Acción de Accra (2008), con el objetivo de seguir profundizando en el cumplimiento y la implantación de las políticas de desarrollo.

Evolución conceptual de la AOD: debate en torno a la eficacia de la ayuda en África Subsahariana

Desde su origen, el objetivo principal de la implementación de la financiación al desarrollo ha sido promover el progreso y reducir la pobreza en aquellos lugares más desfavorecidos y con menos recursos, como puede ser la mayor parte de la región subsahariana. Sin embargo, su eficacia se ha convertido en un asunto controvertido y ha generado debate entre dos narrativas polarizadas: aquellos defensores que justifican la necesidad de la AOD, ateniéndose a los datos que reflejan el progreso en las condiciones socioeconómicas de africanas y africanos; y aquellos detractores acérrimos sobre el papel que juega la AOD en los países receptores.

La postura más tradicional considera la financiación al desarrollo un eje vertebrador que impulsa el progreso en aquellas regiones que necesitan mejorar los indicadores sociales más básicos. En materia de salud, según el Banco Mundial, el porcentaje de población no infectada por VIH de 15 a 49 años en la región de África Subsahariana fue del 1,61% en 2019, frente al 5,14 que registró en 2000. Además, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, desde 1990 la esperanza de vida ha aumentado 11 años en el conjunto de los países que forman la región subsahariana. Pese a estos datos, la media de la esperanza de vida del continente africano todavía dista mucho de la media mundial: según el Banco Mundial, la media de esperanza de vida en África Subsahariana en 2019 era de 61,62 años, frente a los 84,35 años de Japón, pero frente a los 50,45 años que se observó en la misma región a comienzos del siglo XXI. En lo referente a educación, la tasa de alfabetización de la población de los países que conforman la región subsahariana ha ido en aumento con el paso del tiempo, gracias en gran parte a la financiación al desarrollo que han recibido por parte de los países más desarrollados.

Prevalencia del VIH, total (% de la población entre 15 y 24 años de edad). Fuente: Banco Mundial

Tasa de alfabetización, total de adultos (% de personas de 15 años o más) en la región de África Subsahariana de 1985 a 2019. Fuente: Banco Mundial

Por otro lado, las nuevas voces contrarias a la eficacia de la AOD en los países receptores consideran la financiación al desarrollo como un instrumento de política exterior utilizado por países donantes, lo cual genera todavía más dependencia de los países africanos con respecto del exterior. Esta narrativa considera que las grandes cantidades de dinero recibidas por los países africanos fomentan la corrupción y, en algunos casos, incluso financian los conflictos civiles y, por ende, los prorrogan en el tiempo. Justifican su postura apoyándose también en los datos, sugiriendo que todavía no se ha conseguido erradicar la pobreza en la región, superando las 400.000 millones de africanos que vivían bajo pobreza extrema en 2020. 

Tasa de alfabetización, total de adultos (% de personas de 15 años o más) de África Subsahariana y Europa y Asia Central en 2019. Fuente: Banco Mundial

Número de personas que viven en la pobreza extrema en África (2010-2030) en comparación con el resto del mundo. Fuente: Statista

La literatura existente sobre la AOD queda dividida en dos. Mientras las nuevas voces contrarias a la AOD sugieren su erradicación debido a la instrumentalización y politización de la misma, los que siguen amparando y defendiendo su eficacia aluden a repensar el modelo actual con el fin de mejorarla. Gracias a esta financiación, los países de la región subsahariana continuarán en la senda del progreso y desarrollo, siempre y cuando venga acompañada de unas instituciones fuertes y transparentes que favorezcan la democracia, la libertad y promuevan la buena gobernanza. 

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