Tailandia, conocida como el Reino de Tailandia, tiene una rica historia que abarca siglos de cambios políticos, culturales y sociales. En el corazón de esta historia se encuentra la monarquía tailandesa, una institución venerada y profundamente arraigada en la identidad del país. Para comprender la monarquía tailandesa tal como la conocemos hoy, debemos retroceder en el tiempo y explorar sus orígenes, marcados por la fundación del Reino de Sukhothai en el siglo XIII.
LOS INICIOS
El inicio de la monarquía en Tailandia se remonta al Reino de Sujotai, que floreció entre los años 1238 y 1438. En esa época, Tailandia era una tierra de reinos independientes y ciudades-estado, con una diversidad de culturas y etnias. El Rey Ramkhamhaeng, considerado el padre fundador del Reino de Sujotai, desempeñó un papel crucial en la formación de lo que eventualmente se convertiría en Tailandia.
Ramkhamhaeng, quien reinó desde aproximadamente 1279 hasta 1298, es conocido por establecer un sistema de escritura tailandesa y promover la cultura y la religión budista en la región. Su reinado fue un punto de inflexión, ya que consolidó el poder y estableció las bases de una monarquía que se mantendría a lo largo de los siglos. El monarca impulsó la modernización de Tailandia en aras de convertir el país en uno de los puntos de referencia del sur de Asia (en especial como contraposición frente al gigante chino).
EL FIN DE SUJOTAI
Después de la disolución del Reino de Sujotai, otro poderoso reino, Ayutthaya, se levantó en su lugar en 1350. Ayutthaya no solo heredó la influencia de Sujotai sino que también la amplió, extendiendo su dominio sobre vastas áreas del sudeste asiático continental.
Durante los siglos siguientes, Ayutthaya se convirtió en un centro de comercio y cultura, atrayendo a comerciantes de todo el mundo conocido en ese momento. La monarquía en Ayutthaya estaba fuertemente centralizada, con el rey en la cúspide del poder y ejerciendo un control significativo sobre los asuntos políticos y religiosos. Sin embargo, también era un reino cosmopolita que abrazaba una diversidad de influencias culturales.
El apogeo de Ayutthaya llegó a su fin en 1767 cuando la ciudad fue invadida y saqueada por el ejército birmano. Este evento marcó el colapso del Reino de Ayutthaya, pero también allanó el camino para el surgimiento de una nueva capital y una nueva dinastía.
El General Taksin, un líder militar tailandés, emergió como un héroe después de la caída de Ayutthaya y estableció una nueva capital en Thonburi. Sin embargo, su reinado fue breve, y en 1782, el General Chao Phraya Chakri (quien se convertiría en el Rey Rama I) fundó la dinastía Chakri y trasladó la capital a Bangkok. Desde 1782 hasta nuestros días Bangkok sigue siendo la capital del país y el centro de negocios más relevante de Tailandia.
Desde su ascenso al trono, la dinastía Chakri ha mantenido un control estable sobre Tailandia. El primer rey de esta dinastía, Rama I, inició un período de expansión territorial y consolidación del poder. Durante su reinado y el de sus sucesores, Tailandia experimentó importantes cambios sociales, culturales y políticos.
Uno de los aspectos más notables de la monarquía Chakri es su capacidad para adaptarse a los desafíos de la modernidad. Los monarcas tailandeses desempeñaron un papel importante en la promoción de la educación, la infraestructura y la modernización del país.
LA MONARQUÍA EN LA ACTUALIDAD
Tailandia se autodenomina como una monarquía constitucional en la que el rey no desempeña simplemente un papel ceremonial, sino que ejerce una influencia significativa en la vida política y entre los ciudadanos. El monarca se considera un auténtico centro de poder, cuya presencia legitima a los gobernantes del país. Sin embargo, existe una red monárquica que incluye el consejo privado, el ejército y el aparato burocrático estatal, y que ejerce influencia en todos los aspectos de la nación.
El 1 de diciembre de 2016, el Príncipe Heredero Maha Vajiralongkorn fue proclamado Rey Rama X, el décimo monarca de la Dinastía Chakri, por la Asamblea Nacional, tras ciertas modificaciones, obligando a constituir una nueva constitución, la cual el recién nombrado monarca firmó de buen gusto. Aunque la nueva constitución afirma que el nuevo rey ha recuperado ciertos poderes, como la capacidad de reinar desde el extranjero sin nombrar un regente, ha sido objeto de críticas por su falta de democracia. Esta constitución crea un Senado de 200 miembros designados en lugar de electos, otorgando a este órgano la capacidad de nombrar al Primer Ministro, lo que favorece a los militares y limita las oportunidades de los partidos políticos.
Con la coronación de Rama X tras la muerte de su padre Bhumibol, el sistema político tailandés ha fortalecido el papel de la Corona mediante modificaciones constitucionales y su participación en rituales budistas e hindúes que lo han establecido como un monarca con plenos poderes.
Además, el rey posee participaciones en dos importantes empresas nacionales, el Siam Commercial Bank y el Siam Cement, cuyo valor conjunto supera los 8.000 millones de euros. También ha consolidado su control sobre el Crown Property Bureau, que gestiona el patrimonio del monarca con activos valuados en unos 30.000 millones de dólares, lo que lo convierte en el monarca más acaudalado del mundo.
Desde su ascenso al trono, Vajiralongkorn ha fortalecido su control sobre las instituciones reales y ha aumentado su influencia en la administración del país. Al igual que sus predecesores, está protegido por una de las leyes de lesa majestad más estrictas del mundo, que castiga los insultos, la difamación y las amenazas contra la realeza con penas de hasta 15 años de prisión. Por otro lado, muy recientemente han inhabilitado de por vida a Pannika Wanich, política del partido Move Forward, por ofender a la monarquía. La ofensa ocurrió cuando ella tenía 22 años, por señalar con el dedo un retrato del difunto padre de Rama X. Además, su estrecha relación con el anterior jefe del Ejército, Apirat Komsongpong, refuerza su poder. La amistad con los altos mandos de las fuerzas armadas ponen en serias dudas la legitimidad de la división de poderes en el país asiático. Aunque todavía no ha alcanzado el prestigio de su padre, el rey trabaja en base a su origen casi divino.
NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21.
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