Las repúblicas de Eslovenia y de Croacia conmemoraron en junio un nuevo aniversario de su emancipación, de aquella osada declaración de independencia que les abrió la puerta de la libertad y la autogestión, pero por la que debieron pagar un alto costo. Hoy, sin embargo, ya integrados en la Unión Europea y en pleno auge de crecimiento, ambos países pueden sacar pecho y contemplar con satisfacción su andadura.
Decir que nacieron del caos probablemente no sea acertado. No, desde luego no lo es, porque aquel hecho y momento puntual de fines del siglo pasado no es -ni de cerca- el comienzo de la historia de estos dos pueblos, sino que sus orígenes se remontan siglos y siglos atrás, durante los cuales han sabido sobrevivir al sometimiento de infinidades de imperios, estados y proyectos políticos