Arabia Saudí ha puesto sus ojos en el deporte mundial para asentar su influencia en todo el mundo. Su enorme poder económico le ha permitido alterar muchas de las competiciones más relevantes, tentar a los deportistas más prestigiosos y acoger muchos de los eventos deportivos más importantes. Por ello, se trata de analizar de qué manera la monarquía saudí ha influenciado en estas competiciones y cómo ha afectado a su imagen exterior.
Desde hace unos años, se está percibiendo como la monarquía de Arabia Saudita, encabezada por Mohammed Bin Salman, el heredero a la corona saudí, está llevando a cabo grandes inversiones en los deportes de masa más importantes. La herramienta clave es el Fondo de Inversiones Públicas (PIF, por sus siglas en inglés), el cual ha entrado de lleno en muchas competiciones, ya fuere asociándose con marcas deportivas o controlando las suyas propias. Las razones de este gasto son justificadas desde Riad por la estrategia llamada “Visión 2030” que tiene por objetivos reducir la dependencia petrolífera del país y diversificar su economía a través de la inversión en otros sectores.
LA INTROMISIÓN EN LOS DEPORTES MASA
Dentro del mundo del fútbol, los saudíes han ido planeando acuerdos con grandes ligas profesionales. Cabe destacar las Supercopas de Italia y España. Con los italianos, los árabes ya firmaron en 2019 un acuerdo para la celebración de la Supercopa Italiana en suelo saudí durante tres años y desde 2024, cuatro de las seis próximas ediciones del torneo tendrán lugar nuevamente en Arabia Saudí. El caso español es similar, pues la Real Federación Española de Fútbol llegó a un acuerdo con el gobierno saudí en 2019 para hospedar la competición en su territorio hasta 2021, y nuevamente hasta 2029. Con estos movimientos, las federaciones de Italia y España consiguieron asegurarse unas cuantías de alrededor de 23 y 30 millones de euros anuales respectivamente.
Por otra parte, los saudíes han realizado la compra o patrocinio de equipos de fútbol. El caso con más repercusión fue la adquisición del Newcastle United por parte del PIF en 2021 en un movimiento muy parecido al que ya hizo Abu Dhabi con el Manchester City en 2008. Además, el Atlético de Madrid firmó un acuerdo de patrocinio con Riyadh Air, una aerolínea fundada en marzo de 2023 (pero que no empezará a operar hasta 2025) controlada directamente por el PIF.
Junto a estos acuerdos internacionales, los saudíes tampoco se están quedando atrás a nivel nacional. De cara a la “Visión 2030”, para posicionar su liga entre las mejores del mundo, el gobierno saudí anunció la privatización de los equipos de la Saudi Pro League y el traspaso del 75% de la propiedad de los cuatro grandes equipos de la liga (Al Ittihad, Al Hilal, Al Nassr y Al Ahli) al PIF. Con estos movimientos, jugadores como Cristiano Ronaldo, Karim Benzema o N’Golo Kanté, entre muchos otros, han hecho las maletas para jugar en territorio árabe a cambio de cuantiosas cantidades de dinero.

Cristiano Ronaldo durante la rueda de prensa de su presentación como jugador del Al Nassr en el Mrsool Park Stadium el 3 de enero de 2023 en Riyadh, Arabia Saudi (Fuente: Diario Deportivo más)
Otro de los proyectos más importantes que se ha desarrollado desde Riad ha sido el LIV Golf, una nueva liga que ha creado el gobierno saudí que ya ha reunido a 16 tenistas del top 100 mundial. El objetivo de esta nueva competición es establecer a Arabia Saudí como cumbre del golf mundial y superar a golpe de billetera al PGA Tour a través de unas recompensas que superan los 200 millones entre sus 8 torneos organizados.
El entusiasmo saudí por el deporte parece no tener límite, y no conformes con las inversiones ya hechas, la monarquía árabe sigue manteniendo ambiciosos proyectos de cara al futuro próximo. Reflejo de ello es la celebración de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2029 que tendrán lugar en la futurista ciudad de NEOM, movimiento no exento de polémica y que ha recibido numerosas críticas por su ubicación. Además, los saudíes presentaron su candidatura al Mundial de 2030 en conjunción con Grecia y Egipto, aunque la retiraron por la desventaja mostrada ante los otros competidores. Sin embargo, la candidatura que sí obtuvieron fue la celebración de la Copa Asia de Fútbol que tendrá lugar en 2027.
EL DINERO SAUDÍ COMO MOTOR DEL AUTOMOVILISMO MUNDIAL
Otra de las competiciones más influenciadas por el dinero saudí ha sido la Fórmula Uno. Desde 2021, el patrocinador principal de la competición es Aramco, una empresa petrolera propiedad del PIF, quien además mantiene un acuerdo de patrocinio con la escudería Aston Martin. Además desde ese mismo año, se incorporó al calendario de la competición el circuito de Jeddah donde tiene lugar el Gran Premio de Arabia Saudita.
Tampoco se queda de lado el Rally Dakar. A partir de 2019 un nuevo acuerdo la condujo a las tierras saudíes hasta 2024 después de su paso por Sudamérica. Así pues, parece que la competición ampliará su estancia hasta 2029 con la posibilidad de hacer etapas en otros países. Por otro lado, en Fórmula E y Extreme E, la escudería Mclaren tiene como socio principal al proyecto NEOM, después de una inversión de más de 600 millones de euros.
DEL SOFT POWER AL SPORTSWASHING
Desde Riad apuntan que esta estrategia tiene como objetivo aumentar su influencia en todas las esferas del deporte internacional, promover su cultura a nivel mundial, motivar a los jóvenes del país de cara al deporte y atraer turistas y negocios. Esto es lo que en relaciones internacionales tiene que ver con el concepto de soft power, en este sentido, influir en otros actores a través de elementos culturales o sociales, dejando de lado la coerción política.
En contraparte, muchos afirman que las inversiones realizadas por los saudíes responden a una estrategia de sportwashing, es decir una limpieza de su imagen debido a las polémicas que rodean al país saudí, entre ellas, el cumplimiento de los derechos humanos. Pero el caso más llamativo es la muerte de Jamal Khashoggi, periodista del The Washington Post, cuya muerte rodea a la monarquía saudí, pues se culpa al príncipe heredero de la corona, Mohammed Bin Salman, de ser quien autorizó el asesinato.
En definitiva, el gobierno Saudí ha apostado en gran medida por los deportes para diversificar su influencia a lo largo del mundo. La puesta en marcha de grandes inversiones y asociaciones con otros actores, mediante sus fondos públicos y empresas nacionales, y la atracción de los mejores deportistas muestran su ambición de cara a la “Vision 2030”. No obstante, este hecho ha alterado el orden natural en muchas competiciones deportivas sembrando numerosas polémicas y blanqueando las tramas del gobierno saudí con la finalidad de limpiar su imagen desde la perspectiva internacional.
NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21.
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