La población de Bosnia y Herzegovina está llamada a las urnas este domingo 2 de octubre para las elecciones presidenciales, parlamentarias y locales del país. Unas elecciones marcadas por el aumento de un discurso nacionalista que ha hecho salir a relucir los fantasmas de la guerra que sacudió el país balcánico entre 1992 y 1995.
En juego, mucho. Se juegan los puestos en la Presidencia Tripartita Bosnia (formada por un bosníaco, un serbobosnio y un bosniocroata), la Asamblea Parlamentara Bosnia, los organismos legislativos de la Federación de Bosnia y la República Srpska (las dos entidades que forman el país), la Presidencia y la Vicepresidencia de la República Srpska, lo que habla de la importancia de este proceso electoral. Y es que, el país atraviesa la peor crisis política desde el fin de la guerra en 1995.
EL COMPLEJO SISTEMA BOSNIO
Si caminamos estas últimas semanas por las calles de Sarajevo, nos daremos cuenta de una cosa, los numerosos candidatos que se anuncian en farolas, postes o en cualquier lugar que la capital deje, incluso llegando a los números 50 y 60 de las listas de cada partido. Según recoge la Fundación Internacional para Sistemas Electorales, se ponen sobre la mesa 518 cargos, con más de 7.200 candidatos acumulados, agrupados en las filas de 90 partidos y 38 coaliciones diferentes, mientras que otros 16 lo hacen como independientes, lo que nos indica un proceso bastante complejo.
Las elecciones tendrán lugar en medio de la peor crisis política y social en el país desde el final de la guerra en 1995, motivada por la intención declarada por el líder serbobosnio de impulsar un proceso separatista de la República Srpska y por el fracaso de las negociaciones para modificar la ley electoral, algo defendido a ultranza por los bosniocroatas y a lo que se oponen los bosníacos.
UN PAÍS DIVIDIDO
La cruenta guerra de Bosnia llegó a su fin en 1995 con la firma de los Acuerdos de Dayton, que establecieron una Constitución que conformaría dos entidades autónomas, la Federación de Bosnia (de mayoría bosníaca y bosniocroata), y la República Srpska (de mayoría serbobosnia). La situación acabó derivando en un Estado central debilitado que acabaría dando importantes competencias a entidades poco preparadas y que terminó por ocasionar bloqueos políticos a causa de las discrepancias entre las distintas comunidades (sobre todo bosnia y serbia) a la hora de tomar de decisiones.
Este hecho ocasionó que las entidades contaran con más poder que incluso el Gobierno nacional, tanto es así que las entidades cuentan con autoridad para aprobar decretos en materia de seguridad, sanidad o educación, entre otros. Este vacío institucional se intentó saldar con la creación del Consejo de Aplicación de la Paz en 1997, que se encargaría de garantizar el cumplimiento de los Acuerdos de Dayton. Esto, no dejaría de añadir más leña al fuego, puesto que numerosos sectores de la sociedad bosnia lo calificarían como intervención extranjera en los asuntos bosnios, ya que el Alto Representante elegido sería Valentin Inzko, austríaco de origen esloveno. Él mismo, decretó sanciones para aquellos grupos que negaran el genocidio étnico perpetrado en 1995 en Srebrenica, lo que generaría aún más fragmentación entre bosníacos y serbobosnios.
La República Srpska o República Serbia de Bosnia tiene forma de herradura y ocupa las zonas norte y este de Bosnia y Herzegovina, ésta en su conjunto abarca el 48,5% de su territorio. Por su parte, la Federación de Bosnia, abarca un 51,5% del territorio del país y se concentra más en la zona sur, centro y oeste, teniendo salida al mar en Neum. Para poner en contexto la complejidad del plano, la capital del país, Sarajevo, esta partida en dos y existen cónclaves como el distrito de Brčko, que tiene estatus mixto y que divide el territorio en dos partes, lo que genera una gran fuente de tensión entre la República Serbia de Bosnia y la Federación de Bosnia.
MÁS LEÑA AL FUEGO
El actual Alto Representante, el alemán Christian Schmidt, propuso para estas elecciones numerosas propuestas, entre ellas cambios en la ley electoral, la Constitución y un paquete de medidas para luchar contra la corrupción. Todos los bandos fueron duros, sobre todo el líder bosníaco Bakit Izetbegovic, presidente del Partido de Acción Democrática, que afirma que es posible el inicio de una nueva guerra civil. Por su parte, el líder serbobosnio, Milorad Dodik, se ha mostrado crítico con las políticas de los países occidentales y ha respaldado públicamente a Vladimir Putin y su manera de actuar en los Balcanes.
El mismo Dodik afirma que: “”No podemos seguir en Bosnia y Herzegovina, es un lugar que reprime constantemente a los serbobosnios. Además, Europa está cada vez en más problemas”. Unas declaraciones que han avivado a los grupos proserbios y han dado paso a un deseo cada vez más real de que la República Srpska se independice.
Por si faltara poco, la OSCE ha anunciado que enviará a 100 observadores a las elecciones de Bosnia y Herzegovina, haciendo dudar más aún a la opinión pública e internacional sobre unas elecciones que parecen ser abocadas a resultados fraudulentos.
LOS CANDIDATOS
En las elecciones generales de 2018, Šefik Džaferović (bosnio) del Partido de Acción Democrática (SDA), Željko Komšić (croata) del Frente Democrático (DF) y Milorad Dodik (serbio) de la Alianza de Socialdemócratas Independientes (SNSD) fueron elegidos como los nuevos miembros de la Presidencia de Bosnia y Herzegovina. El partido de tendencia bosníaca (SDA) se convirtió en el partido más votado de la Cámara de Representantes de Bosnia y Herzegovina, obteniendo 9 de 42 escaños. Este año, los dirigentes croata y serbio se mantienen, pero el bosnio cambia.
El nuevo candidato presentado para las elecciones legislativas y claro favorito para las de la presidencia bosnia es Bakir Izetbegovic, miembro del Partido de Acción Democrática (SDA) e hijo del fallecido presidente bosnio Alija Izetbegovic. Bakir es considerado un político nacionalista musulmán moderado, que ha manifestado su disposición al diálogo con los representantes croatas y serbios para superar el alejamiento entre las dos entidades políticas que conforman el país. Por su parte, el candidato favorito a las elecciones de la presidencia croata, Željko Komšić, ya tiene experiencia en la presidencia y es ferviente defensor de la integridad territorial actual de Croacia, de la independencia de Kosovo de Serbia y de la no injerencia tanto croata como serbia en los asuntos de Bosnia y Herzegovina.
El último de los candidatos, por la presidencia serbia, es el ya mencionado y polémico Milorad Dodik. Con dilatada carrera política como Primer Ministro de la República Srpska y miembro de la presidencia serbia estos últimos años, no duda en reconocer a Ratko Mladić (condenado por el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY) a cadena perpetua por crímenes como genocidio) como un héroe. Su principal propuesta, una Bosnia y Herzegovina descentralizada y como un único estado federal que recaiga sobre la República Srpska.
UN FUTURO EN JUEGO
Estas elecciones van más allá del tira y afloja entre los bosnios y croatas (apoyo a Occidente) y los serbios (apoyo a la invasión rusa de Ucrania). Estas elecciones también son las del ego político. Nueve veteranos políticos muy conocidos en el país compiten por los escaños en la presidencia tripartita: tres para el puesto bosnio, dos para el puesto croata y cuatro para el serbio.
Lo que está claro es que pese a la apatía que los ciudadanos sienten por las elecciones de este año, hay aspectos verdaderamente importantes sobre el tablero. Los expertos señalan que estas elecciones se llevan a cabo durante la peor crisis económica y política desde el fin de la guerra de Bosnia, coincidiendo con una crisis energética sin precedentes, la candidatura de adhesión a la Unión Europea, la alta inflación y lo más candente, las intenciones separatistas de la República Srpska del serbobosnio Milorad Dodik.
Se estima una participación del 55% en un país de no más de 3,3 millones, marcada por la división administrativa de la Federación de Bosnia y República Srpska. Y es que, en Bosnia nunca se sabe lo que puede pasar, ya que analistas de todo el mundo califican la estructura política del país como una de las más complicadas del mundo.
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