Jun 9, 2023

BOTSUANA, EL MILAGRO AFRICANO

Escrito por Néstor Siurana

Botsuana se independizó del Reino Unido en 1966, y por ese entonces, era uno de los países más pobres de todo el mundo. La independencia marcó un antes y un después en el país africano. Botsuana cambió el nombre colonial de Bechuanalandia a Botsuana (que significa tierra de tswana) y descubrió grandes depósitos de diamantes, que, con una gestión eficiente del gobierno, han convertido a Botsuana en un país próspero y atractivo. Fruto de esto, Botsuana puede afirmar orgullosamente que es el tercer país del mundo (después de China y Corea), que con mayor rapidez ha visto crecer su economía.


INTRODUCCIÓN AL ÉXITO 

Botsuana es un país ubicado en el sur de África, cuyo territorio ha sido habitado por diversas comunidades a lo largo de miles de años. Limita al norte con Namibia, al este con Zimbabue, al sur con Sudáfrica y al oeste con Zambia. Los primeros habitantes conocidos de Botsuana fueron los pueblos khoisan, que habitaron la región durante milenios antes de que llegaran los primeros bantúes a la zona. En el siglo XIX, la región que hoy en día es Botsuana se convirtió en un importante centro de comercio gracias a su posición geográfica. En ese entonces, los bantúes se establecieron en la región, mientras que los colonizadores europeos comenzaron a llegar a finales de ese mismo siglo.

Ubicación de Botsuana en el Sur de África. (Britannica)

En 1966, Botsuana obtuvo su independencia del Reino Unido, y desde entonces ha experimentado un crecimiento económico notable gracias a sus importantes reservas de diamantes y otros minerales. Botsuana se ha consolidado como una de las democracias más estables de África y ha logrado mantener una relativa paz y estabilidad política desde su independencia. Hoy en día, Botsuana es un país vibrante y diverso, conocido por su belleza natural y sus esfuerzos en la conservación de la fauna y flora. Con una economía en constante crecimiento y una sociedad comprometida con la igualdad y el desarrollo sostenible, Botsuana sigue siendo uno de los países más interesantes y prósperos de África. Pero, ¿cuáles son las cuatro claves del éxito de Botsuana?

 

PRIMERA CLAVE: LA TRANSICIÓN TRAS LA INDEPENDENCIA 

La fórmula del éxito empieza con la transición de Botsuana después de la independencia, ya que fue relativamente pacífica y estable en comparación con otros países africanos que también lograron su independencia en la misma época. El país mantuvo el sistema parlamentario y el sistema judicial que se habían establecido durante la época colonial, y el primer presidente de Botsuana, Sir Seretse Khama, se centró en promover la reconciliación nacional y la estabilidad política. El nuevo gobierno trabajó para mejorar las condiciones sociales y económicas de la población, lo que incluyó el desarrollo de una economía basada en la agricultura y la minería, así como la construcción de infraestructuras básicas, como carreteras y hospitales.

Seretse Khama tras la independencia en Gaborone (capital del país) (BBC).

Botsuana también promovió la educación y la alfabetización de su población, y estableció políticas para proteger los derechos humanos y las libertades civiles. La estabilidad política y económica del país atrajo a inversores extranjeros, lo que permitió que Botsuana experimentara un crecimiento económico significativo durante las décadas siguientes a su independencia. A día de hoy, herencia de sus buenas políticas, es el país africano con menor corrupción y uno de los más seguros del continente.

Cuando Botsuana logró la independencia en septiembre de 1966, el Servicio de Noticias Sudafricano anunció que “el país era un gran terreno sin caminos, marcado por el caos y el hambre de sus campesinos, con poco que celebrar”. La realidad es que se equivocaron, y mucho. El país multiplicó su riqueza por 100 en tan sólo 50 años.

 

SEGUNDA CLAVE: EL FACTOR GEOGRÁFICO 

Si bien Botsuana está dominado en gran medida por el desierto del Kalahari (el desierto más meridional de África), que cubre un 80% del territorio del país, Botsuana tiene las condiciones geográficas perfectas para que sea eficaz el desarrollo y la gestión económica. Su paisaje desértico que sólo deja medianamente habitable la franja noreste del país, hace que Botsuana, que tiene una extensión mayor a la de Francia o España, tan sólo tenga 2 millones y medio de habitantes.

Al margen de que sólo haya dos millones de habitantes debido al entorno geográfico del país, la geografía del lugar también ofrece una ventaja: el entorno natural. El país cuenta con importantes reservas de vida silvestre, como el delta del Okavango (el delta interior más grande del mundo) y el Parque Nacional Chobe, que son muy atractivas de visitar en la época de lluvias.

El 30% del territorio de Botsuana son Parques Nacionales y reservas de fauna silvestres, por lo que el Gobierno ha invertido en proteger la vida salvaje y la conservación de los Parques Naturales de una manera ejemplar. Estos parques dan trabajo a más de 1.500 personas y la prioridad del Gobierno es evitar el turismo de masas y mantener los safaris como algo exclusivo. Para ello, mantienen unos precios altos, restringiendo el número de visitantes. Este hecho, sumado a que Botsuana ha implementado políticas de conservación de la fauna y la flora muy avanzadas, ha ocasionado un reclamo para los turistas, generando una alta cantidad de ingresos para el país.

Botsuana es el país con la mayor cantidad de elefantes del mundo. Se calcula que hay una población de 140.000 en el territorio. Este mapa muestra la distribución de elefantes en el África del Sur. (Research Gate)

 

TERCERA CLAVE: LA INVERSIÓN EN EDUCACIÓN Y SALUD 

Botsuana siempre ha adoptado políticas económicas prudentes desde su independencia, incluyendo una política fiscal conservadora y una gran diversificación de la economía. Incluso ha sido capaz de establecer un fondo estatal de inversión, el Fondo de Pensiones de Botsuana, para invertir los ingresos generados de los recursos naturales y así proteger la economía a largo plazo.

Pero si por algo destaca Botsuana es por la inversión social. Botsuana ha invertido significativamente en educación y salud, lo que ha mejorado la calidad de vida de la población considerablemente y ha fomentado el desarrollo económico a niveles casi milagrosos. El país cuenta con una tasa de alfabetización del 88%, una de las tasas más altas de toda África, al igual que una esperanza de vida al nacer de 70 años, muy alta en comparación al resto de países de África.

Jóvenes estudiantes en una escuela de Maun, Botsuana. (UNICEF).

El gobierno ha invertido mucho dinero y recursos en la construcción de escuelas y en la formación de maestros. Además, Botsuana es un país pionero en educación dentro de África, ya que el país ha desarrollado su propio plan de estudios y ha puesto un gran énfasis en la educación científica y tecnológica para preparar a los estudiantes para un mundo cada vez más tecnológico.

No todo iba a ser tan bueno. Botsuana es el tercer país del mundo con mayor número de enfermos de VIH/SIDA (una de cada cuatro personas está infectada de VIH/SIDA). Aunque presenta un índice de enfermos muy alto, también es famoso por tener uno de los mejores programas de tratamiento de la enfermedad. El gobierno central, a sabiendas de los efectos de la epidemia en la imagen del país, ha introducido notables mejoras en el sector sanitario y ha elaborado programas de prevención y de lucha contra la enfermedad. Tal es esta muestra de compromiso, que los medicamentos contra la enfermedad son proporcionados gratuitamente.

CUARTA Y ÚLTIMA CLAVE: LOS RECURSOS COMO HERRAMIENTA DEL DESARROLLO 

El descubrimiento de importantes yacimientos de diamantes en Botsuana en la década de 1970 marcó un hito trascendental en la historia del país. El gobierno de Botsuana supo aprovechar esta oportunidad única y estableció asociaciones estratégicas con empresas internacionales líderes en la industria, como De Beers. Estas alianzas permitieron la explotación conjunta de los recursos diamantíferos, generando ingresos muy sustanciales para el país.

Localizaciones de las minas de kimberlita (roca volcánica que contiene diamantes). (Wikimedia)

La clave del éxito de Botsuana en la industria del diamante ha sido su política de control y comercialización. En lugar de simplemente exportar las piedras en bruto, el gobierno botsuanés creó la empresa Debswana, una empresa conjunta con De Beers. A través de esta colaboración, Botsuana ha logrado participar en todas las etapas del proceso de producción, desde la extracción hasta la comercialización de diamantes pulidos de alta calidad. Este enfoque ha permitido al país obtener mayores beneficios económicos y controlar mejor el valor añadido de su recurso natural más preciado. Tanto es así, que Botsuana es a día de hoy el mayor productor de diamantes del mundo, después de Rusia.

Los ingresos generados por la industria del diamante han tenido un impacto significativo en el desarrollo de Botsuana. El gobierno ha establecido el Fondo de Pensiones de Botswana, un fondo soberano de inversión, para canalizar y gestionar estos ingresos de manera responsable. Este fondo ha financiado proyectos de desarrollo y diversificación económica, brindando estabilidad y sostenibilidad a largo plazo.

Jwaneng Diamond Mine, al sur de Botswana, es la mina con más valor del mundo. En la mina de Karowe, se encontró el diamante más grande del mundo (1000 kilates y un tamaño de 65x65x40). (Mining).

Además de la gestión estratégica de los recursos, Botswana ha invertido en el desarrollo de infraestructuras y servicios públicos. Carreteras, hospitales, escuelas y servicios esenciales han sido construidos y mejorados gracias a los ingresos de la industria del diamante. Esto ha mejorado la calidad de vida de la población y ha impulsado el desarrollo socioeconómico en todo el país. El impacto social de la industria del diamante en Botswana no se limita solo a la infraestructura. El gobierno ha implementado programas de desarrollo social que utilizan los ingresos de los diamantes para mejorar la educación, la salud, la vivienda y el bienestar general de la población. Se han realizado inversiones significativas en la educación y la formación de la fuerza laboral, lo que ha fortalecido el capital humano del país y ha sentado las bases para un desarrollo económico sostenido y una diversificación efectiva.

 

EL FUTURO DE BOTSUANA 

La industria del diamante ha sido un faro de desarrollo para Botswana, transformando un recurso natural en un motor económico poderoso y sostenible. A través de una gestión estratégica, el país ha aprovechado al máximo los beneficios de esta industria, estableciendo asociaciones sólidas y diversificando su economía. Los ingresos generados han sido utilizados de manera inteligente para mejorar las condiciones de vida de la población, invertir en infraestructuras y servicios públicos, y promover la educación y el desarrollo social.

Trabajadora durante uno de los procesos de producción de diamantes. (Africa Business Pages).

Botswana se ha convertido en un modelo a seguir en términos de cómo un país puede utilizar sus recursos naturales de manera responsable y equitativa para impulsar su desarrollo. La industria del diamante ha brillado como un ejemplo de cómo una nación puede transformar su riqueza natural en un futuro próspero y sostenible. Pese a esto, Botsuana está tratando de diversificar su fuente de ingresos y dependencia de los diamantes pensando en un futuro muy próximo, ya que se prevé que el país se quedé sin diamantes de aquí a 20 años.


NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21. 

Néstor Siurana

Geografía en la Universidad de Valencia. Analista colaborador en Rusia y Espacio post-soviético. Interesado en Asia Central, África y Balcanes. Investigador en conflictos internacionales y geopolítica de los recursos naturales y su distribución.

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