‘‘Sin el Partido Comunista no habría una nueva China’’, ese era el título de uno de los cantos patrióticos del Partido Comunista Chino (PCCh). Durante años, China ha sufrido muchas transformaciones que la llevaron a una época diferente a los tiempos de su fundación. Pasando de ser un país atrasado, rural y sometido por varios países, a ser una nación que aspira a ser la primera potencia mundial. Analizamos la evolución del PCCh.
EVOLUCIÓN DEL COMUNISMO EN CHINA
Para entender el surgimiento del Partido Comunista en China hay que analizar el contexto que rodeaba el país en su momento. A principios del siglo XX, China estaba desolada luego de haber afrontado cambios radicales como el colapso de la monarquía en 1912, la era de los Señores de la Guerra o el Movimiento 4 de mayo. Todos estos factores derivaron en diversos conflictos internos que llevaron al Gigante Asiático a una gran inestabilidad durante ese periodo.
En 1921, se fundó en la ciudad de Beijing el Partido Comunista de China por Li Dazhao y Chen Duxiu, dos revolucionarios chinos que pudieron presenciar los acontecimientos de la Revolución Bolchevique cuatro años atrás. Entre los miembros más destacados estaba Mao Zedong, quién asumió un fuerte liderazgo en el seno del partido durante los años treinta y cuarenta, en acontecimientos significativos como: La Larga Marcha (1934-1935), La Guerra Sino-japonesa (1937-1945) y posteriormente con la Guerra Civil en contra del Kuomintang de Chiang Kai Chek, que acabó con la victoria de los comunistas en 1949.
Una vez ganada la guerra, Mao tomó el poder y estableció la República Popular de China, el 1 de octubre de ese mismo año. Su régimen es recordado como uno de los periodos más oscuros en la historia de la humanidad. Hasta la fecha, todavía no hay una cifra oficial sobre las víctimas del régimen maoísta, pero se estima que más de 65 millones de personas murieron entre 1949 y 1976, año que murió Mao. Sus momentos más sanguinarios fueron el Gran Salto Adelante (1958-1962) y la Revolución Cultural (1966-1976).
Tras la muerte de Mao, el PCCh adoptó una nueva dirección basándose en la apertura y alejándose del planteamiento más radical del comunismo. Su máximo exponente fue Deng Xiaoping, quién había sufrido la represión del régimen. En 1978, Deng inició una política de apertura para transformar China en el corto plazo. Esta reforma se basó en cuatro modernizaciones (agricultura, industria, ciencia y tecnología y defensa nacional) para mejorar la calidad de vida de los chinos y sacarles de la pobreza. Estas políticas contradecían bastante a los ideales de Mao, pero Deng controló a los más fanáticos en el seno del partido mediante su consigna: No importa que el gato sea blanco o negro; mientras pueda cazar ratones, es un buen gato.
Estas políticas contribuyeron a la supervivencia del régimen comunista, en contraste con los del Bloque Soviético, las cuales se limitaron o simplemente no se reformaron. Pero a diferencia de la Perestroika de Gorbachov, Deng mantuvo la política de represión del PCCh, al socavar violentamente las protestas de la Plaza de Tiananmen en 1989, que terminaron con aproximadamente 1000 muertos. Al final Deng mantuvo las reformas, pero imposibilitó un proceso de democratización, por lo que el poder estaría todavía ostentando por el Partido. Esta doctrina fue denominada como el socialismo con características chinas, que es un socialismo con rasgos de economía de mercado. Los sucesores Deng, Jiang Zemin (1989-2003) y Hu Jintao (2003-2013) proseguirá con esta política.
EL PENSAMIENTO DE XI JINPING: ‘‘El SUEÑO CHINO’’
En 2012, Xi Jinping se convirtió en Secretario General del PCCh y en Presidente del país un año después. Al llegar al poder, estableció una serie de metas para que el pueblo chino alcance el ‘‘Chinese Dream’’, justo al cumplirse dos centenarios. El primero habla de que para el centenario del Partido Comunista, el día 1 de julio de 1921, el pueblo chino se convertiría en una sociedad moderadamente próspera en todos los aspectos. En otras palabras, consiste en reducir la pobreza en todos los aspectos y aumentar el número de clases medias.
Mientras que, el segundo centenario tendría lugar para el 1 de octubre de 2049, centenario de la República Popular y el compromiso es convertir China en una nación próspera, avanzada y fuerte a nivel mundial, con el propósito de que el país pueda recuperar su vieja gloria imperial antes de la firma del Tratado de Nanjing en 1842. Estas metas pretende realizarlas mediante diferentes vías.
Por un lado, tenemos la política exterior, que se está realizando mediante proyectos la llamada ‘‘Nueva Ruta de la Seda’’, que consiste en la realización de múltiples acuerdos comerciales y la construcción de diversas infraestructuras para conectar China con otras diversas partes del mundo. También mediante acciones agresivas como incrementar su presencia naval en el Mar del Sur de China.
Mapa de la ‘‘Nueva Ruta de la Seda’’. Fuente: El Orden Mundial
Pero también tenemos que resaltar la política interna de China. Muchos politólogos aseguran que Xi Jinping se ha convertido en líder más autoritario desde los tiempos de Mao, al adoptar viejas prácticas de este, como el culto a su personalidad, eliminar la limitación de mandatos del presidente e iniciar purgas internas dentro del seno del PCCh, con llamada ‘‘campaña anticorrupción’’. Al mismo tiempo, en que promueve una mayor represión dentro del país en aspectos como la Ley de Seguridad en Hong Kong o los Campos de Concentración Uigures.
En otras palabras, su liderazgo se traduce en adoptar los aspectos más autoritarios de Mao, pero manteniendo las reformas económicas de Deng. Esta idea es definida como el Pensamiento de Xi Jinping, cuyos 14 puntos se resumen en: garantizar el liderazgo y la disciplina en el PCCh, aumentar el control de este en las Fuerzas Armadas, continuar con las reformas económicas, proteger la naturaleza y reforzar la unidad territorial haciendo alusión al principio de ‘‘un país, dos sistemas’’
EL PRIMER CENTENARIO: METAS ALCANZADAS.
Como se mencionó anteriormente, la meta era alcanzar una sociedad moderadamente próspera para esa fecha. El Presidente Xi declaró que China alcanzó ese objetivo al resaltar la reducción de la pobreza y el crecimiento económico de los últimos años. Pues varios organismos internacionales como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional reconocen que más de 800 millones de chinos salieron del umbral de la pobreza.
Por lo que podemos afirmar, que China se está fortaleciendo en materia económica, despejándose cada vez más el terreno para poder alcanzar las metas fijadas del segundo centenario.
‘‘En el camino que tenemos por delante, debemos defender el liderazgo general del Partido y continuar mejorando su liderazgo’’.
Xi Jinping, 1 de julio de 2021
RETOS A FUTURO DEL PCCh
A pesar de sus avances en materia económica, el Partido tiene que hacer frente a diferentes retos en los próximos años. Por un lado, las tasas de desigualdad entre los chinos siguen siendo altas, especialmente entre los residentes del campo y la ciudad. De igual manera, se espera que China tenga una crisis demográfica en el corto y mediano plazo debido a la caída de las tasas de natalidad del país y el envejecimiento de la población, una crisis que obligó a Xi Jinping a derogar la política del hijo único.
De igual forma, aún se desconoce cómo evolucionará la economía del país en el futuro. Aunque muchos organismos internacionales aseguran que China proseguirá en la senda del crecimiento, que podría sobrepasar a los Estados Unidos para 2031, algunas agencias como Bloomberg aseguran que el sorpasso económico no está garantizado. Todavía existe el riesgo de que la economía china se contraiga como pasó con Japón durante los años noventa. Incluso se habla de manipulación de los datos financieros con un 1,8% de crecimiento económico adicional.
Igualmente, otro de los retos que atraviesa China es en política exterior. A pesar de tener acuerdos bilaterales con más de 140 países, muchos gobiernos comienzan a desconfiar de China por diversos factores entre los que más destacan: su presencia naval en el Mar del Sur de China, la presión militar hacia sus países vecinos como Japón o India, las reiteradas reclamas soberanas sobre Taiwán y recientemente, las reiteradas contradicción hechas por el gobierno chino respecto al origen de la COVID-19.
De hecho, el porcentaje de personas que tienen perspectivas negativas hacia China se dispararon durante la pandemia. Según el Pew Research Center, el 57% de los españoles tenía una visión positiva sobre China en 2002. Pero esto cambió en 2020, cuando la tasa de desconfianza alcanzó el 63% de la población española. Por lo que, la nación asiática tendrá que atravesar por muchas dificultades como evitar fallos en la reforma, una crisis económica y prevenir un aislamiento internacional, para convertirse en una gran potencia una vez llegado el segundo centenario.
Valoración de algunos países de la OCDE sobre China. Fuente: Pew Research Center
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