La sociedad multicultural sueca se encuentra en estado de cambio debido al alto número de inmigrantes en el país y al creciente giro a la derecha. Todo esto y una amplia libertad de expresión han sido el campo de cultivo perfecto para unos actos contrarios al islam, que han puesto en jaque a Suecia frente a la comunidad internacional.
Suecia fue el primer país en aprobar la libertad de expresión en 1776. Desde entonces ha ido realizando progresos en favor de una libertad de expresión cada vez más extensa, como en 1970 con la derogación de la ley de la blasfemia. En la misma línea, la Constitución sueca en su capítulo primero, artículo tercero, define como una de las leyes fundamentales la Ley Fundamental de Libertad de Expresión.
Es bajo la protección de esta libertad, la que ha permitido unos sucesos anti-islámicos que han puesto en crisis la imagen sueca ante el mundo.
SITUACIÓN POLÍTICO-SOCIAL SUECA
En Suecia la situación nacional cuenta con dos factores clave: el incremento de la inmigración y el auge de la ultraderecha.
Con respecto al primer punto, desde 1945 Suecia ha recibido una gran cantidad de inmigrantes de los países vecinos. Hubo un descenso del número de llegadas a partir de 1970, el cual volvió a subir en 1980 cuando los ciudadanos de diversos países del globo buscaron asilo en este país, especialmente desde Irán, Somalia, Turquía o Siria.
También en 2015 ese número incrementó con la política de puertas abiertas iniciada por la cancillera alemana Angela Merkel. Hoy en día la población de origen inmigrante alcanza entre el 20-25% de la población total del país.
En 1975 se aprobó una ley que permite a los inmigrantes educarse y mantener su cultura e idioma antes las escuelas e instituciones estatales. Esto ha ayudado a que se forme una sociedad multicultural. No obstante, esto no ha venido exento de problemas, como son el aumento de la criminalidad, la alta marginación social o el surgimiento de “Zonas Vulnerables”.
En esa línea, Magdalena Andersson, presidenta de la nación, afirmó el 28 de abril de 2022 que la integración de la población extranjera “había fracasado”. Así era como explicaba el crecimiento anual de los tiroteos mortales. Entre ellos el 90% están protagonizados por extranjeros o inmigrantes de segunda generación.
La alta tasa criminal, las masivas llegadas de inmigrantes y la polarización de la sociedad han ocasionado un giro hacia la derecha y extrema derecha.
En octubre de 2022 llegó al poder un gobierno de derechas conformado por la alianza tripartita del Partido Moderado, el Partido Liberal y los Demócratas Cristianos. Se posicionaron en el gobierno gracias al apoyo del grupo de ultraderecha Demócratas Suecos. Estos últimos son la segunda fuerza política en el país con un 20,5% de apoyo electoral.
Tanto el factor de la inmigración como el del auge de la ultraderecha han ocasionado una sociedad propicia para actos de violencia contra la población inmigrante. Es así como se entiende que un estado multicultural e inclusivo como era el país sueco acabe siendo el huésped de los siguientes episodios.
RESUMEN DE LOS HECHOS
El 21 de enero, frente a la embajada de Turquía en Suecia el político ultraderechista Rasmus Paludan, incendió un ejemplar del Corán. Durante la manifestación, que fue retransmitida en redes, Paludan criticó la política migratoria sueca y atacó al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
Rasmus pertenece y lidera al partido de extrema derecha sueco Stram Kurs, fundado en 2017, que actúa tanto en Dinamarca como Suecia. Ya en 2020 en la ciudad sueca de Malmö, sus partidarios quemaron un Corán.
Luego en abril de 2022, Paludan convocó una serie de encuentros antiinmigración en varias ciudades como Örebo o Norrköping, que acabaron en disturbios y enfrentamientos contra la policía. Así mismo, también hubo quemas colectivas del Corán. Estos eventos duraron varios días, dejando heridos y veintiséis detenidos.
La segunda quema en 2023 ocurrió a fecha del 28 de junio delante de la mezquita central de Estocolmo durante la fiesta del sacrificio delante de unas 200 personas. El autor fue Salwan Momika, un inmigrante ateo de origen iraquí, que untó el texto sagrado en tocino y le prendió fuego, tras limpiarse los zapatos con él. Esto fue especialmente perturbador. La fiesta del sacrificio, o Eid al-Adha, es una fiesta importante para la comunidad musulmana, donde se celebra él envió de un cordero a Abraham por parte de Allah para que el primero no sacrificara a su hijo primogénito, Isaac.
Momika es un inmigrante que llegó al país en 2021 con un permiso de residencia de tres años. Se conoce que perteneció a grupos paramilitares en Irak. Actualmente milita en Demócratas de Suecia y se presentará a las siguientes elecciones locales con el partido. Según explicó Momika, lo que busca con estos actos es que se prohíba el Corán en el país. “Lo quemaré muchas veces, hasta que lo prohíban.”, aseguró al periódico Expressen.

Momento en el que Salwan Momika quema el Corán el 28 de julio de 2023 en Estocolmo. Fuente: TT NEWS AGENCY
Antes de que pasara un mes, el 20 de julio, en otra protesta autorizada por la policía, Salwan Momika, esta vez acompañado por Salwan Najem y varias decenas de personas, pisoteó el Corán, la bandera de Irak y una foto del líder supremo, Alí Jamenei. Todo esto sucedió delante de la embajada de Irak en la capital sueca.
El lunes 31 de julio se quemó otro Corán frente al Parlamento sueco en un acto de protesta. Se conoce que los autores volvieron a ser Momika y Najem. Esa misma semana estaban previstas al menos otras cinco manifestaciones, según relataba El Confidencial.
Consta además que había planificadas otras dos manifestaciones en el país escandinavo en febrero de 2023, donde se quería proceder a la quema de los sagrados textos islámicos, pero el permiso había sido denegado por la policía por motivos de seguridad.
Posteriomente, un tribunal de apelación sueco, en consonancia con sus leyes nacionales al respecto de la libertad de expresión, anunciaron que la policía no podía prohibir dichos actos, pues no había “una vinculación lo suficientemente clara con las reuniones planeadas para rechazar el permiso”. Cabe destacar que el permiso policial es solo referente a la manifestación en sí, no a lo que en ella ocurre.
El primer ministro del país, Ulf Kristersson, ha clarificado que es un acto legal según su legislación, pero no por ello no era un acto idóneo que debiera hacerse. “No pienso darles a los provocadores la atención que quieren. Pretenden provocar y ofender a otros. Me centro en que Suecia va a entrar en la OTAN tan rápido como sea posible porque es importante para la seguridad sueca y de nuestra región” añadió a los medios.
A principios de agosto, el ejecutivo sueco expresó firmemente en una rueda de prensa, que no cambiarían la ley de libertad de expresión. “no se trata de limitar la libertad de expresión, sino de ampliar el control de los permisos para las reuniones públicas.” “Tenemos sistemas políticos completamente distintos y visiones diametralmente opuestas sobre los derechos humanos, incluida la libertad de expresión. No va a pasar que Suecia se vaya a adaptar a los intereses de otros países, no lo haremos” continuó.
LA DURA RESPUESTA INTERNACIONAL
Tras estos hechos, la comunidad internacional ha contestado de diversas maneras. En primer lugar, Hulusi Akar, ministro de defensa turco, canceló la visita que su homólogo sueco, Pål Jonson, tenía planeada a Turquía el 27 de ese mes. Dicha visita se hacía con motivo de disculparse por el ahorcamiento de un muñeco semejante a Erdogan frente al Ayuntamiento de Estocolmo.
Asimismo, expresaron su descontento el nuevo ministro de Asuntos Exteriores, Hakan Fidan y el presidente del país, entre otros. Hakan Fidan denunció: “Este acto despreciable es un ejemplo más del alarmante nivel que la islamofobia y los movimientos racistas y discriminatorios han conseguido en Europa.”
Arabía Saudita ha retirado a su embajador de Suecia y tanto Marruecos como Egipto han condenado los actos. Los 57 estados miembros de la Organización de Cooperación Islámica (OCI) exigieron el lunes 31 de julio de 2023 que se tomen medidas para prevenir que se repitan estos actos.
Irak procedió a retirar a su encargado de negocios en el país europeo y solicitó que la embajadora sueca abandonase Bagdad. Esto supone una ruptura de las relaciones diplomáticas entre ambos estados, siendo inevitable que las relaciones sueco-iraquíes queden paralizadas temporalmente. El presidente del país, Abdelatif Rashid, pidió a sus conciudadanos contenerse ante estos sucesos. De igual manera, se ha retirado la licencia para que Ericsson Telecom, empresa sueca de telecomunicaciones, opere en el país.
Pero esta no fue la única respuesta. A nivel religioso y civil, se han sucedido manifestaciones en mayor o menor grado pacíficas por Líbano, Pakistán, Irán e Irak. En Bagdad, tras las palabras del imán chiita Muqtada al Sadr, cientos de manifestantes asaltaron y prendieron fuego a la embajada del país nórdico y a su bandera nacional a finales de julio, pese al despliegue policial. El personal diplomático sueco salió ileso, pero este era el segundo intentó en poco tiempo. El primero fue el 29 de junio.
El ministro de Asuntos Exteriores de Suecia, Tobias Billstrom, expresó en un comunicado que: “Las autoridades iraquíes tienen la obligación inequívoca de proteger las misiones diplomáticas y el personal diplomático en virtud de la Convención de Viena. Está claro que las autoridades iraquíes han fallado gravemente en esta responsabilidad”. Mohamed Shia al Sudani, primer ministro iraquí, ha anunciado que se castigaría a los responsables del asalto.
Hassan Nasrallah, secretario general del Hezbollah, ha amenazado a Dinamarca y Suecia de que tomará consecuencias contra los perpetradores de la quema del Corán en un vídeo que se ha difundido en la plataforma Twitter. En el caso de que no se castigue a los criminales según las penas de la sharía, sistema jurídico islámico, le estarían declarando la guerra al mundo islámico.
En la misma línea, el grupo terrorista suni Lashkar-e-Jhangvi amenazó el 1 de julio a los cristianos católicos de Pakistán con “convertirlo [Pakistán] un infierno para la cristiandad”, según un comunicado de la organización. Este grupo suele actuar con bombas suicidas y ataques armados, como advierte el Counter Terrorism Center. Los obispos y altos cargos de la Iglesia Católica en el país han buscado el apoyo de las autoridades, trasladándoles sus preocupaciones.
No solo hubo reacciones por parte del entorno islámico, China y Rusia han mostrado su apoyo a las naciones islámicas, en consonancia con su estrategia antioccidental. El ejecutivo tripartito ha acusado a Moscú de estar llevando una campaña de desinformación al respecto.
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU adoptó el 14 de julio un proyecto de resolución, solicitado por Pakistán, titulado “Haciendo frente al odio religioso que constituye incitación a la discriminación, la hostilidad o la violencia”.
En el texto se incluye una condena a toda “apología y manifestación de odio religioso, incluidos los actos recientes, públicos y premeditados, que han desacralizado el Corán”. También se promueve la aprobación de leyes nacionales que permitan castigar a los culpables.
De los 47 miembros que votaron sobre esta resolución hubo 28 países a favor, siete abstenciones y doce en contra, pues defendían que atenta contra la libertad de expresión. Aquellos países que se opusieron fueron Finlandia, Alemania, Montenegro, Rumania, Bélgica, Costa Rica, Francia, Lituania, Luxemburgo, Reino Unido, República Checa y Estados Unidos.
Volker Türk, Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, afirmó durante la sesión que “Las personas deben actuar con respeto por los demás. Sólo así será posible un diálogo sostenido. El discurso y los actos incendiarios contra los musulmanes; islamofobia; antisemitismo; […] son manifestaciones de total falta de respeto. Son ofensivos, irresponsables y equivocados.”
Ante las amenazas y la tensión internacional, el gobierno sueco ha solicitado a las instituciones estatales que se refuercen las fronteras. La Sapö, la inteligencia sueca, también afirma que la realidad política ha “empeorado la situación de seguridad” y el 17 de agosto elevó el nivel de alerta terrorista a cuatro sobre cinco.
CONCLUSIONES
La sociedad sueca ha sido durante años un ejemplo de sociedad multicultural para Europa, pero la falta de integración de los inmigrantes y el creciente descontento nacional está manifestándose en la política con un giro hacia la extrema derecha. Esta realidad política y social ha permitido, bajo la protección de la libertad de expresión, que ciertas facciones políticas y ciudadanos se manifiesten en contra del islam, provocando el descontento internacional. Suecia debe someterse a una reflexión interna sobre su política migratoria y la amplitud de la libertad de expresión si no quiere volver a enfrentarse a este tipo de crisis político-sociales.
Por último, la comunidad musulmana se ha visto atacada por este acto de blasfemia y falta de respeto, pero en consonancia con lo señalado por Tobias Billstrom, no por ello tienen carta blanca para realizar actos de moralidad dudosa en su sed de justicia.
NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21.
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