Las relaciones comerciales son la base del sistema económico global. Desde la antigua Ruta de la Seda en el siglo I a.C., que conectaba China con Occidente impulsada por el comercio de la seda, hasta su versión moderna, estas redes han sido motores del intercambio y la influencia geopolítica.
La Iniciativa de la Franja y la Ruta ha renovado y ampliado esta visión, extendiéndose por Asia, Europa y África, donde las inversiones chinas en infraestructuras transforman las dinámicas regionales. En África, China prioriza la creación de corredores de transporte y energía para consolidar rutas comerciales estratégicas. Este enfoque refleja sus objetivos de ampliar mercados, asegurar recursos y fortalecer su proyección geoeconómica.