EL TABLERO GEOPOLÍTICO DEL ÁRTICO

por | Oct 27, 2023

Cuando Rudolf Kje-llén acuñó el término geopolítica, seguramente no se le ocurrió que, más de un siglo después, tendríamos que entrar a analizar las repercusiones del calentamiento global en los intereses geográficos y políticos de los Estados. La región del Ártico se desarrolla como el nuevo tablero de ajedrez donde, para sorpresa de pocos, las […]

Cuando Rudolf Kje-llén acuñó el término geopolítica, seguramente no se le ocurrió que, más de un siglo después, tendríamos que entrar a analizar las repercusiones del calentamiento global en los intereses geográficos y políticos de los Estados. La región del Ártico se desarrolla como el nuevo tablero de ajedrez donde, para sorpresa de pocos, las grandes potencias tienen la última decisión y son las responsables de su explotación máxima.


¿Qué está pasando con el Ártico?

Geográficamente, el Ártico es un área del Polo Norte, que incluye parte de países como Rusia, Estados Unidos, Canadá, Groenlandia (Dinamarca), Islandia, Noruega, Suecia y Finlandia. Con el calentamiento global, el hielo del ártico se ha venido derritiendo rápidamente y, de acuerdo con Greenpeace, tres cuartas partes de la capa de hielo flotante han desaparecido en los últimos 30 años.

Además de la tragedia ambiental que representa el derretimiento de esta zona del planeta, las grandes potencias se preparan para una oportunidad imperdible: el Océano Ártico como un lugar mucho más navegable. Una zona sin disputas territoriales, con alta navegabilidad y reducción de tiempo en rutas marítimas, el nuevo flanco de protección y defensa para las potencias mundiales. El calentamiento global pudo ser uno de los mejores efectos colaterales para las ambiciones geopolíticas para países como China.

Para ponerlo en perspectiva, en agosto de 2017, el buque cisterna diseñado para el transporte de gas natural licuado Christophe de Margerie, propiedad de la compañía rusa Sovcomflot, completó el viaje entre Noruega y Corea del Sur a lo largo de la costa norte de Rusia. Fue la primera vez que un barco de estas características navegaba estas aguas sin rompehielos, y lo hizo en un tiempo récord: 19 días siendo un 30% más rápido que la ruta tradicional por el Canal de Suez.

Una efectividad de navegación ahora más alta, con el derretimiento aumentando cada año, hace que el Ártico se constituya como una de las rutas principales para los países del Norte. De hecho, si esta tendencia continúa, el Ártico será navegable durante dos meses del año en 2030 y aumentará a casi tres meses en 2040.

Mapa regional del ártico (Views of the World, 2021)

Los tipos de rutas en la región varían dependiendo del fin con el que se realicen. En primer lugar, está el tráfico intra-ártico, monopolizado por empresas rusas, que transportan mercancías desde las minas de Siberia hasta puertos de la región, incluidos Murmansk y Dudinka. Segundo, son las rutas a lugares del Ártico con fines turísticos, científicos o en busca de yacimientos de petróleo. Finalmente, el tercer tipo de navegación consta de rutas comerciales internacionales, que implican viajes que atraviesan estas aguas con destino a otros puertos líderes en el panorama del tráfico marítimo mundial.

En este orden de ideas, Rusia- siendo el país con mayor zona fronteriza marítima con el Ártico- se beneficia a mayor escala por la navegación costera, encontrando ventajas frente a países como Estados Unidos y Canadá. Esto se debe a que su acceso es bloqueado por el hielo que se derrite a menor velocidad por la falta de flujo de aguas más cálidas que tiene Rusia.

 

¿Qué quieren las potencias en el Ártico?

Antes de hablar de China, es importante entender como están interactuando los bloques regionales frente a los nuevos desafíos que emergen en el Ártico. Hay muchos recursos en el Ártico: descubiertos y por descubrir, accesibles e inaccesibles, comercialmente viables y no viables. Además del interés ruso en desarrollar la Ruta del Mar del Norte, Moscú también quiere explotar las importantes reservas de petróleo en su zona económica exclusiva. Es la primera vez desde su concepción, que Rusia puede empezar a explotar al máximo los recursos que estaban escondidos debajo de un bloque gigante de hielo.

Pero no todo el balance es positivo para Moscú. Más agua y más costa significan mayor territorio por proteger. Y es esto lo que en unos años va a configurar otro flanco de conflicto directo con uno de los adversarios más poderosos de Rusia: la OTAN.

Países miembros de la OTAN y Rusia en el Ártico (Washington Post, 2023)

No hay ejemplo más claro de este cambio geopolítico en Europa que el de la última ronda de ampliación de la OTAN, con Finlandia convirtiéndose en el 31avo miembro de la Alianza el 4 de abril de 2023 y las continuas aspiraciones de adhesión de Suecia. Renunciando a las preferencias históricas de ambas países de ser actores neutrales, la guerra en Ucrania ha puesto de relieve la necesidad de que ambos Estados busquen garantías de seguridad adicionales que sólo se ofrecen a partir de un nivel tan alto de cooperación multinacional como el de la OTAN. A pesar de no ser países costeros con el Océano Ártico, Suecia y Finlandia terminan de cerrar la brecha de la OTAN que le da acceso rápido y directo a rutas del Norte, en conjunto con Noruega.

Esto debido a que la relación de Finlandia con Rusia se desarrolla bajo la premisa de la desconfianza, de acuerdo con analistasexpertos en el tema. La membresía de Finlandia también acerca la alianza a la península de Kola donde la Flota del Norte de Rusia, encargada de patrullar el Ártico, también tiene su base. Asimismo, Suecia y Finlandia son parte del Consejo del Ártico que, tradicionalmente, ha sido una historia de éxito en las relaciones OTAN-Rusia pero a raíz de la Guerra de Ucrania, ha visto tensión militar constante.

 

Y ¿qué tiene que ver China en todo esto?

La Ruta Polar de la Seda (RPS), desde su desarrollo en 2017, se ha articulado, incluso a través de un Libro Blanco gubernamental chino publicado en enero de 2018, como el ala norte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta de Beijing. En 2021, China presentó su 14º Plan Quinquenal que guiaría las políticas económicas del país hasta 2025, en donde se encuentra una declaración breve que confirma el interés de Beijing en seguir desarrollando la RPS como un componente vital de la iniciativa y el cual requiere un mayor compromiso con ambas regiones polares; la región del Océano Ártico y la Antártida.

Ruta Polar de la Seda (Statista, 2023)

China considera el Ártico como una zona emergente para sus intereses políticos, económicos y de seguridad, y, de esta forma, fomentar la expansión de las asociaciones económicas locales, el desarrollo de infraestructuras, las industrias extractivas y los corredores marítimos emergentes. Además, en el caso de Beijing, las rutas árticas son una excelente alternativa al uso del Estrecho de Malaca, que China considera un punto vulnerable en sus rutas marítimas.

A pesar de estas ambiciones, la presencia de China en esta región se debe basar en alianzas y cooperación con los países que bordean el Ártico. Aunque China no cuenta con relaciones turbulentas con las naciones nórdicas, es importante recordar la competencia estratégica en aumento con Estados Unidos que, en gran medida, marca la posibilidad de consolidar rutas comerciales contundentes. A pesar de que para China las relaciones con Rusia no son un obstáculo, la invasión de Ucrania de 2022 ha puesto ahora la RPS, y a las políticas generales de China en el Ártico, en una posición aún más precaria ya que ha resultado en una degradación significativa, en varios frentes, de relaciones polares entre las dos potencias. Esto se debe a que Beijing ha tomado una política neutral hacia Rusia.

China se ha negado a condenar la invasión de Ucrania o a sumarse a las sanciones contra el régimen de Putin, pero también busca con cautela evitar ser visto como demasiado cercano a Rusia, lo que ha venido complicando irreparablemente las relaciones chino-europeas y ha dejado a las empresas chinas abiertas a las mismas sanciones que se está enfrentado la economía rusa. Por ejemplo, el trabajo de las empresas chinas en el proyecto Arctic LNG 2 en Siberia se ha visto afectado por preocupaciones sobre las sanciones de la Unión Europea.

Por otro lado, el Consejo del Ártico se considera una herramienta política para que China demuestre su asertividad en la región. Beijing, junto con otros 12 gobiernos no árticos, es un observador formal en esa organización, lo que significa que no puede votar pero se le permite participar en las iniciativas del Consejo. Según un estudio, el rol chino en esta institución internacional demuestra que la diplomacia de china en el Ártico se basa en la idea de que la gobernanza en esa región debería internacionalizarse aún más, dada la importancia del Ártico para la comunidad global en general.

 

Conclusiones

Consideramos los efectos de la industrialización masiva y la evolución tecnológica como una tragedia que llevó al planeta al límite de sus recursos.  A pesar de esto, las grandes potencias mundiales encuentran en el Ártico un nuevo tablero para sus siguientes jugadas y las políticas de Estado empiezan a encaminarse a la explotación de las rutas y los recursos. En este escenario, se fomenta la tensión política y militar entre los actores principales: la OTAN, Rusia y China. La valla geográfica que Rusia usa como ventaja frente a Occidente en la región le permite tener una mejor posición en la movilidad. Aun así, con nuevos miembros integrándose a la Alianza, la OTAN logra un frente opuesto a Moscú donde puede proteger a sus aliados y tener un control defensivo de la región para intereses políticos y económicos. Finalmente, y no menos importante, China entra como un actor externo, observador, con la capacidad de desplegar su diplomacia y política exterior por medio de alianzas para expandir su capacidad económica internacional.

Es sorprendente ver cómo, a medida que el planeta sufre las consecuencias de políticas económicas, los países con capacidad económica, política y militar siguen buscando explotar la competencia estratégica y llevarlas a zonas que décadas atrás probablemente no se tenían


NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21.

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