La posición de la Unión Europea como potencia geopolítica siempre ha sido precaria y en desarrollo: si bien es indudable que es una potencia con una enorme influencia normativa, su capacidad para ejercer influencia política sigue siendo algo limitada, haciendo que su peso como mediador en conflictos sea más bien escaso.
En este sentido, cabe destacar los intentos de desempeñar un papel activo en las negociaciones entre Azerbaiyán y Armenia, ubicándose como el mediador predilecto desde el año 2021. Desde entonces, se han producido reuniones entre los actores implicados de forma regular, siendo constantes a lo largo de 2022 y 2023, aunque cabe destacar que durante el pasado año, y especialmente desde mayo del pasado año, éstas han sido cada vez más frecuentes.