La era de la información trae consigo nuevos retos para la sociedad y la estabilidad de las democracias alrededor del mundo. Los Balcanes Occidentales son considerados una región altamente beligerante por conflictos culturales y eventos históricos que marcaron una rivalidad entre pueblos enmarcados en las mismas fronteras. A esto se le añade el factor ruso que busca contrarrestar la influencia de instituciones occidentales que rechazan las tradiciones soviéticas.
LA EUROPA OLVIDADA
Según la Unión Europea, los Balcanes Occidentales están conformados por: Albania, Bosnia y Herzegovina, Croacia, Kosovo, Montenegro, Macedonia del Norte y Serbia. Asimismo, este grupo de países conforman una subregión históricamente Europea con influencias otomanas y herencias soviéticas. De hecho, por la gran cantidad de guerras otomanas, esta representa una de las regiones más vulnerables y menos desarrolladas dentro de la esfera de influencia de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN) y la Unión Europea, constituyéndose un blanco perfecto para la desestabilización interna.
Después de las guerras en la antigua Yugoslavia, la continua heterogeneidad étnica, lingüística, religiosa, histórica y cultural entre los países del Sudeste de Europa, se ha visto necesaria la implementación de mecanismos jurídicos para garantizar la estabilidad de la región ante el pluralismo inherente. Todo esto en consecuencia a pasados dos imperios multinacionales- el otomano y el austro-húngaro- y la experiencia de la República Federativa Socialista de Yugoslavia. Y es finalmente este legado de una arquitectura política compleja con equilibrios precarios entre comunidades étnicas y religiosas divididas, lo que ha demostrado ser un terreno fértil para el Kremlin influencia e interferencia, especialmente desde la anexión ilegal de Crimea en 2014.
LA DESINFORMACIÓN COMO HERRAMIENTA
Se entiende por desinformación la difusión deliberadamente engañosa de información sesgada, manipulando narrativas o hechos. Tomando en cuenta esta definición, Rusia ha estado involucrada en una campaña de desinformación desde finales de enero de 2020 para sembrar confusión y pánico sobre el COVID. Otro informe deja en claro que el propósito de estas campañas no es solo crear confusión y pánico sino, en última instancia, prolongar los tiempos de respuesta y maximizar el impacto de la pandemia. Esta campaña ha evolucionado y representa nuevos desafíos. El enfoque amplifica la exposición de historias de fuentes secundarias que se originan en China, Irán y grupos de extrema derecha en los Estados Unidos en lugar de crear el contenido ellos mismos. Esto se hace en sitios de noticias financiados por el Kremlin además de promocionar las historias en las redes sociales. De esta manera, “los medios pro-Kremlin [pueden] negar que estén creando desinformación y afirmar que ‘simplemente informan lo que otros dicen’”.
Un estudio de la Unión Europea, concluye que el Kremlin difunde desinformación y manipula las narrativas a través de RT y Sputnik y, adicionalmente, a través de proxies vinculados directa o indirectamente al gobierno ruso. La forma en que se utiliza es amplificando las vulnerabilidades de la población de estos países para desacreditar sus instituciones democráticas. Específicamente, este tipo de estrategia varía de una región a otra. En los Balcanes Occidentales, el principal objetivo del Kremlin es socavar las instituciones occidentales, mientras que en la región del Báltico, el objetivo es crear divisiones interétnicas entre las minorías rusas y las poblaciones mayoritarias. Por ejemplo, el primer desfile del Orgullo de Bosnia y Herzegovina fue objeto de un fuerte ataque por parte de muchos actores políticos y mediáticos, tanto de Bosnia y Herzegovina como de la región, siendo este uno de los momentos más politizados del 2020.
En consecuencia, el uso de la desinformación también varía entre países. Estas actividades están dirigidas principalmente a países con un parentesco religioso y étnico más cercano a Rusia, basado en la ascendencia eslava y la ortodoxia cristiana, como Bosnia-Herzegovina (República Srpska), Macedonia, Montenegro y Serbia.
En septiembre de 2021, se desarrollaron una serie de protestas en el norte de Kosovo por parte de los serbokosovares debido a la decisión del gobierno de prohibir las matrículas de vehículos serbios. La situación escaló rápidamente cuando el gobierno serbio desplegó equipo militar y la OTAN y la UE negociaron un acuerdo entre ambos gobiernos. En un artículo publicado por Balkan Web, los funcionarios rusos alentaron al gobierno del presidente Aleksandar Vucic a transformar a Serbia en la potencia dominante en los Balcanes Occidentales y así poder aumentar influencia de Rusia. El campo de la propaganda también se está preparando para el conflicto. Belgrado y Moscú acusan al gobierno de Kosovo de amenazar los derechos y la existencia de la minoría serbia. Una historia similar podría usarse contra el gobierno bosnio para justificar la guerra. Rusia ahora está instruyendo a su ‘hermano menor’ Serbia sobre la metodología de dominación regional y división territorial. Esta situación es un claro ejemplo de lo volátil y vulnerable que es Kosovo, en este caso, cuando se empuja contra Serbia y Rusia.
De esta forma, se entiende que la puerta de entrada para influir en los Balcanes Occidentales es Serbia. La guerra en Ucrania ha vuelto a poner a los Balcanes Occidentales en el centro de atención, empujando a sus gobiernos a tomar una posición clara sobre Rusia. Dicha guerra también ha aumentado la inmigración de Rusia y Ucrania hacia los Balcanes. Más de 104 000 rusos y 18 000 ucranianos se han mudado a Serbia desde que Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero de 2022. Los rusos son bienvenidos en Serbia: casi el 80% de los serbios se oponen a las sanciones contra Rusia.
Paralelamente, la presión ha aumentado hacia la Unión Europea para hacer avanzar el proceso de ampliación, abriendo negociaciones de ampliación con Albania y Macedonia del Norte en julio de 2022, aprobando el estatus de candidato para Bosnia y Herzegovina en diciembre de 2022 y casi duplicando el tamaño de la misión de mantenimiento de la paz de la UE en ese país (EUFOR).
LA DESINFORMACIÓN COMO AMENAZA
Autores confirman que Rusia, a través de una combinación de robo de datos y manipulación de la opinión pública, se involucra en una campaña de desinformación estratégica con el objetivo de erosionar “la confianza en la legitimidad e integridad del proceso democrático”. El objetivo final es dividir, distraer y sembrar desconfianza en su público objetivo, mientras se apoya en un ejército de trolls administrado por la Agencia de Investigación de Internet (IRA) en San Petersburgo para establecer y perpetuar verdades alternativas. La manipulación estratégica que gira en torno al control y la producción de conocimientos, creencias e ideas es parte de un esfuerzo concentrado para causar confusión y socavar las instituciones nacionales.
En los Balcanes Occidentales, las noticias difundidas en televisión siguen siendo la principal fuente de información, pero el cambio a las redes sociales se ha relacionado con una mayor presencia de granjas de trolls rusos o que emulan a Rusia, que retuitean y comparten historias que promueven las narrativas rusas a una audiencia más amplia de manera exponencial.
LA DESINFORMACIÓN COMO MEDIO PARA UN FIN
Los lazos históricos de Rusia con los Balcanes no han desaparecido y la intervención de Occidente en la década de 1990 todavía se considera una humillación y una contribución a la grandeza de Rusia con la caída de la Unión Soviética. Por lo tanto, el Kremlin cree que la región debe permanecer dentro de su esfera de influencia y rechazar cualquier surgimiento de valores occidentales dentro de ella. En consecuencia, la ampliación y acercamiento de la OTAN a la región se percibe como una amenaza a sus objetivos. Con un modelo económico poco atractivo y fallido, Rusia no puede proyectar poder militar o económico para proteger la región, como pueden hacerlo los Estados Unidos o China. Esta es la razón por la que el Kremlin decide utilizar estrategias híbridas para promover su agenda de política exterior.
Dos objetivos principales impulsan las campañas de desinformación rusas en los Balcanes Occidentales: dañar las percepciones de Occidente e impedir o retrasar el acceso de las naciones a las instituciones transatlánticas. De esta forma, una investigación sobre Srbija de Sputnik (sucursal de Sputnik en Belgrado) muestra que el medio publica historias para crear una realidad alternativa para los lectores eslavos y serbios. Al hacerlo, los manipula para que crean que los grupos minoritarios serbios en los Balcanes Occidentales están amenazados y presenta a Rusia como un aliado necesario para su supervivencia.
Aunque Rusia distribuye desinformación en los Balcanes Occidentales, los líderes políticos y las instituciones de naciones balcánicas a menudo contribuyen al problema. Estos actores se alinean con las narrativas rusas que generalmente sirven a los objetivos de su agenda nacional. Algunos de estos líderes de los Balcanes Occidentales incluso están encontrando formas innovadoras de usar la «amenaza de la desinformación» para frenar las libertades individuales y atacar a los opositores políticos, periodistas y ciudadanos privados que usan las redes sociales y tradicionales para criticar las acciones del gobierno.
CONCLUSIONES
La desinformación sigue siendo una estrategia clave para el objetivo del Kremlin de disminuir la influencia occidental y mantener su propia esfera. La posición mundial de Rusia actualmente le da una oportunidad a la cooperación transatlántica que se ha visto aprovechada por países como Estados Unidos que están buscando cooperar más con Serbia, el aliado ruso más fuerte en la región. Aún así, la lucha contra la desinformación requiere medidas institucionales para revertir la captura de medios y apoyar el periodismo independiente y las herramientas de diagnóstico digital para investigar la desinformación y su impacto casi en tiempo real. Fomentar la confianza en las instituciones democráticas y aumentar la conciencia pública son pasos cruciales en este esfuerzo.
La lucha contra la desinformación constituye un esfuerzo a largo plazo y un apoyo incondicional a los regímenes de esta región en específico que no carecen de razones para una desestabilización que pueda desencadenar en guerras de pueblos. En este artículo se consideró la intervención de Rusia en la región, pero es importante mencionar que China se está convirtiendo en uno de los agentes que más influencia busca penetrar en regiones occidentales, tema que podríamos navegar en una próxima oportunidad. La desinformación es un arma letal a largo plazo que puede, con perseverancia y consistencia, desequilibrar el Orden Mundial como se conoce.
NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21.
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