Malta, el país más densamente poblado de la Unión Europea, lleva casi una década gobernada por el Partit Laburista, salpicado por corrupción y cuya imagen se asocia a un asesinato: el de la periodista Daphne Caruana Galizia.
Partit Laburista: poder y corruptela
Desde el año 1974 – cuando Malta se convirtió en una república plenamente independiente con Carta Magna propia, aunque la descolonización del Reino Unido se produjese diez años antes -, se han ido intercalando en el poder dos partidos fundamentales que representan la división de los poco más de 400 mil malteses: El Partit Nazzjonalista, cuyo electorado es más conservador y predominantemente de habla inglesa, y el Partit Laburista, socialdemócrata y organización que encarna a la población más progresista de lengua maltesa.
A inicios de la década pasada, en 2013, se produjeron las primeras elecciones generales a partir de las cuales el Partit Laburista conseguiría mayoría absoluta hasta la actualidad. Así, el primer gobierno de Joseph Muscat como primer ministro se hizo con el 54.83% de los sufragios y 35 de los 69 asientos de la Kamra Tad-Deputati o Cámara de los Representantes. Su primera legislatura se basó en la recuperación económica tras la crisis financiera de 2008, considerándolo por muchos como un ‘milagro’ al lograr superávit presupuestario desde 1981 o conseguir situar a la pequeña república mediterránea como el tercer Estado comunitario con las tasas de paro más bajas – 4.1% – tras República Checa y Alemania.
Resultados (%) de las elecciones generales maltesas en 2013 (barras superiores) y 2017 (inferiores), donde se observa la predominancia del Partit Laburista (elaboración propia vía Kummissjoni Elettorali Malta)
No obstante, y a pesar de los éxitos conseguidos en la isla, el ejecutivo maltés decidió convocar elecciones anticipadas para junio de 2017 al conocerse que la periodista y bloguera Daphne Caruana desveló que miembros del Gobierno eran propietarios de dos empresas offshore panameñas, lo que produjo la involucración directa de Joseph Muscat en la trama internacional de los ‘Panama Papers’. El escándalo aumentó cuando Michelle Tanti, esposa de Muscat, fue acusada de poseer parte de la sociedad Engrant Inc. vinculada al mismo entramado de corruptela, por lo que la justicia del país decidió proceder a abrir una investigación.
Volviendo a conseguir el cargo de primer ministro, Joseph Muscat – bajo las acusaciones de corrupción y como forma de desviar la atención de estos hechos – decidió llevar al parlamento la votación del matrimonio igualitario puesto que era una demanda civil de gran calado, aprobándose con 66 votos favorables frente a 1 en julio de 2017.
A pesar de ello, pocos meses después se produjo el inicio del fin de la carrera política de Muscat al unirse corrupción y el asesinato de Daphne Caruana, quien ya había pedido protección policial ante las amenazas de muerte. El 16 de octubre de 2017, y a 200 metros de su casa en Bidnija, una bomba lapa provocó la explosión de su coche, aunque en años anteriores ya había sido objeto de linchamientos: incendio de su casa, bloqueo de cuentas o asesinato de su perro.
Si bien las investigaciones para esclarecer las motivaciones de su asesinato se llevaron a cabo por las autoridades maltesas en colaboración con la Europol, Países Bajos y Estados Unidos, no sería hasta 2019 cuando se dio caza al primer sospechoso: el magnate Yorgen Fenech cuando se disponía a huir del país en su yate. Es considerado por la justicia maltesa – quien pidió en 2021 cadena perpetua y 30 años a mayores por los delitos de asesinato y conspiración criminal – como el planificador del homicidio junto a Keith Schembri, propietario de una de las empresas offshore y jefe del gabinete de Muscat, salpicando de nuevo a un gobierno ya corrupto.
Junto a estos dos inculpados (a pesar de que Schembri continúa en libertad), los tribunales malteses solicitaron penas de 15 años de prisión para Vincent Muscat – sin relación con el primer ministro pese a su apellido – y los hermanos George y Alfred Degiorgio por ser los artífices de instalar y hacer detonar la bomba en el coche de Caruana, miembros al parecer de la hampa maltesa.
Izquierda: Manifestaciones en La Valletta tras el asesinato de la periodista (The Guardian). Derecha: Estado del automóvil de Daphne Caruana después de la explosión (The Malta Times)
Como consecuencia de la presión mediática y las acusaciones de corrupción y asesinato, Joseph Muscat presentó su dimisión en diciembre de 2019, sumándose a las renuncias de los ministros de Turismo y Economía – Konrad Mizzi y Chris Cardona respectivamente – por sus conexiones con Fenech; una situación que había reclamado el Parlamento Europeo en un texto redactado por varios eurodiputados, quienes solicitaban el abandono inmediato del cargo de primer ministro. A estas demandas se le sumaban también las de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien reclamó el inicio de una investigación independiente sobre la muerte de la periodista y libre de cualquier influencia política.
Robert Abela, ¿el «salvador» de Malta?
Según información del Índice de Percepción de Corrupción (CPI por sus siglas en inglés, cuyos datos establecen 0 como país totalmente corrupto y 100 como ausencia de corrupción), las circunstancias del país mediterráneo han empeorado desde la entrada del Partit Laburista en el poder en el año 2013. En 2010, su puesto era el nº 39 de 178, aumentando en 2013 hasta el 56 y fijándose en el nº 54 tras el informe del año 2021.
La pequeña isla europea es considerada por muchos expertos como un paraíso fiscal, siendo una de las razones que explican el mundo de corrupción que se vive en el país. Así, Malta permite reducir hasta un 85% los impuestos sobre sociedades a los accionistas que no habitan en el Estado, lo que se traduce que en un Estado de menos de medio millón de habitantes existan más de 50 mil sociedades limitadas, permitiendo la creación de una de ellas en menos de 24 horas y con un depósito simbólico de poco más de 1000 €. Junto a ello, Malta ofrece la posibilidad de obtener la nacionalidad por inversión a través de las conocidas como Golden Visa, algo criticado por el Comisario de Justicia de la Unión, Didier Reynders, quien determinó que estos actos “minaban la esencia de la ciudadanía comunitaria y que los valores de la UE no estaban en venta”.
En enero de 2020, se nombró al sucesor de Muscat: Robert Abela, y cuyo ejecutivo dio el primer paso para dejar atrás la corruptela a través de una mayor protección de la libertad de prensa y una reforma judicial en julio de 2020, puesto que el sistema vigente no era suficientemente capaz de penar o perseguir la corrupción. Algunos de los cambios aprobados, cuyo objetivo es reforzar la independencia del sistema judicial maltés, son: 1. Nombramiento de los miembros del Poder Judicial por parte del Presidente (George Vella) sin intervención del gobierno, 2. Cambios constitucionales para determinar las formas de destitución de jueces y magistrados, así como 3. Cambios en el método de nombramiento de los miembros de la Comisión Permanente contra la Corrupción.
Prueba de las mejoras introducidas por el nuevo gobierno de Robert Abela han sido los resultados de los últimos comicios generales del 26 de marzo de 2022, donde el Partit Laburista volvió a arrasar con el 55.11% de los votos frente al Partit Nazzjonalista – 41.74% -, haciéndose con 38 de los 67 asientos de la Cámara, una mayoría absoluta para los próximos cinco años de mandato aunque con la tasa de participación más baja en 60 años: 85.50% del electorado.
El nuevo ejecutivo, en palabras de Abela, es un “equilibrio entre experiencia y sangre nueva”, incrementando además la cuota de presencia femenina en el hemiciclo y donde la finalidad recae en dejar atrás las manchas de corrupción y asesinato, así como dialogar con la Comisión Europea en torno a las Golden Visa.
Campaña electoral en Malta (2022). En la parte inferior, eslogan del Partit Laburista con las palabras ‘Juntos por Malta’. En la superior, la oposición muestra al ejecutivo de Abela y la frase ‘¿Cinco años más de arrogancia?’ (AFP)
Conclusiones
Por norma general, es difícil limpiar la imagen de un partido salpicado por escándalos de corrupción que se ligan, a su vez, al de un asesinato vinculado con la libertad de prensa.
Desde el 2013, la sociedad maltesa ha demostrado una alta tolerancia a los niveles de crimen organizado, sobornos y corruptela al continuar permitiendo que el Partit Laburista siguiese haciéndose con el poder. Aún así, y gracias a la actividad de Daphne Caruana Galizia (incómoda para parte de las autoridades de La Valletta), Malta parece haber despertado del letargo en el que vivía, ya que los isleños han exigido desde el primer momento tanto la dimisión de Muscat y su gobierno como reformas que intenten desvincular a ciertas personas con el nombre del partido socialdemócrata. Aún así, y según palabras del periodista e hijo de Caruana, Matthew Caruana, Malta continúa siendo un ‘Estado mafioso’ donde no existe la suficiente intención de disuadir la corrupción y las hampas, así como el periodismo y la libertad de prensa se mantiene como una actividad de riesgo en el seno de la Unión Europea.
NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21
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