POLÍTICA DE SEGURIDAD MARÍTIMA JAPONESA: HISTORIA Y ESTRATEGIA EN EL INDO-PACÍFICO

por | Nov 28, 2022

La región del Indo-Pacífico es el núcleo que concentra el hogar de la mitad de la población mundial. Las principales rutas marítimas atraviesan esta región. El Indo-Pacífico se ha visto significativamente afectado por los cambios en el equilibrio de poder global y enfrenta varios desafíos de seguridad. En consecuencia, Japón es uno de los países más […]

La región del Indo-Pacífico es el núcleo que concentra el hogar de la mitad de la población mundial. Las principales rutas marítimas atraviesan esta región. El Indo-Pacífico se ha visto significativamente afectado por los cambios en el equilibrio de poder global y enfrenta varios desafíos de seguridad. En consecuencia, Japón es uno de los países más afectados por esta transformación regional y su posición estratégica se ha visto gravemente deteriorada y complicada por múltiples factores, especialmente por sus disputas territoriales con todos sus vecinos: con Corea del Sur sobre islotes conocidos como Dokdo o Takeshima, con China por las islas Senkaku o Diaoyu y sobre las islas Kuriles con Rusia.


No hace falta decir que asegurar la protección, el desarrollo, la utilización y la navegación segura en alta mar, tanto en el Mar de China Oriental como en el Mar de China Meridional, son extremadamente importantes para Japón y para todos los países de la zona. La situación en la Península de Corea es fuente de tensiones y fricciones, un problema estratégico y de seguridad para la diplomacia japonesa debido a sus constantes pruebas de misiles de medio y largo alcance que ingresan al espacio aéreo y aguas territoriales de Japón. El desarrollo de su programa nuclear también preocupa a Tokio.

Conflictos territoriales activos. Fuente: Kingkai Shao

 

Sin embargo, el crecimiento económico y militar de la República Popular China es, sin duda, el principal reto estratégico para Japón. La economía china ha crecido rápidamente desde la década de los 2000, superando a la economía japonesa en 2010 y convirtiéndose en la segunda potencia económica mundial.

La política exterior y de defensa de Japón ha evolucionado para adaptarse al nuevo contexto global y regional a través de una mayor inversión en el presupuesto de Defensa. El progreso político con iniciativas destinadas a crear una red de océanos abiertos y estables basadas en el estado de derecho con una multiplicidad de partes interesadas en Asia, América, Europa y Oceanía desembocaron en la visión de un Indo-Pacífico Libre y Abierto (FOIP, por sus siglas en inglés) presentada por Shinzo Abe en 2016.

En el presente artículo se va a definir la política marítima de defensa japonesa, desarrollando el primero de sus pilares, que a continuación presentaremos, y dejando para un futuro artículo la defensa marítima de los territorios japoneses, lo que constituye el segundo pilar de su estrategia nacional.

Crecimiento del presupuesto de defensa chino. Fuente: Statista.

 

EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA DEFENSA MARÍTIMA DE JAPÓN

Antes de comenzar describiendo la política marítima del gobierno japonés conviene, en primer lugar, entender a qué se le denomina “política marítima” y cómo su definición ha ido evolucionando con la situación geopolítica que se ha vivido en Japón desde la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días.

Parece que no hay una definición oficial de seguridad marítima en Japón, pero 海上警備行動 (kaijou keibi kodou) y“海洋安全保障 (Kaiyo anzen hosho)”son las frases más utilizadas para definirla. Estos conceptos literalmente significan“operaciones de seguridad marítima“ y “preservación de la seguridad marítima“ respectivamente. Sin embargo, aunque los términos usados ​​sean los mismos, sus definiciones han cambiado.

Tras el final de las actuaciones del Japón Imperial durante la primera mitad del siglo XX y la derrota en la Segunda Guerra Mundial, la política exterior de Tokio se caracterizó por la adopción de una “Constitución pacifista” promulgada por los Estados Unidos de América, que impuso el abandono del uso de la amenaza y la guerra como forma de solución de controversias internacionales. A cambio, el territorio de Japón estaría protegido por el paraguas de seguridad que ofrecía Estados Unidos a través del Tratado de Defensa Mutua de 1951.

Firma del tratado de Paz de 1951 entre Japón y EEUU. Fuente: share.america.gov

Sin embargo, el nuevo escenario creado tras la Guerra Fría, sin un enemigo común, obligó a los funcionarios de Tokio a reevaluar la política exterior y de defensa japonesa pasando de una postura meramente reactiva junto a EEUU hacia una postura más proactiva frente a los acontecimientos internacionales. A medida que la globalización avanzó sustancialmente después de la Guerra Fría, durante las décadas de los 90 y principios de los 2000, la definición de seguridad marítima se extendió para incluir amenazas de seguridad no tradicionales, como la piratería, el crimen organizado transnacional y los ataques terroristas, así como la pesca ilegal y las incursiones no autorizadas en aguas territoriales.

En los últimos años, las políticas de seguridad marítima, recogidas en documentos como el Plan Básico de Política de los Océanos, las Directrices del Programa de Defensa Nacional y el Libro Blanco de Defensa, no son simple documentos de defensa, sino declaraciones más amplias sobre cómo Japón pretende actuar en las aguas que rodean al archipiélago a medida que aumentan las tensiones marítimas, principalmente con China.

Uno de sus principales artífices fue el primer ministro Shinzo Abe, que pretendía ampliar el horizonte estratégico de Japón y normalizar su estatus en el escenario mundial a través de los que son actualmente los dos principales pilares de la política marítima japonesa.

Estos dos pilares principales, podría decirse que tienen en mente a las aguas más cercanas al archipiélago y a sus océanos exteriores. Cada uno con un objetivo distinto pero siempre interrelacionados.

El primer pilar de este horizonte estratégico ampliado, que es el que trata este artículo más a fondo, es lo que se denomina la Visión de un Indo-Pacífico Libre y Abierto (FOIP).

El ex primer ministro Shinzo Abe presentando la estrategia FOIP en 2016. Fuente: lepoint.fr

El segundo, a tratar en un próximo artículo que a la vez sirve de segunda parte al actual, se introdujo con las modificaciones en la legislación de seguridad y defensa para poder usar la fuerza, vetada en su constitución, ante casos excepcionales “cuando sea especialmente necesario para proteger la vida o la propiedad o mantener el orden público en el mar”.

Estas dos direcciones políticas principales para la seguridad marítima están concebidas para:

En primer lugar, fortalecer el orden marítimo internacional para “garantizar la seguridad del tráfico marítimo y aéreo mediante el fortalecimiento de un orden basado en normas fundamentales como el estado de derecho y la libertad de navegación”.

Incluyendo en este pilar el uso estable de las importantes líneas de comunicación marítima (SLOC) de Japón. Porque, como nación insular, depende en gran medida de las importaciones de energía y alimentos, y la seguridad marítima es esencial para su paz y prosperidad.

Y en segundo lugar, para asegurar los intereses nacionales en las aguas territoriales de Japón. Especialmente en las conocidas como “áreas grises”, definidas como “ni tiempos de paz puros ni contingencias sobre territorio, soberanía e intereses económicos marítimos”. Un ejemplo de estas áreas grises ocurre cuando un estado utiliza guardacostas o embarcaciones pesqueras para entrometerse y disputar el control de un rival sobre sus aguas territoriales sin llegar a usar efectivos del ejército.

De acuerdo con los documentos de defensa japoneses, en caso de que cualquier parte de su territorio sea ocupado, las Fuerzas de Autodefensa (SDF) la recuperarán empleando “excepcionalmente” todas las medidas necesarias para reprimir al enemigo con ataques aéreos y marítimos.

Desfile de las Fuerzas de Autodefensa en 2021 en Asaka, Tokio. Fuente: euractiv.com

Los estrategas en Tokio temen que las islas deshabitadas, como Senkaku/Diaoyu, sean particularmente vulnerables a la intrusión repentina de un rival, especialmente de los barcos de la Guardia Costera China o las milicias marítimas chinas disfrazadas de pescadores o manifestantes civiles.

Esos dos pilares constituyen el marco a través del cual Japón quiere posicionarse como un actor activo en la región, marcando la agenda e influyendo en los intereses de los demás actores.

EL PRIMER PILAR: LA CREACIÓN DE UN INDO-PACÍFICO LIBRE Y ABIERTO

El “Indo-Pacífico Libre y Abierto” (FOIP) fue la característica más importante de la política exterior de Japón bajo la Administración Abe.

La creación de la Visión FOIP no ha sido un hecho aislado y repentino dentro de la política exterior japonesa. Ha sido el resultado de una evolución progresiva en el pensamiento estratégico japonés de la última década.

El Primer Ministro Abe se refirió por primera vez a la Estrategia del Indo-Pacífico Libre y Abierto (FOIP) durante la Sexta Conferencia Internacional sobre el Desarrollo Africano de 2016 (TICAD VI) celebrada en Kenia el 27 y 28 de agosto de 2016.

Una estrategia diplomática con el objetivo de conectar África, rica en potencial, con una Asia en crecimiento a través de los mares, es decir, quería que Asia fuese ”más amplia”. Y así, que rompiera las fronteras geográficas impulsando la creación de un conjunto de democracias que protegieran la paz, la estabilidad y la libertad de navegación en el Índico y el Pacífico en un momento de gran tensión en el Mar de China Meridional.

La visión FOIP se basa en el concepto de garantizar la paz y promover la prosperidad económica de todo el Indo-Pacífico mediante la realización de un orden libre, abierto y transparente basado en el estado de Derecho que permitirá que personas, bienes, capitales y conocimientos fluyan libremente en la región.

Los políticos japoneses estaban tratando así de dar forma a un orden regional, a su orden regional, en lugar de ser ellos los moldeados por China.

Además del nuevo concepto, el gobierno creó el Consejo de Seguridad Nacional y publicó una Estrategia de Seguridad Nacional, la primera desde la Segunda Guerra Mundial, que inició la política de “Contribución Proactiva a la Paz” cuyo objetivo era garantizar la seguridad de Japón adaptándola al nuevo contexto internacional y regional.

Principales actores y áreas cubiertas en la estrategia FOIP. Fuente: Mitsui.com

Entre sus objetivos se encontraron la unión de países y regiones por los que pasan rutas marítimas clave del Indo-Pacífico, como la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN) y los países de las islas del Pacífico, así como Oriente Medio y África, que son importantes para asegurar la energía. Recurso extremadamente escaso en Japón.

Ellos creían que la cooperación internacional de acuerdo con la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, establecería una comunidad internacional más pacífica y estable. Según este pensamiento, EE. UU, India y Australia, junto con Japón, deberían ser los principales actores en esta nueva arquitectura regional, ya que comparten valores fundamentales como la democracia, la libertad de navegación y comercio y el estado de Derecho.

También comparten algunos riesgos y amenazas como el ascenso de China o el programa nuclear y balístico de Corea del Norte y sus vínculos con Pakistán, más acentuado este último en el caso de India.

Estos países han mostrado en muchas ocasiones su oposición a cualquier acción unilateral desestabilizadora o coercitiva que pueda alterar el status quo y aumentar las tensiones en el Mar de China Oriental.

Además, con el fin de promover estratégicamente la cooperación de defensa de múltiples niveles basada en la visión FOIP, las SDF participan activamente en entrenamientos y ejercicios bilaterales con aliados y naciones amigas en la región del Indo-Pacífico.

 

Principales ejercicios conjuntos en la región del Indo Pacífico. Fuente: mod.go.jp

POSIBLES OBSTÁCULOS DE LA ESTRATEGIA

La estrategia japonesa intenta construir un escenario más favorable para sus propios intereses económicos, de defensa y de comercio.

Es más, Japón no se ha querido quedar atrás de la iniciativa china Belt and Road, cuyo principal objetivo es cubrir el déficit de infraestructuras en Asia y África a través de un ambicioso proyecto financiado por China para desarrollarlas. 

Como respuesta, el gobierno de Tokio comenzó a aumentar las inversiones japonesas y la asistencia en el desarrollo de capacidades en la región del Indo-Pacífico a través de operaciones de asistencia humanitaria y de ayuda en Asia y África.

La Estrategia de Seguridad Nacional preparó el camino para una expansión progresiva y cualitativa también de las Fuerzas de Autodefensa. Esto se logró proporcionando la logística y los buques de guardia necesarios, y permitiendo su uso en operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU y misiones de búsqueda y rescate en países extranjeros como Malasia, Kenia, Tailandia, Sri Lanka, Vietnam, Brunéi, Indonesia o Filipinas. 

Sin embargo, la visión estratégica del Indo-Pacífico Libre y Abierto de Japón y su progresiva militarización para construir una red de seguridad que consolide las relaciones entre actores con intereses similares también ha sido objeto de críticas y lo convierte en un concepto extremadamente complejo que está sujeto a constantes modificaciones provocadas por la política mundial y regional.

La FOIP tendría como objetivo, desde el punto de vista japonés, defenderse de las formas en que una China en ascenso amenazaría ostensiblemente el orden internacional basado en las reglas, los valores liberales universales y el libre acceso a los bienes comunes marítimos.

Sin embargo, por un lado, los contrastes y diferencias políticas y organizativas que existen entre los países y regiones incluidos en la estrategia son tales que establecer un esquema rígido acabaría por hacerla ineficaz e irrelevante.

Por otro lado, algunos países de la ASEAN presentaron una seria preocupación por el desarrollo de una iniciativa de aislamiento de China, ya que están profundamente integrados con ella, al ser, principalmente, su mayor socio comercial.

No están interesados ​​en estrategias que puedan despertar sospechas en Pekín, optando por adoptar un enfoque equilibrado y neutral para evitar verse arrastrados a un conflicto o romper el principio de centralidad de la ASEAN. Rotura que llevaría a la rivalidad abierta de las grandes potencias en la región. 

Todo ello derivado, quizás, por el hecho de que China y Estados Unidos mantienen constantemente en un equilibrio inestable su rivalidad, particularmente en el Mar de China Meridional, debido en gran parte a las afirmaciones asertivas de propiedad sobre ciertos territorios que China mantiene en los mares. Unas afirmaciones asertivas que serán tratadas con mucha más profundidad en un próximo artículo.


NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21.

 

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