RUSIA ESTRECHA LAZOS CON CUBA ¿MEDIDA DISUASORIA?

por | Feb 26, 2022

Seis décadas más tarde de la crisis de los misiles, Moscú pretende afianzar sus relaciones en el patio trasero estadounidense mientras inicia la invasión de Ucrania  El Sol, las playas, el ron con Pepsi o tuKola respectivamente y los ritmos caribeños se vieron distorsionados por los tambores de guerra europeos. Recién estrenado el 2022, una […]

Seis décadas más tarde de la crisis de los misiles, Moscú pretende afianzar sus relaciones en el patio trasero estadounidense mientras inicia la invasión de Ucrania 


El Sol, las playas, el ron con Pepsi o tuKola respectivamente y los ritmos caribeños se vieron distorsionados por los tambores de guerra europeos. Recién estrenado el 2022, una llamada entre los gobiernos de Rusia y Cuba a principios de año hacía recordar la década de los 60. El teléfono sonó a mediados de enero entre el presidente ruso, Vladimir Putin, y su homólogo cubano, Miguel Díaz-Canel, constatando las buenas relaciones del país euroasiático con la Mayor de las Antillas. Hasta aquí sería todo normal, si no fuese por las ambiguas declaraciones ofrecidas el pasado enero por el viceministro ruso de exteriores, Serguei Riabkov, donde se dejaba caer un despliegue de armas en Cuba y Venezuela si aumentan las tensiones con Estados Unidos en el marco de la crisis en Ucrania.

Semanas más tarde la crisis evolucionaría a guerra en el este de Europa, un conflicto latente desde el año 2014. El reconocimiento de las provincias ucranianas de Donetsk y Lugansk por parte de Rusia, un ataque masivo del ejército ruso a Ucrania y una posterior invasión del país harían saltar definitivamente por los acuerdos internacionales. Los principales aliados de Rusia en Latinoamérica han apoyado a las actuaciones del gobierno ruso,debido a que la estela de Moscú en la región viene de tiempos atrás, algo que Putin no se encuentra dispuesto a perder mientras se inicia la invasión del territorio ucraniano. 

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, afirmó que “de estas batallas de hoy surgirá el pueblo del mañana, mundo de paz, multipolar, de diálogo y respeto”. En Cuba, donde aterrizó días atrás el presidente de la Duma estatal, Viacheslav Volodin, sus posiciones son de apoyo a Rusia, diálogo y de preservar “la paz y seguridad internacional”, recalcan desde el Ministerio de Asuntos Exteriores de la isla. Y la tercera pieza de los apoyos latinos a Putin, Nicaragua, rechaza frontalmente las sanciones a Rusia y recalca que la vía tomada por el gobierno ruso “abre la posibilidad de que esta situación no tenga un desenlace mayor”, sostiene el presidente nicaragüense, Daniel Ortega. Putin ha tejido una red de contactos que viajan desde posiciones izquierdistas revolucionarias hasta gobiernos de la extrema derecha como el de Jair Bolsonaro en Brasil, donde aún no se ha posicionado en este conflicto tras visitar Moscú la pasada semana. 

Lianne Guerra, doctora cubana en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales y redactora de Le Grand Continent, comenta en una videollamada que “Cuba no puede reconocer abiertamente que se encuentra a favor de las injerencias en Ucrania u otros territorios, esto iría en contra de su discurso histórico de rechazo al imperialismo e injerencia. En sus declaraciones tergiversa su discurso para mostrar que es Occidente quien viola las fronteras de Rusia”. 

El presidente ruso conversa con su homólogo cubano dialogan sobre cooperación en el Kremlim. (Estudios Revolución)

La quiebra de la Unión Soviética y su posterior choque económico en Cuba siguen coleando en la vida de los cubanos y su política al rememorar que la mitad de los lazos comerciales en los 90 en la isla se realizaban con la URSS. Como diría un cubano “la cosa está en candelones con tostones”, frase utilizada para referirse a que las cosas no van bien. “Profundizar la cooperación estratégica y la disposición de trabajar estrechamente para fortalecer las relaciones bilaterales, intensificando los contactos en diversos niveles con el objetivo de ampliar la cooperación en comercio, economía e inversión”, declararon ambos gobiernos tras la llamada telefónica de principios de año. 

60 años más tarde la historia no se repite, pero al menos rima, como diría el escritor estadounidense Mark Twain. En 1962 la situación era diferente, ya que medio mundo contuvo la respiración durante casi dos semanas debido a la crisis de los misiles. En aquellos tiempos la OTAN colocó misiles balísticos con ojivas nucleares en Turquía e Italia, a menos de 3.000 kilómetros de Moscú. La Unión Soviética no se quedó de brazos cruzados y según Estados Unidos el líder por aquel entonces de la URSS, Nikita Kruschev, y el comandante Fidel Castro firmarían un acuerdo secreto para instalar misiles R-12/SS-4 Sandal en Cuba, a 400 kilómetros de territorio estadounidense. Las conversaciones diplomáticas prosiguieron hasta plegar los misiles de territorio europeo y caribeño. El despliegue de armamento “made in USA” en Europa enciende los recelos del Kremlin sobre la cuestión, como sucedió en el bando contrario en la década de los 60.

Réplica del misil expuesto en el Museo de la Revolución de La Habana frente a los restos del avión espía estadounidense U2 derribado en la crisis de los misiles – Iago Soler 

Actualmente Rusia comparte frontera con cuatro países de la Alianza Atlántica: Estonia, Letonia, Lituania y Polonia, estos dos últimos rozan con el óblast de Kaliningrado. Resulta casi irónico que (oficialmente) la única presencia militar en Cuba sea de Estados Unidos, en la base naval y cárcel militar de Guantánamo. Con la caída de la URSS los soldados soviéticos se embarcaron hacia Rusia y la base de espionaje de Lourdes se convirtió en la actual Universidad de Ciencias de la Información. El asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, afirmó que si se realizase ese despliegue su país respondería con “decisión”. Las relaciones militares entre La Habana y Moscú son fuertes, al igual que en materia de inteligencia y ciberseguridad. 

Guerra subraya que la cooperación estratégica tomó bastante fuerza a partir de 2014 con varios países de América Latina. “Lo que se plantea como trasfondo de Rusia por aumentar las relaciones con autocracias latinoamericanas fue, en un primer momento, paliar las sanciones de Occidente a Moscú tras la anexión de Crimea. Este acercamiento a Cuba ha despertado siempre el recuerdo de la crisis de los misiles. Las inversiones rusas actuales en la Isla son muy bajas comparadas con las relaciones de la Unión Soviética, es una estrategia más política que económica”, argumenta.

Cuba, que afronta una de las peores crisis desde el periodo especial, ha recibido más de 250 toneladas de ayuda humanitaria proveniente de suelo ruso desde hace más de un año. La analista subraya que: “la cooperación de Cuba es una herramienta para reforzar la autoestima nacional de contar con las capacidades necesarias para valerse por sí mismos en situaciones de crisis, aunque en la situación real se necesita ayuda de otros. En varias ocasiones Cuba ha negado la ayuda de Estados Unidos, mientras que se le da más visibilidad a la que proviene de Rusia o Venezuela como símbolo de las buenas relaciones entre los países”.

LOS ENLACES DE MADURO

Descendiendo por Latinoamérica, en Venezuela, la presencia rusa es notable. Recientemente el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, comunicó en el Parlamento ruso que se busca reforzar las cooperaciones en aspectos educativos, económicos, culturales y técnicos militares con la triada de regímenes revolucionarios de Cuba, Nicaragua y Venezuela, en un claro intento para volver a coger influencia en la zona tras la caída del gigante soviético. Rusia (y China) se posiciona como uno de los principales andamios de una economía que se desmorona a pasos de gigante. Los más de 10.000 millones de dólares en créditos que ha dado Moscú a Caracas desde 2006 no han bajado una inflación acumulada que se sitúa en 576,3% según datos del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF) y un ritmo de salida del país de más de cinco millones de personas según Naciones Unidas desde que se inició la crisis en territorio venezolano.

Visita de Maduro a Moscú. Twitter de Nicolás Maduro 

En el campo militar Rusia, o sus mercenarios, llevan ventaja en Venezuela. Una exclusiva de la agencia Reuters afirmaba ya en 2019 de la presencia en suelo venezolano de mercenarios rusos del grupo Wagner, sancionados por la Unión Europea al ser acusados de crímenes de guerra en Siria, Libia o República Centroafricana.

José Guerra, profesor de economía en la Universidad Central de Venezuela y miembro del OVF, declara para GEOPOL21 que las relaciones con Rusia son simplemente de carácter militar y energético, ya que China “es la que pone el dinero en las arcas venezolanas”. “Existen asesores rusos en materia militar, sobre todo en el Fuerte Tiuna (sede del Ejército de Venezuela). Cada país es soberano de tener relaciones con cualquiera, pero la agresividad de Rusia desde 2008 (guerra de Georgia) y a partir de 2014 (guerra en Ucrania) hacen prever que no sea amistosa con el único interés que tiene en la región, los Estados Unidos. En el campo energético se mantiene con el mundo petrolero en las franjas del Orinoco con las empresas Gazprom y Rosfnet (ligadas al gobierno ruso)”, indica Guerra.

MANIFESTACIONES REPRIMIDAS

Las graves crisis económicas, la degradación democrática, los embargos comerciales y la corrupción estrangulan lentamente a Cuba, Nicaragua y Venezuela. El pueblo venezolano lleva años reivindicando libertad frente a la represión. Los nicaragüenses lo hicieron en 2018 y más de 300 personas fallecieron en las protestas reprimidas por el gobierno. En 2021 el régimen nicaragüense de Ortega inició una persecución a periodistas, opositores e incluso antiguos guerrilleros sandinistas en el marco de unas elecciones no reconocidas por la mayor parte de la comunidad internacional. Unas manifestaciones masivas e históricas en verano del pasado año en Cuba pusieron a la cúpula del gobierno en jaque. Actualmente se llevan a cabo los juicios a los detenidos sobrevolando por sus cabezas penas de más de 20 años de prisión, muchos de ellos menores de edad, lo que ha levantado el revuelo entre organizaciones de derechos humanos.

Con este panorama Rusia no dudó en informar a través del ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, del envío de suministros de armamentos más modernos para preparar a los militares de estos países de cara a “hacer frente a una situación complicada”. España, país con una influencia clave en Latinoamérica, también se sumó al carro de la exportación de armas con destino concretamente al aeropuerto José Martí de La Habana. El gobierno de Pedro Sánchez exportó, según indica un informe enviado al Congreso por la Secretaría de Estado de Comercio y recogido por el diario El País, material antidisturbios por valor de 350.000 euros.

En Nicaragua precisamente se encuentra un proyecto ruso hermético. La instalación cerca de Managua de la estación terrestre del sistema de navegación por satélite ruso Glonass, el GPS fabricado en el país euroasiático que acompaña a los centenares de militares rusos que se encuentran en el país, los cuales, según Ortega, realizan actividades de “ayuda humanitaria”.

A nivel diplomático Venezuela y Nicaragua siguen la corriente a los procesos de desestabilización provocados por Putin en Georgia. Ambos países reconocen los territorios georgianos de Abjasia y Osetia del Sur (independientes de facto desde 1992 y 1991), donde Rusia mantiene posiciones militares para mantener su influencia. En 2009 el presidente venezolano por aquel momento, Hugo Chávez, reconoció el territorio para estrechar lazos armamentísticos con Rusia. Nicaragua continuó los pasos de la diplomacia venezolana, aunque ninguno de los dos territorios es reconocido por Naciones Unidas


NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21

1 Comentario

  1. Edel Peñate Lozano

    Genial artículo como todos los que escribes

    Responder

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