El Nilo ha sido durante milenios la columna vertebral de la vida en los desiertos y sabanas del noreste de África. Sus aguas han sido fuente de vida de muchas sociedades y civilizaciones, pero también ha sido fuente de conflictos y de derramamientos de sangre.
Hoy, el río vuelve a estar en el centro de la polémica en medio de una escalada de tensión entre Etiopía y Egipto por la construcción de una presa en el Nilo Azul a su paso por Etiopía, cerca de la frontera con Sudán.
La tensión ha aumentado recientemente entre Egipto y Etiopía con motivo de la Gran Presa del Renacimiento de Etiopía. Una represa hidroeléctrica colosal que se está construyendo en el Nilo, a 2,000 millas río arriba, en las tierras bajas de Etiopía, amenaza con restringir aún más el suministro de agua de Egipto.

Ubicación de la presa etíope en el curso del Nilo Azul, ubicada my cerca de la frontera con Sudán.
La disputa entre Egipto y Etiopía por la «Gran Presa del Renacimiento etíope» de 4.500 millones de dólares, la más grande de África, con un embalse del tamaño de Londres, se ha convertido en una cuestión nacional en ambos países, avivando el patriotismo, los temores profundamente arraigados e incluso tambores de guerra.
Para los etíopes, la presa es un símbolo apreciado de sus ambiciones como potencia africana: un megaproyecto con el potencial de iluminar millones de hogares, ganar miles de millones de las ventas de electricidad a los países vecinos y confirmar el lugar de Etiopía como una creciente potencia regional.
ESCALADA DE TENSIONES
La posible confrontación ha llevado a Addis Abeba a desplegar fuerzas militares en la zona para garantizar la seguridad de la construcción de una infraestructura crítica como es la presa.
Tras las fracasadas negociaciones entre Egipto y Etiopía bajo la atenta mirada y el patrocinio de los Estados Unidos, era de esperar que la situación se volviera más tensa entre los dos países. Los efectos de esta tensión que ha ido en aumento los podemos observar en los acontecimientos que se suceden hoy.

Reunión en La Casa Blanca entre Trump y los ministros de exteriores de Sudán, Egipto y Etiopía.
Egipto justifica su dominio sobre el río citando un tratado sobre el agua de la era colonial y un acuerdo de 1959 con Sudán. Pero Etiopía no los reconoce, y cuando su ex líder, Mengistu Haile Mariam, propuso construir una serie de represas en el Nilo en 1978, se encontró con amenazas poco veladas.
«No vamos a esperar a morir de sed en Egipto», dijo el presidente de Egipto en ese momento, Anwar Sadat. «Iremos a Etiopía y moriremos allí».

La influencia de las crecidas del Nilo sobre las tierras del curso medio y bajo de Egipto es fundamental para las cosechas de las comunidades locales.
Addis Abeba no tiene la intención de ceder ante la presión de egipcios y estadounidenses. Para Etiopía la construcción de la presa y todos los impactos que ello tendrá a posteriori sobre la agricultura de las comunidades locales y la economía del país, son una auténtica cuestión de estado. Por su parte, El Cairo reclama un derecho histórico sobre el Nilo y acusa a Addis Abeba de querer ganar tiempo y seguir la política de los hechos consumados.
Ante esta situación, Egipto, que ha lanzado una gran ofensiva diplomática a los países de la región, no tiene la intención de abandonar el juego sin obtener garantías seguras de Etiopía sobre el llenado del embalse de la presa y, por lo tanto, sobre el mantenimiento del flujo del Nilo, lo cual, es la preocupación mayor de El Cairo.

Información que a modo de resumen, ofrece una visión general de la presa y sus datos clave. (Anadolu Agency)
Sudán busca actuar de mediador, no solo por ser el mediador en el plano geográfico separando ambos países, sino que pretende ser el escenario donde se alcance un acuerdo sin permitir un aumento de la escalada de tensión. El Cairo no está muy entusiasmado con esta mediación sudanesa, sabiendo que Jartum también obtiene enormes ganancias de la construcción de esta presa: el flujo controlado del río evita las inundaciones en su territorio y se beneficia de la electricidad barata de la presa ubicada a 25 km de su frontera con Etiopía.
La problemática que preocupa a Egipto, es de supervivencia como país. Como se viene diciendo «Sin Nilo, no hay Egipto» y es que el país extrae más del 95% de sus recursos hídricos del Nilo. Por tanto, teme que la presa etíope reduzca el flujo del río, sabiendo que más del 80% de las aguas del Nilo que cruza Egipto provienen del Nilo Azul que se levanta en Etiopía y sobre el cual se construye esta gigantesca presa.
EL PROBLEMA: EL LLENADO DE LA PRESA
La disputa actual entre los dos países se basa, no tanto ya en la presa en sí que está en construcción, sino en el llenado del embalse gigante de la presa, 75 mil millones de metros cúbicos de agua. El Cairo quiere una extensión de relleno durante muchos años, al menos más de 12 años, para no reducir el flujo del río que proporciona más del 95% de sus necesidades de agua. En cuanto a Etiopía, quiere llenar el embalse de la presa más rápidamente, alrededor de 5 años, para poder producir electricidad rápidamente.

Extensión potencial de la presa
Además, según las autoridades etíopes, si las negociaciones con Egipto no tienen éxito, comenzarán a llenar el depósito de la presa el próximo julio para comenzar la producción de electricidad en febrero de 2021. Un escenario que preocupa enormemente en El Cairo.
De hecho, la presa del Renacimiento aspira a ser la presa hidroeléctrica más grande del continente africano con una capacidad de producción de 6.450 megavatios (MW).
Sudán y Etiopía acordaron establecer fuerzas conjuntas que protegerán la Gran Presa del Renacimiento. La Comisión Militar Conjunta Etíope-Sudanesa concluyó que los objetivos de defensa de la presa pasan por controlar «grupos desenfrenados, tráfico de armas, drogas, etc». Ambas partes acordaron «activar las fuerzas para mantener la seguridad y la estabilidad, así como la cooperación para proteger la Gran Presa del Renacimiento de Addis Abeba.
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Area de la potencial extensión de la presa (zona azul) y su ubicación respecto a la frontera sudanesa (línea blanca).
Sin embargo, Al Sisi también ha enviado un mensaje en esta línea apuntando que está listo para resistir de otras maneras a las aspiraciones etíopes. Egipto ha impulsado lazos militares y políticos con los adversarios de Etiopía, enviando armas al gobierno de Sudán del Sur. Dentro de Etiopía, se acusa a Egipto de impulsar y patrocinar protestas antigubernamentales y rebeliones armadas, acusaciones que El Cairo niega.
CONCLUSIÓN
La Gran Presa del Renacimiento se construyó a unos 20 kilómetros de la frontera con Sudán. Su construcción ha llevado a una amarga disputa diplomática entre los países y su vecino del norte de África, Egipto.
El Cairo teme un posible impacto negativo de la represa del Renacimiento en su parte anual del agua del Nilo, la principal fuente de agua de Egipto. Sin embargo, Addis Abeba dice que la presa será altamente rentable, especialmente cuando se explota en la producción de electricidad, y no afectará a los países aguas abajo, Sudán y Egipto. Además Etiopía argumenta que almacenar el agua aguas arriba ayudará a paliar la evaporación del agua rio abajo, porque es menos propenso a la evaporación que en Egipto, que es más seco.
En definitiva, el agua y su gestión están en el centro del tablero geopolítico africano en medio de la pugna entre dos potencias regionales como son Etiopía y Egipto, unos países con un gran potencial demográfico, económico y con un peso político importante en el continente.
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