SUDAMÉRICA Y ÁFRICA, HISTORIA DE UNA RELACIÓN INTERMITENTE

por | Oct 3, 2023

Salvo por Brasil, que posee un notable vínculo histórico y ha logrado desarrollar una política clara bajo intereses comerciales y políticos específicos, el continente africano no ha supuesto un foco de interés predominante para los países sudamericanos ni tampoco se ha erigido como uno para su contraparte. Los ciclos políticos han determinado, en buena medida, […]

Salvo por Brasil, que posee un notable vínculo histórico y ha logrado desarrollar una política clara bajo intereses comerciales y políticos específicos, el continente africano no ha supuesto un foco de interés predominante para los países sudamericanos ni tampoco se ha erigido como uno para su contraparte. Los ciclos políticos han determinado, en buena medida, el avance o enfriamiento de las relaciones desde Sudamérica; los cambios en los gobiernos y las posiciones ideológicas que les subyacen, junto al leve interés africano, impiden asegurar si los procesos entre las dos partes tomarán, finalmente, el impulso necesario o si continuará el tradicional alejamiento.  


SUDAMÉRICA Y ÁFRICA, CERCA PERO NO TANTO

 

En términos políticos y comerciales los principales puntos de interés de los países sudamericanos se han ubicado tradicionalmente en Europa y los Estados Unidos, el ascenso de China ha supuesto un clivaje en el tablero geopolítico mundial y las relaciones económicas y políticas de Sudamérica con el gigante asiático no han sido ajenas a dicho fenómeno; no obstante, si existe una contraparte con quien los vínculos diplomáticos y comerciales no han sufrido cambios sustanciales es África, y no precisamente por su estabilidad o fortaleza, sino por su limitado dinamismo y la participación específica de actores puntuales en momentos específicos.

A pesar de suponerse como lejanos, entre Sudamérica y África existen lazos que históricamente les une; por un lado, el drama de la esclavitud trajo involuntariamente a millones de personas a las colonias, convirtiéndole, de tal forma, al territorio sudamericano en una región con un importante componente africano en su población, como es el caso de Ecuador, Colombia o Venezuela; mientras tanto, Brasil es el país con la mayor población afrodescendiente en el mundo. En segunda instancia, la condición de países en vías de desarrollo y su lugar en la división internacional del trabajo como proveedores de materias primas, fundamentalmente, conviene a su convergencia y participación desde el denominado sur global. 

Población afrodescenciente en América Latina (El País, 2017)

Elodie Brun ha explicado que las relaciones entre África y América Latina, en general, no han sido tradicionales, por lo que no existe una multiplicidad de estudios en la materia si se compara con otras regiones; pese a ello, los impulsos dados, especialmente desde Sudamérica, han permitido comprender la dinámica, orientación y objetivos de las relaciones entre ambas partes.

PRIMEROS CONTACTOS Y APOYO

Los recorridos históricos entre ambos continentes encuentran semejanzas en tanto el pasado colonial y la explotación de sus recursos y pobladores. A diferencia de lo acontecido en Sudamérica, como explica Gladys Lechini, las huellas de los colonizadores y la distancia temporal para la consecución de las independencias de los estados africanos condicionaron su desarrollo político, social y económico, junto a ello, el firme vínculo hacia los centros del poder hegemónico generó paulatinamente el distanciamiento entre ambas regiones. Las relaciones entre los noveles estados sudamericanos y las colonias africanas se llevaban a cabo vía mediación europea, y no fue hasta la independencia de los países africanos, a partir de la década de los 50’s, y su ingreso y reconocimiento en el sistema de las Naciones Unidas, cuando iniciaron los contactos directos entre sus representantes y los sudamericanos. 

Desde el inicio quienes mayor interés demostraron para entablar relaciones han sido los países sudamericanos, pero dichos acercamientos no estuvieron exentos de objetivos puntuales. Si bien pude afirmarse que las principales características de las relaciones diplomáticas, políticas y comerciales entre Sudamérica y África remiten a la intermitencia, a su promoción y correspondencia con ciclos políticos, y su puesta en marcha sólo por determinados países, existen experiencias de vínculos más estables en el tiempo; Brasil y Cuba son los principales representantes de la relaciones entre ambos continentes.

Países con cooperación cubana en el campo médico (Telesur, 2014)

En lo que concierne a Cuba -si expandimos la mirada hacia Latinoamérica- tuvo un papel activo durante los procesos de independencia política de varios países, a saber, en la década de los 60’ y 70’ brindó apoyo técnico y militar a las campañas de Argelia, Congo y Etiopía. Años después expresó su rechazo contra el régimen racista del apartheid, y fue un aporte clave ante la invasión sudafricana de Angola y en la independencia de Namibia. En 2014, durante el brote de ébola en África occidental, Cuba envío un centenar de profesionales a Sierra Leona para apoyar en las tareas de tratamiento de la enfermedad, donde figuraron médicos, enfermeras y epidemiólogos. 

En la actualidad, la cooperación entre el país caribeño y África permanecen activos, especialmente en áreas como salud, educación o deporte. 

 

LA POLÍTICA BRASILEÑA

El desarrollo de la política de Brasil hacia África, según Elodie Brun, se ubica durante la época de la “política externa independiente” (1961 – 1964) y el “pragmatismo responsable” (1970 – 1975), cuando se establecieron los primeros acercamientos alrededor de temas específicos sobre comercio o relaciones diplomáticas. A pesar de entablar contacto y acercamientos con Sudáfrica, la principal economía de la región, éstos fueron reduciéndose debido a las atrocidades del apartheid y los nacientes vínculos con otros Estados. A raíz de la caída del régimen racista, inició un proceso de creación y fortalecimiento de alianzas, desde entonces, los gobiernos brasileños mantuvieron los vínculos, más allá de las fluctuaciones por cambios internos o económicos pero que no afectaron a la política en su base.

En general, puede afirmarse que Brasil ha sido el único país sudamericano que estableció una política exterior definida hacia África; no obstante, durante el gobierno de Lula da Silva tuvieron lugar los mayores impulsos económicos y diplomáticos, con una clara orientación de incrementar el comercio y ampliar la imagen del gigante sudamericano como un actor de relevancia internacional. Elodie Brun aclara que para Brasil no se trató de reemplazar a la Unión Europea y Estados Unidos como sus socios principales, sino de incrementar su presencia internacional como potencia emergente. 

Luiz Inácio Lula da Silva junto al presidente de Cabo Verde, José María Neves (Agência Brasil, 2023)

La llegada de Jair Bolsonaro al gobierno supuso un cambio en la orientación de la política exterior, tendiendo nuevamente sus lazos con mayor énfasis hacia los Estados Unidos y dejando en segundo plano el fortalecimiento de la cooperación y la integración Sur-Sur. Con Lula nuevamente en el Palacio de Planalto se prevé la recomposición de las acciones integracionistas. 

OTROS ACTORES

A excepción de Brasil, como se dijo, ningún país ha cimentado una diplomacia ni relacionamientos de larga data con África, y se han ubicado en acercamientos específicos, cabe citar las experiencias de Argentina, Venezuela o Chile y, especialmente los dos primeros, durante episodios con objetivos claramente políticos o ideológicos.

Aunque desde Argentina se promovieron acercamientos, nuevas embajadas y el contacto con misiones diplomáticas y comerciales, las relaciones con el continente africano no se consolidaron. Según Gladys Lechini, factores “propios de la inestabilidad política argentina, de la consiguiente orientación de su política exterior, las mudanzas en el sistema internacional y la particular situación de los países africanos”, dieron como resultado una política exterior débil y que perdió relevancia con el tiempo. Probablemente el capítulo más intenso de los vínculos tuvo lugar durante el conflicto de las Islas Malvinas, cuando Argentina buscó apoyo internacional en los países africanos. 

Por su parte, Venezuela experimentó el mayor acercamiento durante la administración de Hugo Chávez cuando modificó la orientación de la política exterior, hasta entonces dirigida principalmente hacia los EE.UU., y multiplicó a los actores con quienes sostenía vínculos comerciales y diplomáticos. 

Venezuela ancló sus aproximaciones en el vínculo afrodescenciente de su población, y emprendió una estrategia comercial a partir de su principal músculo financiero, el petróleo, donde entabló acuerdos de producción, transporte y refinamiento con Sudáfrica, y realizó contribuciones al Programa Mundial de Alimentos para combatir el hambre en países como Mali, Níger o Burkina Faso. De otro lado, también se encontraban sus intenciones ideológicas, las cuales apuntaban a la construcción de polos contrahegemónicos y apoyo a sus posiciones políticas.

Por fuera de las tres experiencias brevemente resumidas, las relaciones de otros países sudamericanos con África han transitado por vaivenes y no se consolidaron más allá de iniciativas específicas. Por ejemplo, en 2015, Ecuador planteó posibles acuerdos en materia de Defensa y Seguridad con Nigeria, posee embajadas sólo en Sudáfrica y Egipto, y el balance comercial es apenas relevante; en 2019, Perú estableció un memorando de entendimiento para consultas políticas con Sudáfrica luego de 25 años, y el comercio, salvo por inversiones mineras de dicho país, sigue siendo incipiente. En Bolivia la situación es análoga, Sudáfrica emerge como su principal contraparte y con quien acordó dar nuevos impulsos a la relación bilateral; desde Chile, luego de ciertos acercamientos diplomáticos durante la dictadura, se han emprendido algunas acciones de cooperación en desarrollo, educación, agricultura, pesca o minería. 

Exportación e importación de los principales productos entre América Latina y África (Statista, 2023)

Finalmente, la reciente visita de la Vicepresidenta de Colombia a Kenia, Sudáfrica y Etiopía supone un nuevo capítulo para las relaciones con África, en busca de acuerdos comerciales pero también políticos e ideológicos. La estrategia inicial recurriría, como en casos previos, desde el nexo identitario entre ambas partes, y alineada a la visión integracionista desde el Gobierno. Restará ver si se consolidan beneficios diplomáticos y económicos o se ubica sólo en la orilla de lo cultural.

 

CONCLUSIONES 

 

Las relaciones entre Sudamérica y África, a excepción de la experiencia de Brasil, se han caracterizado por la discontinuidad y su promoción conforme a ciclos políticos y objetivos determinados, que no han provocado el diseño y consolidación de una política como tal. Los vínculos de ambas partes con los polos tradicionales de poder económico y político han colaborado al histórico y progresivo alejamiento, y al desconocimiento de las dinámicas de cada uno. 

Los cambios en el panorama geopolítico mundial y las relaciones de poder que acarrea la emergencia de China como potencia, lleva a los estados del Sur Global a plantearse estrategias para no verse nuevamente relegados. El desafío surge, entonces, en cómo insertarse en tales cambios y cuáles serían los medios para ello. Una de la respuesta es la cooperación y la conformación de bloques más sólidos; no obstante, al menos desde Sudamérica, origen de los principales intentos de acercamiento, cabe preguntarse si existirá espacio suficiente cuando la atención hoy por hoy se concentra en las agendas internas donde priman los conflictos políticos, crisis económica e inseguridad, y los cambios de orientación ideológica en la política exterior, junto a ello, si se desarrolla, finalmente, un interés genuino entre ambos actores cuando el recorrido histórico ha demostrado lo opuesto. 

 

Pese a que el establecimiento de vínculos y acuerdos que fortalezcan las relaciones Sur-Sur ha estado condicionado por péndulos políticos, y los frutos de los acuerdos no han arrojado resultados sustanciales, también es importante observar otros fenómenos por fuera del espectro económico y político, y emprender acciones inmediatas para tratar problemáticas que afectan a los pobladores, entre ellas la migración de ciudadanos africanos que buscan llegar a Estados Unidos desde Sudamérica, y el incremento del narcotráfico hacia el mercado africano. 


NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21.

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