Es imposible predecir cualquier resultado para un conflicto tan profundamente arraigado, complejo y lleno de matices. La relación parece dar nuevos chispazos. El gigante ha despertado y quiere hacer temblar Taiwán. Esta situación es más complicada que unas meras aspiraciones políticas. Los semiconductores quizás aumenten o frenen la corriente de tensión en la región, pero seguro que justifican la presencia de toda una potencia mundial (USA) y garantizan la defensa de Taiwán.
INTRODUCCIÓN
Es imposible predecir cualquier resultado para un conflicto tan profundamente arraigado, complejo y lleno de matices. La relación parece dar nuevos chispazos. El gigante ha despertado y quiere hacer temblar Taiwán. Esta situación es más complicada que unas meras aspiraciones políticas. Los semiconductores quizás aumenten o frenen la corriente de tensión en la región, pero seguro que justifican la presencia de toda una potencia mundial (USA) y garantizan la defensa de Taiwán. Este archipiélago formado por la isla principal, las islas Matsu y Kinmen y las islas Penghu, cuya extensión es reducida para los 23 millones de habitantes que la habitan, está situado en un importante estrecho para el comercio mundial. La cantidad de matices y consecuencias a tener en cuenta en este conflicto, son propias de la complejidad tecnológica de los chips más modernos.
CONTEXTO HISTÓRICO
La presencia de Taiwán en los libros de historia se remonta varios siglos atrás, en 1582. Se dice que fueron los portugueses quienes por primera vez tuvieron la suerte de avistar aquellas costas y posarse sobre aquellas playas. La belleza natural de la isla les cautivó tanto que la llamaron Ilha Formosa (isla hermosa).
En cambio, la imagen actual que tenemos de esta pequeña isla proviene de hace menos de un siglo. La República de China, más conocida como Taiwán, se refundó en 1949 cuando el gobierno del Kuomintang, liderados por Chiang Kai-She, tuvo que huir del continente hacia la isla de Formosa tras perder todo el territorio en la Guerra Civil China. Esto dio lugar a la formación de dos Chinas: la República de China en Formosa -Taiwán- y la República Popular China (RPC), liderada por Mao Zedong, con capital en Pekín y situada en el continente.
Ambos países han estado siempre enfrentados por la soberanía del territorio. China ha reclamado en múltiples ocasiones su soberanía sobre Taiwán. A su vez, Taiwán reclama históricamente el territorio perdido del Imperio Qing, derrocado en 1912, del que Taiwán se considera heredero. Precisamente por ello, las aspiraciones continentales de Taiwán incluyen a Hong Kong, pero no a Macao.
Si China recuperase Taiwán, Xi Jinping pasaría a la historia como el líder chino que logró lo que no pudieron conseguir ni Mao Zedong ni Deng Xiaoping, incluso cuando este último se ofreció, sin éxito, a implantar un tipo de administración política basado en «un país, dos sistemas» al estilo de Hong Kong como parte de su “política de reunificación de China” en 1980.
Sin embargo, no fue hasta octubre de 1971 cuando se votó la Resolución 2758, que reconocía a la República Popular de Mao como la «una sola China» en la ONU. A partir de entonces, la República de China (Taiwán) perdió su asiento en la ONU y dejó de ser reconocida como el gobierno de China en la organización. La República Popular China (China continental) se convirtió en el representante oficial de China en las Naciones Unidas. Incluso para Estados Unidos con quiénes se habían reunido en julio de ese mismo año para ganar otro aliado en la Guerra Fría mientras seguían sumergidos en el conflicto de Vietnam. A pesar de ello, trató de paliar estas consecuencias con la “Ley de Relaciones de Taiwán en 1979”. Por ello, la administración estadounidense no apoya abiertamente la independencia de la isla, aunque sea un importante socio.
Históricamente, China ha presionado a todos los países para que retiren su reconocimiento sobre Taiwán. El número de Estados que reconocen a Taiwán disminuye gradualmente. Honduras y Nicaragua han sido de los últimos países en cerrar embajadas taiwanesas.
UN ENFOQUE MILITAR
La situación actual llega a ser insostenible y la presión de China abarca todas las facetas posibles. Hace sólo un par de semanas que Taiwán reportaba 103 aeronaves y 9 buques militares chinos en sus inmediaciones. El plano militar está listo para el combate. Este pasado verano Taiwán ponía en marcha el “Han Kuang”, su ensayo general para la defensa de la isla.
El gigante asiático ha aumentado su presupuesto de defensa hasta alcanzar el 7,2% en 2022. Su crecimiento militar es imparable: ya es la mayor fuerza naval del mundo en número de buques, con alrededor de 340 frente a los 280 de Estados Unidos. Su objetivo es tomar Taiwán en una operación relámpago, aplicando un bloqueo físico al archipiélago y ejecutando bombardeos quirúrgicos para finalizar la agresión lo antes posible. Pekín ha instalado una docena de puntos anfibios y serias bases militares en Xiamen y Fuzhou. Esta última ciudad se encuentra en la provincia más próxima a Taiwán, Fujian, cuyo nombre coincide con el portaaviones más potente de China.
Taiwán, previendo un ataque inminente, tiene planificado una estrategia de seguridad nacional “Plan Operativo Gu’an”. Ante a un ataque anfibio en su costa pretende retrasar los avances terrestres el mayor tiempo posible. Además, la poca profundidad de las playas y las altas montañas en algunas partes de la isla hacen que esos ataques anfibios solo puedan producirse en un número reducido de playas, las más protegidas.
Las diferencias armamentísticas entre ambos son sustanciales. Por ello, Taiwán debe apoyarse en la influencia de otra potencia extranjera para defenderse. USA es el principal defensor de Taiwán y contar con su apoyo es la base de su sistema defensivo. ¿Por qué EEUU debe arriesgar tanto sus relaciones con China por un archipiélago?
FACTORES CLAVE: USA Y LOS SEMICONDUCTORES
Hay muchas razones para aumentar la presencia estadounidense en el Sudeste Asiático. El General Douglas MacArthur en su momento ya advertía de la vital importancia militar que suponía Taiwán para la región. “Taiwán es un portaaviones inexpugnable”, decía el general. Además de ser una importante ruta para el comercio mundial por el corredor de Bashi. Pese a ello, la clave actual se encuentra en la tecnología y en mantener la ventaja frente a China en la producción de chips. Fundamental para el desarrollo de la economía mundial.
Los semiconductores son el talón de Aquiles del desarrollo tecnológico chino y la piedra angular de este conflicto. Están en el centro de la carrera geopolítica del siglo XXI. Son el petróleo de la revolución tecnológica. Siendo el mayor consumidor de chips a nivel global, China llega a consumir más chips que combustible. Pero, su producción no satisface completamente su demanda. Esto implica una dependencia clara hacia el exterior.
Es aquí donde entra el papel de Taiwán. TSMC, empresa taiwanesa, cuenta con una cuota de mercado del 55% y es el proveedor confiable de gigantes como Amazon, Nvidia y Tesla. Taiwán genera el 60% de la producción mundial de semiconductores, y el 90% de los componentes más sofisticados. TSMC es un nuevo actor en este conflicto. A pesar de sus vínculos económicos con China, el archipiélago ha aprovechado esta situación para crear una fuerte alianza con Estados Unidos. Una relación crucial para su seguridad nacional. El intercambio es claro: Estados Unidos se mantiene a la vanguardia en el desarrollo de semiconductores de última generación, conserva una clara ventaja sobre China y refuerza la posición de Taiwán en este conflicto. Manteniendo así un enclave estratégico militar en Asia.
En plena carrera tecnológica frente a China, el presidente Biden ha presentado una serie de iniciativas para poder fabricar en suelo estadounidense unas tecnologías fundamentales que aseguren el futuro económico de la nación, haciendo de la disputa con China una prioridad. Como parte de su programa «Made in America», el nuevo presidente se ha comprometido a destinar 300.000 millones de dólares a la investigación y el desarrollo.
Mientras tanto, la administración estadounidense ha dedicado su esfuerzo por preservar restricciones en la exportación de productos tecnológicos, como los semiconductores, hacia compañías chinas vinculadas al Partido Comunista Chino. Estas restricciones se aplican tanto a empresas estatales como a aquellas que reciben financiación del gobierno. Estas empresas entran dentro de la «Entity List», lista que controla y limita las exportaciones de productos «Made in USA». En la actualidad incluye a casi 150 empresas chinas, entre ellas fabricantes de chips como Huawei y sus filiales. Las restricciones también incluyen a cualquier empresa multinacional que utilice propiedad intelectual de origen estadounidense. TSMC ha tenido que tomar la decisión de no aceptar más pedidos de Huawei. Algunos expertos apuntan que esto podría ir reduciendo su dependencia con Taiwán y con ello, su interés en el conflicto.
En resumen, el mercado de semiconductores se ha convertido por su suma importancia en un punto crítico en la carrera geopolítica entre USA y China. Taiwán se ha posicionado como un actor clave en la producción de estos chips. Dado que los semiconductores son fundamentales para el desarrollo tecnológico de USA, apoyar a Taiwán se ha convertido en una prioridad estratégica para mantener la ventaja.
CONCLUSIONES FINALES
Wang Li, consejero de seguridad, advierte que Taiwán es una línea roja por la que USA no debe cruzar. Aunque la comunicación parecía estancada, hay noticias sobre recientes reuniones secretas en Malta. Esto es significativo porque están condenados a entenderse. No obstante, hay qué analizar que postura adopta China en el conflicto sabiendo que entran en un proceso de dificultad económica, hay serias deficiencias en su modelo económico, no consiguen superar su déficit de semiconductores, nuevas alianzas regionales se vuelven en su contra y existenalternativas a su nueva ruta de la seda. ¿Dejará China que encima USA tenga un enclave militar tan importante?Hay que estar atentos a las ventanas de oportunidades, económicas y militares de todos los contendientes. Está claro, algo está pasando en Taiwán. Cualquier cosa puede alterar el conflicto y hacer que salte por los aires, China no puede sentirse perdedora, ambos deben ganar y Taiwán sigue resistiendo.
NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21.
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