Es bien sabido que cuando hablamos de cambio climático y medidas para combatirlo, una de las primeras cosas que se nos vienen a la cabeza es la Unión Europea, pues innegable es que ésta ejerce un claro liderazgo en la materia, siendo una de las principales partes activas de este compromiso global que es la lucha contra el cambio climático.
Todos conocen ya la principal causa y las consecuencias que este fenómeno está teniendo en el conjunto de la sociedad mundial. Sin embargo, todavía existe una gran incertidumbre sobre la presente y futura evolución que va a tener el cambio climático, así como también su futuro impacto económico. Sobre lo que sí que tenemos certeza, como se ha mencionado, es sobre las agravantes consecuencias que tiene para la vida a largo plazo si no actuamos para ponerle freno. Es aquí cuando adquiere especial relevancia la acción llevada a cabo por la Unión Europea, pues es líder en esta lucha y una parte indispensable del compromiso global contra el cambio climático. Cuando pensamos en medidas tomadas e iniciativas de lucha contra el cambio climático lo primero que pensamos es en iniciativas de la Unión Europea como la Agenda 2030, el Pacto Verde Europeo, las diversas Cumbres celebradas, y también medidas como el Protocolo de Kyoto o el Acuerdo de París que tienen ya un alcance más global.
Todas las medidas tomadas han permitido reducir significativamente la emisión de gases de efecto invernadero, ayudando a la desvinculación efectiva del crecimiento económico de un mayor volumen de emisiones. Pero ello no significa que esté todo hecho y no se deban seguir destinando recursos y adoptando medidas para luchar contra este fenómeno que llamamos cambio climático. A la vista están los efectos que todos sufrimos. Añadiendo a esto, la invasión de Ucrania por parte de Rusia ha generado un gran debate en el ámbito de la lucha contra el cambio climático, lo que puede llevar a importantes cambios en la estrategia climática de la Unión y, también, a la aceleración de los planes de transformación del modelo energético sobre los que tanto escuchamos hablar en la actualidad.
Teniendo en mente la situación actual en la que nos encontramos, todos podemos observar la necesidad de llevar a cabo un cambio y la urgencia del mismo. Pues, estamos viviendo temperaturas nunca antes alcanzadas en determinados lugares del planeta, así como diversos fenómenos meteorológicos que hacen saltar las alarmas. Esto nos lleva a plantearnos una cuestión, ¿es demasiado tarde para actuar?
ACCIONES DE LA UE
En la lucha contra el cambio climático, la Unión ha adoptado una legislación bastante ambiciosa en diversos ámbitos de actuación con el objetivo de cumplir con sus compromisos internacionales en el ámbito del cambio climático.
Anteriormente, los países de la Unión Europea ya tenían fijados determinados objetivos de emisión vinculantes para sectores claves de la economía con el objetivo de reducir en gran medida las emisiones de gases de efecto invernadero, que es uno de los fines primordiales que se persiguen. Como inicio de esta lucha contra el cambio climático por parte de la Unión Europea podemos situarnos en 2008, con la aprobación del Paquete Europeo de Energía y Cambio Climático 2013-2020, compuesto de normativa vinculante y donde se establecieron diferentes objetivos concretos para 2020 en materia de energías renovables, reducción de gases de efecto invernadero y eficiencia energética. El objetivo principal de este paquete era sentar las bases para dar cumplimiento a los compromisos en materia de cambio climático y energía que se había asumido anteriormente en 2007 por parte del Consejo Europeo.
Sin embargo, la medida que más resuena y que es más conocida por todos es el Pacto Verde Europeo (PVE en adelante). Se trata de una hoja de ruta para que Europa se convierta en un continente neutral para el clima en 2050. Una de las principales medidas es la aprobación de la Ley del Clima de la Unión Europea el 24 de junio de 2021, por parte del Parlamento Europeo. Gracias a esta ley, el objetivo de reducir las emisiones un 55% para 2030 y alcanzar la neutralidad climática para 2050 se convierte en legalmente vinculante. El PVE recoge una serie de actuaciones que abarcan la mayoría de los sectores principales de la economía, en concreto los de transporte, agricultura, energía, industria y edificación.
La Ley del Clima de la Unión Europea, que entró en vigor en julio de 2021, establece el carácter vinculante del compromiso político que el PVE recoge de lograr que la economía de la Unión Europea alcance la tan deseada neutralidad climática en 2050 y, a su vez, proporciona el marco jurídico necesario para alcanzar dicho objetivo. Como sabemos, el objetivo principal de todas estas medidas de lucha contra el cambio climático es lograr el equilibrio entre las emisiones de gases de efecto invernadero dentro de la Unión Europea para alcanzar unas emisiones netas negativas para 2050. Además, la Ley contempla el establecimiento de un Consejo Científico Consultivo Europeo sobre Cambio Climático encargado de examinar las conclusiones científicas de los informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la Unión, y realizar tareas para concienciar a la ciudadanía sobre el cambio climático y sus defectos. En este sentido, la ley incorpora un objetivo intermedio vinculante de gran relevancia: reducir las emisiones en un 55% para 2030 con respecto a los niveles de 1990, es decir, el famoso “Objetivo 55”.
El paquete de medidas “Objetivo 55”, según el Consejo, trata de un “conjunto de propuestas destinadas a revisar y actualizar la legislación de la Unión y poner en marcha nuevas iniciativas con el objetivo de garantizar que las políticas de la Unión Europea se ajusten a los objetivos climáticos acordados por el Parlamento y el Consejo Europeo”. Con este paquete se intenta conseguir un marco sobre el cual actuar para alcanzar los objetivos climáticos de la Unión Europea, es decir, se trata de una especie de “hoja de ruta”.

Fuente: Consejo Europeo
CONCLSUIONES
La consecución de los objetivos climáticos de la Unión Europea, especialmente los del PVE, exigirá un alto volumen de inversiones. A primera vista esto puede sonar como algo sencillo, pero la situación actual que afronta la Unión tras la pandemia y la crisis que le ha seguido dificulta la consecución de los tan deseados objetivos. La respuesta que la Unión Europea ha dado a la COVID-19, la transición ecológica y la autonomía estratégica son los tres pilares base sobre los que gravita todo el programa de transformación de la Unión hacia una sociedad y un continente más sostenible. La pandemia ha sido uno de los impulsores del cambio de la Unión Europea, pues es ahora cuando estamos viendo cómo se están implementando cada vez más medidas efectivas para la lucha contra el cambio climático. La pandemia sacó a la luz muchas de las debilidades de la Unión, induciendo una respuesta social y geopolítica.
La Unión Europea lleva años enfrentándose al reto del cambio climático, y debemos apuntar el avance de los partidos verdes y la asunción de la agenda medioambiental por parte de los partidos mayoritarios, los cuales han intentado mostrar interés en este compromiso social adoptando una política más enfocada en la emergencia climática. Desde 2019 la Unión ha intentado dar una respuesta al cambio climático a través de dos ejes que se postulan como las bases de la lucha contra la emergencia climática: el Pacto Verde Europeo y la búsqueda de una mayor autonomía energética, algo que se encuentra a la orden del día, pues observamos las dificultades que está suponiendo para algunos países de la Unión Europea, concretamente Alemania, las amenazas de Rusia, principal proveedor de gas a la mayoría de países europeos.
La situación climática actual es alarmante. Es por ello que, cada vez más, la sociedad en su conjunto se está concienciando y, al mismo tiempo, se están tomando medidas como las mencionadas anteriormente para hacer frente a la emergencia climática. El papel que la Unión Europea ha tenido, está teniendo y, en un futuro, estoy segura que tendrá, es de una importancia crucial, sobre todo si observamos los debates actuales que hay en en materia de lograr una menor dependencia energética de otros países, algo bastante arduo pero no imposible. En el inicio del artículo se ha planteado la pregunta de si es demasiado tarde para actuar ante la emergencia climática, cuestión que nos atormenta a todos, pero, como se suele decir: más vale tarde que nunca.
NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21.
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