100 AÑOS DE LA REPÚBLICA DE TURQUÍA: LA MODERNIZACIÓN DE UN PAÍS DE TRADICIÓN MUSULMANA

por | Oct 30, 2023

La República de Turquía cumple un siglo desde que fuese fundada por Mustafá Kemal Atatürk sobre los restos del desaparecido Imperio Otomano. Esto supuso el inicio de un proceso de modernización social y cultural que intentó acercar el país a Occidente con la oposición del islamismo político. Disputa que sigue muy presente en la actualidad […]

La República de Turquía cumple un siglo desde que fuese fundada por Mustafá Kemal Atatürk sobre los restos del desaparecido Imperio Otomano. Esto supuso el inicio de un proceso de modernización social y cultural que intentó acercar el país a Occidente con la oposición del islamismo político. Disputa que sigue muy presente en la actualidad bajo el dominio del AKP de Erdogan.


 

El nacimiento de una nación de las cenizas de un imperio derrotado

La actual Turquía es fruto de la derrota y desaparición del Imperio Otomano y del posterior movimiento que en 1919 inició Mustafá Kemal (mariscal del ejército otomano) contra la ocupación propuesta por las potencias vencedoras de la Primera Guerra Mundial (Reino Unido y Francia). Se iniciaba así la Guerra de Independencia Turca con el Tratado de Sèvres y la apuesta por la creación de un Estado-nación turco, que comprendería la Península de Anatolia y la Tracia Oriental, a semejanza de los Estados europeos.

Este conflicto supuso así el nacimiento de una nueva nación, dejando consecuencias geopolíticas en el área del Mediterráneo oriental hasta el presente. Por un lado, el naciente Estado expulsó a la población griega del Asia Menor (Esmirna contaba con una importante comunidad helénica de milenios de existencia). Esto se traduce en el mantenimiento de una relación de altibajos con la vecina Grecia (independizada en el siglo XIX de los otomanos) hasta nuestros días, alimentados tanto por las tensiones del pasado como por el dominio sobre las islas del Egeo o el estatus político de la isla de Chipre. Por el otro, la creación de una nación étnicamente homogénea (turca, anatolia, musulmana sunita) deja de lado a otras identidades que habían convivido en estos territorios en siglos anteriores, ya fuesen los armenios que sufrieron el precedente genocidio de 1915 o la realidad del Kurdistán, en el sureste anatolio, pueblo que hasta el día de hoy mantiene un conflicto por el reconocimiento de su autonomía y cuya constitución en realidad política había sido reconocida por el Tratado de Sèvres de 1920.

Restos del Imperio Otomano en el Tratado de Sèvres de 1920 (arriba) y la nueva República de Turquía en el Tratado de Lausana de 1923 (abajo). Fuente: Arte TV.

En otra perspectiva, la fundación de la República turca a partir del movimiento kemalista también supuso un interesante antecedente histórico de lucha de los pueblos colonizados periféricos y semiperiféricos en el orden mundial contra las principales potencias europeas. Se debe tener presente que la mayor parte del mundo islámico hace un siglo se encontraba bajo distintas formas de control por parte de Francia y Reino Unido principalmente.

 

Laicismo, modernidad y tutela del ejército

El proyecto kemalista no solo se planteó como la construcción de una nación turca frente al programa de repartos franco-británico de los territorios del antiguo Imperio Otomano, también propuso la modernización social, política, económica y cultural de la naciente Turquía, alejándola de los cánones del Islam bajo los principios de la Ilustración y la Revolución Francesa que inspiraron el pensamiento de Atatürk. Así, en primer lugar la Gran Asamblea Nacional Turca fundada en 1920 en Ankara se rebeló contra el último sultán otomano, Mehmed VI (partió hacia el exilio a Malta e Italia), que en Estambul iba a quedar como una especie de subordinado a los repartos de su moribundo imperio bajo una especie de régimen semicolonial. Defendió de ese modo la construcción de una nación turca bajo la forma de República con la abolición del sultanato-califato y un profundo programa de reformas modernizadoras.

Retrato del fundador de la República de Turquía, Mustafá Kemal Atatürk, junto a la bandera nacional. Fuente: AFP.

El nuevo estadista consideraba que la vieja cultura imperial asentada en el Islam había supuesto la decadencia y muerte del mismo imperio y que por tanto, era necesario llevar a cabo un proceso cuasi-revolucionario que homologase a la naciente Turquía con los principales países de Europa Occidental y de ese modo integrarse en la vía del desarrollo social y económico, unos principios que posteriormente ejercerán influencia sobre distintos movimientos nacionalistas de carácter progresista del mundo musulmán.

En base a lo anterior, el pensamiento kemalista y el partido político que constituyó, el Partido Republicano del Pueblo (CHP), se basó en los principios de soberanía nacional, laicismo, nacionalismo turco, estatismo, republicanismo y reformas modernizadoras-secularizadoras. Y sobre este armazón ideológico, Atatürk y la nueva República turca impulsaron las siguientes reformas: reforma agraria, abolición del califato en 1924, sistema de educación nacional y popular con la adopción del alfabeto latino en 1928, eliminación del islam como religión oficial en 1930 (Turquía como Estado laico), supresión del fez y del velo islámico de las mujeres, reconocimiento de la igualdad de derechos entre ambos sexos, supresión de los tribunales religiosos y las escuelas coránicas y voto femenino en 1934. En la parte económica, la República impulsó una fuerte intervención estatal (capitalismo de Estado) ante la ausencia de una burguesía potente capaz de desarrollar al nuevo Estado, si bien hubo importantes diferencias entre este estatismo y el que por entonces se empezaba a dar en la recién creada URSS.

Imágenes de Keriman Halis Ece, miss Turquía y miss universo 1932 (arriba) y de Sabiha Gökçen, primera mujer piloto de combate de Turquía y del mundo e hija adoptiva de Atatürk (abajo). Ambas ejemplo y símbolo de las nuevas libertades de la mujer bajo vestimenta occidental y con un estatus en ascenso de la nueva Turquía kemalista. Fuente: Arte TV y TRT.

En paralelo a este revolucionario proceso legislativo modernizador, hubo un sector de la sociedad turca que se opuso al mismo, especialmente al laicismo y a la abolición del califato de 1924. Empezaban así de forma más o menos soterrada unas disputas y fracturas que han recorrido la sociedad de este país hasta los tiempos actuales. En relación a esto, es importante mencionar que el proceso de modernización y reformas laicas se aprobaron desde arriba, de forma burocrática, en contraste con una sociedad que en la década de 1920 era mayoritariamente rural y de bajo nivel socioeconómico. De hecho, de facto Turquía fue un régimen republicano de partido único hasta finales de la década de 1940.

La principal legitimidad popular de Atatürk y el kemalismo residió en el triunfo de su movimiento de liberación nacional frente a las potencias extranjeras y en los intentos de reforma agraria como forma de contar con cierto apoyo de las masas campesinas de Anatolia. Por otra parte, la inexperiencia del pueblo en materia de democracia y república estuvo en el origen de numerosos problemas y conflictos políticos que ha conocido Turquía durante el último siglo. Uno de sus resultados han sido los golpes de Estado militares que se han sucedido desde 1960. De esa manera, el ejército adquirió un papel de guardián de las reformas laicas de Atatürk, siempre vigilante de lo que consideraba posibles desviaciones de los sucesivos gobiernos civiles.

 

El ascenso de Erdogan, ¿una respuesta al dominio militar kemalista dominante desde la década de 1950?

Tras la muerte de Mustafá Kemal en 1938, fue sucedido por  el también militar Ismet Inönü a la cabeza del Estado y del Partido Republicano del Pueblo. Turquía permaneció neutral durante la Segunda Guerra Mundial, si bien se posicionó de forma simbólica en el lado de los Aliados en su etapa final, en 1945. Una vez iniciada la Guerra Fría, el país se fue inclinando progresivamente hacia los cánones de organización política dominantes en Occidente, por tanto el régimen de cuasi partido único kemalista se fue orientando hacia la democratización.

Cronología de los golpes de estado en Turquía desde 1960. (Statista)

Así, en 1950 se celebraron las primeras elecciones libres pluripartidistas que fueron ganadas por el conservador Partido Demócrata de Adnán Menderes. Esta formación política que dominó el resto de la década respetó la herencia kemalista si bien propugnó una suavización de las normas laicas del Estado, es decir, una vez que el CHP deja de controlar el gobierno la reacción religiosa empieza a organizarse poco a poco. Bajo el mandato de Menderes, Turquía se incorporó a la OTAN en 1952 y desde 1949 había sido el primer Estado de mayoría islámica en reconocer y establecer relaciones diplomáticas con Israel. El hecho de que el gobierno demócrata flexibilizase las reformas laicas kemalistas junto a una crisis económica a final de la década abrieron el camino al primer golpe militar, el de mayo de 1960, que derrocó a Menderes y lo juzgó con una condena a muerte en la horca. Se abría así el camino que marcará a la Turquía de las siguientes décadas, el continuo choque entre el predomino de unos gobiernos conservadores que recuperarán progresivamente aspectos del islamismo y un ejército erigido en defensor de la herencia kemalista más estricta.

Imágenes de manifestaciones y disturbios callejeros que fueron habituales en las principales ciudades turcas en la convulsa década de 1970, que llevó al país al borde de la guerra civil. Fuente: Arte TV.

La intervención militar fallida o exitosa se volverá a repetir siempre que el ejército turco considerase que los políticos no estaban siguiendo el camino adecuado: 1962, 1963, 1971, 1980, 1997, 2007 y 2016. De hecho, tras el golpe de 1960 se redactó una nueva Constitución en 1961 (la más progresista de la historia de la República turca) bajo la Junta Militar, y el proceso se volvió a repetir en una dinámica de acción-deconstrucción entre el poder civil y el militar. El Partido Demócrata se refundó como el Partido de la Justicia, liderado por  Süleyman Demirel, bajo unos principios ideológicos similares a los de Menderes. Demirel llegó a ser primer ministro y una vez más fue derrocado por el golpe de Estado de 1971 por considerar que su política se oponía a los principios laicos de la República. En la década de 1970, Turquía vivió una etapa muy convulsa con crecientes enfrentamientos callejeros entre grupos de extrema izquierda y extrema derecha con la matanza el 1 de mayo de 1977 en la Plaza Taksim de Estambul como ejemplo de una situación que llevó al país hacia el borde de una guerra civil alimentada por la inestabilidad económica y la debilidad de los gobiernos dominados por el CHP de Bülent Ecevit. A todo esto hay que sumar el despertar definitivo del movimiento que décadas después llevará a Erdogan al poder con la fundación del Partido de Salvación Nacional liderado por Necmettin Erbakan, en el que precisamente iniciará su trayectoria política el actual presidente turco.

Kenan Evren, el militar que lideró el golpe de Estado de septiembre de 1980 y presidente de la República de Turquía entre 1980 y 1989. Fuente: Independent.

Tras 30 años de tensiones entre el ejércitos y los distintos gobiernos elegidos democráticamente, el golpe de 1980 que estableció la dictadura militar de tres años de Kenan Evren marcará definitivamente un antes y un después sin el que no se puede entender el ascenso político del islamismo político de carácter más o menos moderado que ha marcado la Turquía de inicios del siglo XXI. La nueva junta militar cerró el parlamento, disolvió todos los partidos políticos y aprobó una nueva Constitución en 1982, más restrictiva y conservadora que la anterior, estableciendo además el elevado límite del 10% a nivel nacional para la obtención de representación parlamentaria como forma de limitar la influencia de la izquierda y los sectores kurdos. Este golpe se considera que no tuvo un carácter tan kemalista como los anteriores, sino que se basó más en una especie de síntesis turco-islámica, es decir, en una cierta tolerancia de valores religiosos en nexo con el nacionalismo turco como forma de combatir al comunismo y distintas formas políticas izquierdistas que estaban en auge en la década de 1970. De hecho, y aunque en teoría el golpe se daba tanto contra el auge izquierdista como contra la amenaza islamista, la represión sobre los primeros fue bastante mayor que a los segundos. Esta estrategia para muchos responde a las directrices que en aquel entonces emanaban de Washington y el bloque occidental, consistente en reforzar al islam como baluarte contra la expansión comunista y soviética en los países de credo musulmán.

Con el regreso a los gobiernos civiles a partir de 1983, se produjo el ascenso de Turgut Özal (del conservador Partido de la Madre Patria) como primer ministro. Sus políticas de combinación de los valores religiosos con la liberalización económica constituyen un importante antecedente de las políticas del AKP de Erdogan dos décadas después. Además, la dictadura militar de Evren abrió el paso al desarrollo de cofradías religiosas como la de Fethullah Gülen o a la introducción de la enseñanza religiosa en las escuelas, reforzando así los puntos de conservadurismo sobre los que se asentará Erdogan.

La victoria del nuevo partido islamista moderado fundado por Erdogan en 2001, el Partido de la Justicia y el Desarrollo, en las elecciones legislativas de 2002 con una mayoría absoluta obtenida gracias al límite impuesto por los militares del 10% supone así la culminación de un proceso iniciado con el establecimiento de la democracia en la década de 1950, una vez superado el último golpe militar suave que llevó a la destitución de Erbakan (mentor de Erdogan) como primer ministro en 1997 y a la disolución del partido que creó en la década de 1980, Partido del Bienestar o Refah. El actual presidente de la República turca ya en el cargo de primer ministro en 2003 llevó a cabo una agenda de reformas liberales bajo el paradigma de la adhesión a la UE que a priori amplió su base electoral más allá del islamismo militante y al mismo tiempo le crearon credenciales democráticas ya que fue erosionando ese papel de tutela del ejército kemalista sobre los gobiernos electos en Turquía. La evolución política del AKP erdoganista (reelegido en legislativas de 2007, 2011, 2015, 2018 y 2023, y presidenciales de 2014, 2018 y 2023) en el poder desmentirá ese inicial espejismo de un movimiento “demócrata musulmán” (comparable a la democracia cristiana de Europa Occidental), especialmente tras las protestas del Parque Gezi de Estambul en 2013, las progresivas reformas constitucionales con el fin de afianzar su poder personal, la represión iniciada tras el golpe fallido de 2016 y su paso de una política exterior europeísta hacia una “neo-otomana” y de acercamiento a Rusia o Irán.

Mapa de la primera vuelta de las elecciones presidenciales de mayo de 2023. Fuente: BBC.

La democracia en Turquía, ¿condenada a pasar de la tutela militar al autoritarismo de Erdogan?

Turquía es el país de tradición musulmana con mayor tradición democrática, lleva más de setenta años celebrando elecciones de forma más o menos regular (a pesar de las distintas intervenciones militares) y el que más ha avanzado en cuanto a igualdad y derechos entre mujeres y hombres. Al mismo tiempo, esta modernización ha sido establecida bajo la bota de un ejército y un nacionalismo turco que ha sido profundamente excluyente de las minorías, de otras identidades que no fuesen la turca islámica sunita bajo un Estado laico. Así, en la actualidad Turquía arrastra el conflicto kurdo en el sudeste, el no reconocimiento del genocidio armenio de 1915 o el conflicto con la comunidad griega en la isla de Chipre (ocupación bajo el estatus de la República Turca del Norte de Chipre).

A pesar de la apertura de esas reformas liberales y democratizadoras entre las décadas de 1990 y 2000, parece que Turquía ha pasado de la tutela modernizadora militar kemalista a esa síntesis turcoislámica derivada de la dictadura militar de Evren de 1980-1983, que en cierta medida ha establecido las pautas ideológicas que ha seguido Erdogan en su última década de ejercicio del poder (tras unas dos primeras legislaturas más liberales). A nivel geopolítico esto se traduce en un estatus bastante contradictorio y complicado para el mundo occidental como el miembro “díscolo” de la OTAN, más alejado de Washington y Bruselas pero al mismo tiempo permaneciendo en el seno de la misma, jugando así esta república centenaria un papel ambivalente en un mundo en disputa entre potencias tradicionales y potencias emergentes.


NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21.

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