CRISIS EN EL ESTE. BIELORRUSIA ATACA A LA UNIÓN EUROPEA UTILIZANDO A MIGRANTES.

por | Nov 19, 2021

Bielorrusia, la última dictadura de Europa, con su presidente Aleksandr Lukashenko a la cabeza, prosigue con su desafío a la Unión Europea provocando una crisis migratoria en sus fronteras con Polonia y Lituania, en un claro ejemplo de instrumentalización de los migrantes con fines políticos. CRISIS DIPLOMÁTICA ENTRE LA UE Y BIELORRUSIA Tras las elecciones […]

Bielorrusia, la última dictadura de Europa, con su presidente Aleksandr Lukashenko a la cabeza, prosigue con su desafío a la Unión Europea provocando una crisis migratoria en sus fronteras con Polonia y Lituania, en un claro ejemplo de instrumentalización de los migrantes con fines políticos.


CRISIS DIPLOMÁTICA ENTRE LA UE Y BIELORRUSIA

Tras las elecciones presidenciales de Bielorrusia de 2020, en las que el presidente Aleksandr Lukashenko revalidó su sexto mandato bajo fundadas acusaciones  de fraude, las relaciones entre Bielorrusia y la UE empezaron un deterioro que se vio agravado por la represión policial durante las protestas antigubernamentales de 2020-2021, el incidente con el Vuelo 4978 de Ryanair o el intento de repatriación forzosa de la atleta Kristina Timanóvskaya durante los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. A raíz de estos hechos, la Unión Europea ha impuesto sanciones económicas contra el régimen bielorruso.

En el trasfondo de esta crisis yace el vínculo entre Minsk y Moscú, con quién la UE mantiene tensas relaciones desde la anexión  ilegal de Crimea a Rusia en 2014. Ambos estados forman parte del Estado de la Unión, una entidad supranacional que aspira a avanzar hacia la integración política, económica y militar, aunque su relación tampoco ha estado exenta de altibajos, especialmente debido al temor de Bielorrusia de ser anexionada por Rusia. Es por esa razón que muchos analistas ven a Lukashenko como un títere del Kremlin -su único valedor-, y desconfían de los gestos en favor de una desescalada del conflicto que ha realizado Rusia, como rebajar la amenaza de Lukashenko de cortar el gas a Europa. Cabe destacar que, paralelamente, se está produciendo un nuevo despliegue de tropas rusas en la frontera de Ucrania, estrategia que por parte de Moscú busca  generar inestabilidad e inseguridad en la vecindad europea.

Multitudinaria movilización de la oposición bielorrusa en agosto de 2020 (Vasily Fedorsenko vía Reuters)

EL CONFLICTO FRONTERIZO

Entre julio y agosto de 2021, se empezó a observar en Irak un aumento de viajes turísticos a Bielorrusia, así como la bajada de sus precios. Al mismo tiempo, aumentó exponencialmente el número de vuelos directos desde Bagdad y Erbil (Irak) hacia Minsk, transportando cientos de pasajeros iraquíes, especialmente de las minorías kurdas y yazidíes, que regresan a Irak prácticamente vacíos. Poco después, los migrantes, engañados con promesas de una entrada fácil en la UE, son conducidos por las autoridades bielorrusas a Lituania, país que apenas cuenta con protección en su frontera. En este país báltico, la entrada ilegal de migrantes ha aumentado de 81 personas en 2020 a más de 4000 en 2021. Como respuesta, las autoridades lituanas iniciaron la construcción de una valla fronteriza, al igual que su vecina Letonia.

Imágenes de la valla fronteriza entre Lituania y Bielorrusia. (Reuters)
Imágenes de la valla fronteriza entre Lituania y Bielorrusia. (Reuters)

Sin embargo, la mayor escalada de esta crisis se está produciendo con la afluencia masiva de emigrantes a la frontera de Bielorrusia y Polonia, país que, a parte de proteger su frontera con alambradas, ha respondido al “ataque híbrido” bielorruso con el despliegue de 18.000 militares y policías, además de 8.000 efectivos del cuerpo de voluntarios. Bielorrusia, por su parte, ha sido acusada de forzar a los migrantes a cruzar la valla fronteriza, armarlos con granadas de humo y apuntar con láseres a los militares polacos para cegarlos.

Como resultado, cientos de migrantes han quedado atrapados en un “limbo” entre las líneas polacas y bielorrusas, sin alimentos, agua, atención médica o cobijo, tal y como ha alertado el Tribunal de Estrasburgo a las autoridades polacas, que han restringido el acceso a periodistas y organizaciones humanitarias.  Asimismo, desde Polonia se han ignorado las solicitudes de asilo y efectuado “devoluciones en caliente” amparadas por una nueva y controvertida ley. Hasta el momento, se han confirmado el fallecimiento de 11 personas desde que Minsk comenzó a utilizar a los migrantes como arma arrojadiza.

Militares y policías polacos controlan a los migrantes en la frontera polaco-bielorrusa en Kuznica, Polonia  (Screengrab – Territorial Defence Forces via Reuters)

LOS MIGRANTES COMO ARMA POLÍTICA

El empleo de flujos de migrantes como elemento desestabilizador, lamentablemente no es un hecho novedoso, pues podemos encontrar diversos casos recientes, con objetivos políticos, económicos y/o militares.  Cabe mencionar que la percepción de dicha amenaza puede ser totalmente subjetiva y responder a intereses políticos. Por ejemplo,  tras el ataque de Pearl Harbour durante la Segunda Guerra Mundial, el gobierno estadounidense consideró a sus ciudadanos de origen nipón como la “quinta columna” del Imperio Japonés, por lo que 120.000 de ellos fueron detenidos e internados. Otros ejemplos son la infiltración en Occidente de espías soviéticos durante la Guerra Fría o de terroristas yihadistas durante la Guerra Civil Siria.

Otro emblemático caso es el de Turquía durante la crisis migratoria en el Mediterráneo que se intensificó en 2015, que ha estado ejerciendo de “tapón” para que 4 millones de refugiados sirios y de otros países en conflicto no alcancen territorio europeo, tarea por la que la Unión Europea tuvo que ceder compensado a Ankara con 6.000 millones de euros. Esta situación le ha otorgado al presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, un gran poder de negociación frente a la UE, que no ha dudado en explotar en numerosas ocasiones para defender sus intereses.

La región de Estambul y las limítrofes con Siria son las que más refugiados acogen en Turquía. (Research Gate)

Finalmente, el caso de instrumentalización de los migrantes más flagrante, y a la vez más similar al de Bielorrusia y la UE -por crear un flujo migratorio artificial-, es el incidente fronterizo entre España y Marruecos de 2021, durante el cual el país norteafricano provocó la entrada ilegal de 12.000 personas a la ciudad autónoma española de Ceuta, a menudo bajo engaños, en represalia por la asistencia sanitaria ofrecida por el gobierno español al líder del Frente Polisario, con quien Marruecos mantiene una guerra de baja intensidad desde hace décadas.

Antigua mezquita de Bohoniki, un pequeño pueblo tártaro del este de Polonia, convertido en un símbolo de la solidaridad hacia los migrantes (Gerry Lynch)

UN RÉGIMEN ACORRALADO

Dado que el régimen bielorruso se encuentra acorralado por las sanciones económicas impuestas por la UE y por su propia crisis interna, y cuenta solamente con el apoyo de Rusia, la creación de esta crisis artificial le ha otorgado cierto oxígeno a Lukashenko a nivel interno. Mediante esta estrategia, aparte de desestabilizar a sus vecinos europeos con la entrada masiva de migrantes, con los desafíos logísticos y en materia de defensa que eso conlleva, ha logrado explotar uno de los puntos débiles de la UE: las políticas de migración

Mapa que muestra las rutas de migración desde Medio Oriente hasta Bielorrusia. (Homoatrox)


La política migratoria efectivamente es uno de los temas que mayor división genera en el seno de la Unión, tanto a nivel Este-Oeste, como dentro de cada estado miembro, y la crisis con Bielorrusia ha hecho tensar nuevamente las costuras. Sin embargo, en Bruselas cierran filas y ya se plantean financiar la construcción de muros y vallas fronterizas entre Polonia y Bielorrusia con fondos europeos, prosiguiendo con la intensificación de la militarización de las fronteras que ya se venía produciendo los últimos años. Mientras tanto, Putin, maneja desde un segundo plano en la sombra toda esta crisis, presionando a Europa a través de su aliado Lukashenko, pero a la vez como ha hecho con la crisis energética que se desarrolla paralelamente, ofrece su colaboración o mediación para resolver un problema donde tiene un importante papel y una responsabilidad. En ambos casos, parece que el acuerdo dependerá de un pacto entre Berlín y Moscú.


NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21. 

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