El continente africano se ha convertido en el nuevo epicentro del yihadismo internacional tras el declive relativo de los conflictos en Siria y Afganistán. En su informe, Manuel Paz Bernal analiza cómo las debilidades estructurales de numerosos Estados africanos —corrupción, pobreza, desigualdad, tensiones étnicas y ausencia de seguridad— han facilitado la expansión de grupos terroristas como Al Qaeda y Dáesh, que operan a través de filiales locales.
El Sahel concentra hoy más de la mitad de las muertes por terrorismo a nivel mundial, con Malí, Burkina Faso y Níger como principales focos. La presencia de JNIM y Estado Islámico del Sahel se suma a conflictos enquistados en Nigeria, donde Boko Haram e ISWAP continúan desestabilizando el noreste, y en Somalia, donde Al Shabbab mantiene un control territorial significativo. A estos escenarios se añaden el crecimiento de ISCAP en la República Democrática del Congo, la insurgencia en Mozambique y el riesgo de expansión hacia países costeros del Golfo de Guinea como Togo y Benín.
El informe concluye que África subsahariana, relegada en la agenda internacional, es hoy terreno fértil para el yihadismo global. Sus consecuencias trascienden lo regional, con efectos en la migración, la seguridad internacional y el equilibrio geopolítico del siglo XXI.
INFORME: ÁFRICA: EL PRÓXIMO OBJETIVO DEL YIHADISMO GLOBAL
NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21.